Pontevedra, 23 Febrero de 2015
El Supremo ha citado a los expresidentes Chaves y
Griñán como imputados en el caso de los ERE. Lo normal, sería dimitir y dejar
las instituciones donde cobran del erario público. Luego, defenderse ante la
justicia y si son absueltos podrán volver nuevamente con la cabeza bien alta. Quizás
más alta que antes de dimitir. Pero ni ellos han dimitido, ni les han hecho
dimitir. Y todo ello a pesar de que el secretario general de su partido dijo
que si fueran imputados deberían dejar su escaño.
Sin embargo, ahora aluden al código ético del partido para alargar la agonía. Pedro Sánchez y Susana Díaz pusieron el listón de la exigencia muy alto, incluso por encima del propio código ético del partido, sin duda pensando que no iban a ser imputados, y ahora quedan en evidencia. ¡Cuanto les cuesta a los políticos ser ejemplares con los casos de corrupción! Sobre todo con los que les afectan directamente.
El famoso dicho de no ver la viga en el ojo propio y ver la paja en el ajeno, lo llevan los políticos a rajatabla. Con las imputaciones de Griñán y Chaves todo son matices. De aquel “cuando estén imputados dejaran sus escaños”, pasamos ahora al, “cuando estén imputados y se les atribuya un delito”. ¿Es que ahora están imputados porque se les atribuye otra cosa? Tienen que dimitir para limpiar la política y por respeto a los que les pagan sus salarios; los ciudadanos. Hay que imponer por ley que los políticos abandonen sus puestos cuando sean imputados, independientemente del delito imputado. No se puede dejar a merced de un código ético partidista la limpieza y la honorabilidad de los representantes de los ciudadanos.
Sin embargo, ahora aluden al código ético del partido para alargar la agonía. Pedro Sánchez y Susana Díaz pusieron el listón de la exigencia muy alto, incluso por encima del propio código ético del partido, sin duda pensando que no iban a ser imputados, y ahora quedan en evidencia. ¡Cuanto les cuesta a los políticos ser ejemplares con los casos de corrupción! Sobre todo con los que les afectan directamente.
El famoso dicho de no ver la viga en el ojo propio y ver la paja en el ajeno, lo llevan los políticos a rajatabla. Con las imputaciones de Griñán y Chaves todo son matices. De aquel “cuando estén imputados dejaran sus escaños”, pasamos ahora al, “cuando estén imputados y se les atribuya un delito”. ¿Es que ahora están imputados porque se les atribuye otra cosa? Tienen que dimitir para limpiar la política y por respeto a los que les pagan sus salarios; los ciudadanos. Hay que imponer por ley que los políticos abandonen sus puestos cuando sean imputados, independientemente del delito imputado. No se puede dejar a merced de un código ético partidista la limpieza y la honorabilidad de los representantes de los ciudadanos.
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