lunes, 30 de noviembre de 2020

¡Un poco de rigor, por favor!

  András, 30 Noviembre de 2020


Todo lo que es indecisión en el gobierno de España, se convierte en prudencia para el gallego. Así es la política y así son los medios públicos, vendidos y sumisos al gobierno de turno. Da igual que sea a nivel estatal, autonómico o municipal, y da igual el partido que gobierne.


Si uno pretende informarse en la RTVG, verá que todo son buenas noticias, nada va mal, nada está mal planificado, todo son objetivos cumplidos, y el gobierno gallego es, poco menos que el adalid de la gobernanza. Para el ente gallego, las únicas malas noticias son las desgracias provocadas por catástrofes naturales, accidentes, el mal tiempo y todo aquello que pueda afectar a los gallegos por venir impuesto de Madrid. Eso sí, salvaguardando siempre la responsabilidad de la Xunta, que no tiene competencias cuando le toca de cerca, o asume responsabilidades cuando acierta.


Cada día, en un ejercicio de funambulismo periodístico, transforman las malas noticias que nos deja la pandemia, en ausencia de responsabilidad para el gobierno gallego. Y parece complicado segregar esa responsabilidad cuando la gestión es cien por cien de las autonomías desde el pasado verano, pero ellos lo hacen sin el menor atisbo de sonrojo.


“Cuentas sensatas y bien planificadas”, afirma el periodista que nos habla sobre los presupuestos presentados por el gobierno de Feijóo para el próximo año. Después, unas breves (y recortadas) declaraciones de los líderes de la oposición, para finalizar con el mensaje del gobierno o, en su caso, del partido que lo sustenta. La intención es clara, y responde a un plan perfectamente trazado, consistente en que la audiencia se quede con el mensaje institucional. 


Los medios privados son empresas que buscan obtener beneficios como cualquier otro negocio. Por tanto, es lícito que informen sobre lo que quieran y que defiendan una línea editorial basada en sus propias convicciones, porque nadie es aséptico. Después, será el filtro que cada persona aplique el que discrimine aquello que crea oportuno de toda la información que recibe.


Pero los medios públicos son de todos y, aunque la objetividad es una línea muy fina a la que es complicado acercarse, están obligados a hacer un ejercicio de equidistancia lo más ajustado posible, a tratar de acercarse a la información de forma escrupulosa y, cuando menos, a tener un mínimo de rigor periodístico. Al menos a no ser parciales y, en caso de serlo, que no se les note tanto, porque a veces parece que nos tratan como estúpidos.


domingo, 29 de noviembre de 2020

Las cosas van siempre a su sitio

 András, 29 Noviembre de 2020


Parece que, aunque a regañadientes, Trump ha dado finalmente su brazo a torcer y ha reconocido la victoria de Biden en las elecciones estadounidenses. Tarde, pero no podía hacer otra cosa. Con el demócrata, la intención es que todo vuelva a la normalidad, y que las estridencias y ocurrencias del republicano pasen a mejor vida. Wall Street ya celebra la vuelta a esa normalidad, igual que otros muchos actores de la vida pública mundial. 


La verdad es que nada es comparable a Trump, tenemos que considerarlo un accidente, un error momentáneo que ha durado unos años y que habrá que olvidar a pesar del daño que ha causado. Para Biden, lo importante es que la presencia de Estados Unidos en el mundo sea de nuevo lo que debe de ser, mientras que para Trump América era lo primero porque, preso del nacionalismo absurdo que le nubla el cerebro, no acertaba a percatarse de que solos no son nadie y que necesitan de los demás para ser lo que son.


A la vez que todo esto sucede, y aunque a trompicones, es probable que Pedro Sánchez logre aprobar sus presupuestos y que el gobierno de coalición tenga más vida de la esperada inicialmente. A pesar de las disputas internas, de los celos entre los dos gallos que conviven en el gobierno, la legislatura avanzará. 


Por tanto, mal que le pese a Casado, haría bien en hacer suya la reflexión de Trump y reconocer que hay un gobierno legítimo, abandonar la cueva ideológica en la que está metido y poner en práctica el brillante discurso que le dedicó a Vox en el debate de la moción de censura. Porque las cosas acaban yendo siempre a su sitio por mucho que algunos se empeñen en lo contrario.


viernes, 27 de noviembre de 2020

Precipitación

András, 26 Noviembre de 2020

 

¿No parece un poco precipitado anunciar un plan de vacunación tan detallado para la COVID-19 cuando la vacuna no está lista por estar todavía en fase de análisis clínicos?

 

Los científicos afirman que en este momento en el que se encuentran las investigaciones, a pesar de que todo apunta a que darán en la diana, lo inteligente y lo realista es ser cautos. Y es lógico, porque se basan en datos científicos, en demostraciones, en realidades, en certezas y, hasta la fecha, no hay nada seguro al cien por cien.

 

Todo lo contrario de lo que hacen los políticos, que son cualquier cosa menos cautos y realistas. Ellos viven en otra realidad, tienen que vender esperanza y de paso, tratar de apuntarse el éxito. No en vano, en todo lo que hacen se juegan su continuidad en el puesto.

 

Por eso reapareció Pedro Sánchez en una nueva comparecencia dominical, a deleitarnos con una de sus homilías prometiendo algo que no depende de él y cometiendo dos errores.

 

Uno, adelantarse innecesariamente a la ciencia en un asunto de tanta relevancia; y dos, mostrar deslealtad con los presidentes autonómicos. Porque se pone de nuevo al frente de la gestión de la pandemia sin contar con ellos, a quienes, según su propia decisión, les entregó las riendas de todo hace unos meses.

 

Es decir, el presiente del gobierno está para las buenas noticias, pero no para dar la cara en el Parlamento cada quince días cuando lo único que hay que decir es que aumentan los contagios y las muertes. ¿Qué fue de aquello de la cobernanza? ¿No hubiese sido mejor, y más prudente, pactarlo todo con los gobernantes autonómicos?

 

Está bien que el Gobierno piense en un plan de vacunación, que planifique las mejores condiciones y que trate de adelantarse a los acontecimientos todo lo posible. Pero presentar ahora un plan de vacunaciones a bombo y platillo con fechas tan concretas es demasiado precipitado, y da la sensación de que solo se busca anotarse un tanto político, sobre todo porque, para que todo eso se pueda cumplir, falta un pequeño detalle: la vacuna.

 

Publicado en PontevedraViva.com el día 27 Noviembre de 2020






 

miércoles, 25 de noviembre de 2020

El tiempo, ese juez insobornable...

András, 25 Noviembre de 2020



Para todo en la vida, el tiempo es un juez insobornable que da y quita razones. Por eso habrá que darle tiempo a Casado, para ver si confirma con hechos sus palabras. Concretamente las que pronunció en el discurso sobre la moción de censura presentada por Vox definiendo, por fin, la línea de lo que debe ser el PP. Al menos de lo que no debe ser, con un discurso muy duro contra el líder ultra, tratando de separarse y marcando su propio espacio político. Pero ahora habrá que ver si todo se materializa en hechos.


Es la primera vez que un líder del PP se posiciona tan claramente respecto de la ultraderecha, y en sede parlamentaria. Casado hizo lo que tenía que hacer,  marcar distancias con el facherío y provocar un giro estratégico que ha podido modificar a medio y corto plazo la de otros partidos. 


En sí mismo, el discurso ya es algo, porque separarse de Vox no es mala noticia. Necesitamos una derecha centrada, moderada, leal y que no ponga en duda la legitimidad de un gobierno salido de las urnas cada dos por tres. Una derecha al estilo de la alemana, no una derecha radicalizada y compitiendo por el mismo espacio electoral que la extrema derecha. Pero no nos fiemos, porque a día de hoy continúa gobernando gracias a sus votos en varias instituciones.


La verdad es que Casado no lo tenía difícil, porque el propio Abascal se retrató, demostrando que es un mal orador, con un discurso mal hilvanado y sin contenido. El meconio verbal que le sale por la boca le deja como lo que es, un populista vendedor de humo que, quizás en espacios más cortos cala, pero cuando tiene tiempo ilimitado aburre y repite una y otra vez las mismas falacias.


El PP tiene que separarse de la ultraderecha y enfocar sus objetivos hacia el centro, incluso hacia la izquierda más centrada. Ahí tiene el PP su futuro en las instituciones, incluso de recuperar el gobierno de la nación. Hoy en día, sus posibilidades pasan única y exclusivamente por aceptar el apoyo de Vox y eso no es lo que el PP debería querer. Hasta que no se den cuenta que PP y PSOE comparten una parte del electorado, no habrá manera de avanzar. 


martes, 24 de noviembre de 2020

Doble vida

András, 24 Noviembre de 2020

“Doble vida” es una maravillosa canción que Sabina escribió en 1999 (de audición muy recomendable) que cuenta las peripecias de un juez y su esposa, y que refleja muy bien lo que significa tener una doble moral en las clases adineradas; en aquellos segmentos de la sociedad en los que aparentar es más importante que lo que realmente se es. Dónde la posición social tapa todas las miserias que, en otros ámbitos de la sociedad, serían vistos como auténticos desastres.


Decía Sabina que “el juez justo y severo pone una vela a Dios y otra al demonio”. Y eso es lo que hace el PP, aparentar una cosa y ser otra bien diferente, aplicar una doble moral, un doble criterio dependiendo del lugar de la balanza en la que se encuentre en cada momento. Por eso, igual que D. Antonio, el juez de Sabina, el PP le pone una vela a Dios cuando gobierna y otra al diablo cuando está en la oposición, manteniendo la doble vida que llevan con tanto cambio de criterio. 


domingo, 22 de noviembre de 2020

EIRA DO MUIÑO

András, 22 Noviembre de 2020


 Ver para creer

Hace cuatro años, Trump prometió la construcción de un muro que separase a Méjico de EE.UU. y pretendía hacérselo pagar al país vecino. Era su medida electoral estrella, y la primera que incumplió. Cuatro años después, el único gobierno que salió a defenderlo cuando perdió las elecciones fue, curiosamente, el mejicano. Ver para creer.


Del todo a la nada


“Si llega una vacuna a principios de 2021, no solo tendremos el final de la recesión económica, sino que tendremos crecimiento económico fuerte, porque a la recuperación de la economía se sumará la alegría sanitaria y la economía se disparará”. No es necesario nombrar a quién lo ha dicho. En fin.... hay que oír de todo. Aquí pasamos del todo a la nada en cero coma... 


¡Qué las regalen!


¿En serio estamos discutiendo sobre el IVA de las mascarillas? ¡Que las regalen! ¡Que las cubra la Seguridad Social! ¿Tantas medidas, tantas ayudas, tantas promesas, y vamos a discutir ahora por algo que no llega a un euro de coste?


Todo son intereses económicos 


¿No es mucha casualidad la subida en bolsa de la farmacéutica que ha anunciado tantos avances en la vacuna del coronavirus? ¿Y no es mucha coincidencia que un día después la Unión Europea firme un contrato con ellos?  ¿No es sospechoso que, de repente, todas las farmacéuticas anuncien una vacuna para el próximo año? ¿No serán solo intereses económicos? 


No les interesa


EH-Bildu solo cuenta con cinco parlamentarios, si sus votos no son tan necesarios y, como dicen algunos, están manchados de sangre, ¿por qué no se ponen de acuerdo y nos libran de esta cantinela diaria? ¿Por qué no se dejan de vetos y pactan para no tener que depender de nacionalistas, independentistas, fachas y herederos de ETA?


(Y con razón...)


El PP critica (y con razón) que el presidente del gobierno se niegue a comparecer en el Congreso cada quince días para hacer seguimiento del estado de alarma. Pero Feijóo hace lo mismo en Galicia y la oposición le afea la conducta (con la misma razón). ¿Cuál es la diferencia? Por desgracia, ninguna. Nos empujan a decir (y con tazón) que todos son iguales, y están empeñados en demostrarlo.


La frase del año


La frase de la semana, del mes y posiblemente del año, la ha pronunciado el único que podía sacar de la cabeza una genialidad de tal calibre. No es un humorista famoso (aunque a veces lo parezca) es un político que gobierna con mayoría absoluta y que tiene a la ciudadanía de Vigo a sus pies. Es Abel Caballero y dijo que “Trump al lado de Feijóo es un bendito”. Para los que no lo hayan escuchado, les recomiendo la audición del documento, porque gana el audio pero, aunque genial, es una pena que sea mentira.


viernes, 20 de noviembre de 2020

¿Se puede pactar con EH-Bildu?

András, 20 Noviembre de 2020


¿Por qué se puede pactar con la extrema derecha y no se puede pactar con la izquierda abertzale? EH-Bildu no es solo la antigua Herri Batasuna, se trata de una coalición en la que está Eusko Alkartasuna, una alternativa que procede de la Izquierda Unida vasca y que siempre ha condenado la violencia de ETA. Y Vox es un grupúsculo amputado a la derecha “democrática” pero que siguen sin condenar la dictadura y mantienen los principios del Movimiento como su principal ideario.

 

El PP ha pactado con la extrema derecha en Madrid, en Murcia y en Andalucía, con los independentistas en el Gobierno de la nación cada vez que lo ha necesitado, y con Bildu en el ayuntamiento de Vitoria, sin que por ello haya pasado nada. ¿Por qué entonces, cuando lo hace la derecha no pasa nada, y cuando lo hace la izquierda se rompe España?

 

Efectivamente, a la izquierda abertzale hay que exigirle que hagan autocrítica y que condenen los crímenes y la historia de ETA, pero eso es algo que llevará tiempo. ¿Cuánto tardó el PP en condenar el franquismo? ¿Son por ello menos demócratas que los demás?

 

A pesar del dolor que han causado, a pesar de que se trata de un tema de una extraordinaria delicadeza, hoy en día, tienen el mismo derecho y su voto vale lo mismo que el de cualquier otro partido del arco parlamentario español. Han sido elegidos democráticamente, nos guste o no, igual que todos los demás, y sus votantes merecen el mismo respeto.

 

Y cuando hay que sacar al país de la situación en la que nos encontramos, en una crisis sanitaria y económica como nunca nos habíamos visto, en una crisis política brutal por los vetos absurdos que se ponen unos partidos a otros, por los egos de sus dirigentes que piensan más en sus intereses partidistas que en el bien común, en esa situación, es necesario pactar, y ahí los votos de EH-Bildu valen como cualquier otro.

 

No olvidemos que los pactos entre los grupos parlamentarios son para atender las necesidades de la ciudadanía. ¿Por qué en lugar de eso, nos tienen que estar metiendo el miedo en el cuerpo una y otra vez? ¿No será por su propia comodidad? ¿No será porque sacando a pasear los fantasmas de ETA y Franco les sirven de coartada para justificar el bloqueo?.

 

Por tanto, debemos considerar a EH-Bildu un partido político como otro cualquiera, con sus ideas y al que votan muchos miles de ciudadanos, tan respetables como los que votan al PSOE, a Vox o a cualquier otro.

 

Hemos estado muchos años exigiéndoles que hicieran política, que abandonasen la violencia, y ahora que lo han hecho no se puede estar constantemente recordándoles su pasado. ETA ya no está, hace diez años que han desaparecido de nuestras vidas. Ser demócrata es ser inclusivo, olvidar viejas heridas y hacer con quienes no lo son, lo contrario de lo que harían ellos.

 

Dedíquense pues a hacer política y dejen de utilizar por interés partidista a ETA. ¿O es de moralidad de lo que se trata? Porque si hablamos de la moral, no son los únicos que deben reflexionar.

 

Publicado en PontevedraViva.com el día 20 Noviembre de 2020






viernes, 13 de noviembre de 2020

Buen momento para rezar... o para empezar a creer

András, 13 Noviembre de 2020

Todos los presidentes tratan de dejar algún legado que los distinga cuando abandonen el poder. En España, se conforman con obsequiarnos con alguna que otra declaración, más o menos afortunada, y que les acaba persiguiendo al cabo del tiempo por tratarse de una mentira o alguna boutade descomunal.

 

Desde los famosos “hilillos de plastilina” de Rajoy, no se había escuchado una estupidez tan grande hasta que Pedro Sánchez pronunció en el mes de julio aquello de: “hemos vencido al virus”. Ambas expresiones, fruto del nerviosismo y con una clara intención de confundir a la ciudadanía, los dejan en evidencia a ambos.

 

El caso es que lejos de aquel mensaje triunfalista y, por supuesto, de haber vencido al virus, la España de finales de 2020 está inundada por la segunda ola del coronavirus, que ha llegado puntual a la cita y con más fuerza que la primera.

 

Técnicamente, y para ser exactos, el virus no ha vuelto, porque no se había ido. Estaba aquí y aquí seguirá, con cotas de efectividad superiores a las del resto de Europa y con las Comunidades Autónomas haciéndose cargo de la situación por decisión de Moncloa porque, en una nueva demostración de lo buen prestidigitador que es, Pedro Sánchez se ha quitado el muerto de encima aprobando por un largo periodo de tiempo el estado de alarma, y les ha pasado la patata caliente a los presidentes autonómicos.

 

Con el susto inicial, responsabilizarse del asunto era algo que se podría haber aprovechado, incluso electoralmente. La gente estaba en shock, y el presidente salía cada semana a deleitarnos con sus sermones dominicales, con cara compungida y voz engolada. En cierto modo, la pandemia fue un salvavidas para un gobierno débil que parecía que no iba a tener mucho tiempo de vida. ¿Quién se atrevería a ir contra él en estas circunstancias?

 

Desde entonces, muchos contagiados, demasiados muertos, mucha desorganización y más descoordinación general. Poca decisión en la toma de  medidas, muchas repetidas con pequeños matices y, sobre todo, poca efectividad. Lo último en llegar, tras el toque de queda, ha sido el confinamiento perimetral a la carta. Cada uno escoge si lo aplica o no, y ahí surge de nuevo el descontrol generalizado.

 

En Galicia tenemos 60 municipios en esta situación, pero a la vez, en cada uno de ellos, las restricciones son diferentes, lo que provoca que no sepamos dónde podemos ir, qué podemos hacer, dónde podemos ir a un restaurante o dónde podemos visitar a la familia. Un panorama nada alentador.

 

Más allá de las desavenencias políticas entre las administraciones, ¿en realidad creen que este confinamiento perimetral en el que, por ejemplo, salvo en las zonas más afectadas sobre las que se mantendrán más controles, se podrá transitar sin limitaciones, se producirá una contención de la expansión del virus?

 

Ojalá sea así, pero la sensación es de improvisación, porque ni ellos mismos saben muy bien qué se taren entre manos. Este es un buen momento para rezar o para empezar a creer... en algo.

 

Publicado en PontevedraViva.com el día 13 Noviembre de 2020





domingo, 8 de noviembre de 2020

EIRA DO MUIÑO

András, 08 Noviembre de 2020 


El virus es más listo que los gobernantes


Si el virus no diferencia entre izquierdas y derechas, entre los del norte y los del sur, si no diferencia entre razas, nacionalidades o hemisferios, ¿por qué España está a la cabeza de contagios y muertos en el mundo? ¿Es que el virus nos tiene manía, o es que se mueve bien en una zona donde perdemos más tiempo discutiendo que luchando contra él? ¿Será que ha visto las debilidades de nuestros gobernantes?


Los únicos puros


A diferencia de lo que parecía, Abascal no se tiró a una piscina si agua en la moción de censura. Tenía una estrategia consistente en dar la sensación de que todos son iguales y que España está hecha unos zorros, para que la gente se hastíe, y para que sus votantes vayan cogiendo fuerza y aumentando por la desesperación de agarrarse a lo único que parece preocuparse por España. ¿Quería Vox por tanto la abstención del PP o buscaba realmente la pureza de ser la única alternativa de la derecha? ¿Buscaba quedarse solo en el panorama político? ¿Responde a una estrategia para aparecer como el único salvador de España?


Explíquense bien


Acusan desde la Xunta Sánchez de rebajar las inversiones en Galicia por los compromisos que tiene con “otros”. Por aquello de conseguir la aprobación de los presupuestos generales del estado y otras cosas. Vamos, que tiene que pagar los peajes que le permitan mantener el apoyo parlamentario. ¿Pero eso no es lo que hizo Rajoy regalando cientos de millones a los vascos en un intento desesperado de mantener el poder poco antes de la famosa moción de censura? Deberían explicar bien las cosas, porque sino, algunos se pueden dar a equívocos.


Soportar la presión 


La bronca política sigue. No al nivel de antes de la aparición del virus, pero todavía hay quien no sabe hacer otra cosa. Es razonable que exista debate dentro de cada comunidad autónoma y entre ellas, incluso lo es que difieran con el Gobierno de la nación. Pero deberían diferenciar entre dos tipos de debate. El interno, que tiene sentido siempre y cuando sea para mejorar. Y el debate externo, que traslada a la opinión mundial una imagen de descoordinación y descontrol. En situaciones de crisis como la que nos está tocando vivir, se ve quien soporta y quien no soporta la presión y, en este sentido, algunos están dejando sus costuras a la vista con tremenda facilidad.


viernes, 6 de noviembre de 2020

Destrucción

András, 06 Noviembre de 2020


Al ser humano le caracteriza, entre otras cosas, su irresistible afán de destrucción. Desde siempre se ha dedicado a destruir todo lo que se encontraba a su paso con al menos, dos motivos principales. Primero demostrar poder, y segundo volver a construirlo. Lo malo es que algunas veces lo que rompe no tiene solución y, precisamente por eso, somos la especie más peligrosa para el planeta.

 

Organizamos guerras para destruir naciones enteras y ganar dinero reconstruyéndolas. Llenamos el mundo de enfermedades nuevas para hacer negocio vendiendo la pócima mágica que nos haga inmunes. Así somos, capaces de lo mejor y de lo peor, siempre viendo negocio en todo, incluso en la ruina y en la muerte.

 

Por eso, cada cierto tiempo tiene lugar alguna catástrofe (natural o provocada) para limpiar el planeta de los más débiles y aprovechar para que los poderosos incrementen su poder. Y todo ello invocando la excusa de ser el único bicho racional de la tierra.

 

En España también sabemos mucho de destruir. Destruimos todo lo que se nos pone a tiro, porque destruir es el deporte nacional, y cada vez que se puede, lo practicamos sin problema. El motivo es lo de menos.

 

La excusa ahora es la pandemia y las medidas que los gobiernos autonómicos están adoptando para luchar contra ella. El estado de alarma, el toque de queda, todo vale para salir a la calle y protestar, que ha pasado ser ser un valiente y digno acto para manifestar la libertad de expresión, a convertirse en la más desdeñable, abyecta y rastrera forma de sacar el instinto destructor que algunos llevan dentro.

 

Agazapados entre la multitud y en nombre única y exclusivamente de ellos, se les da por romper cosas, destrozar el mobiliario urbano, destruir comercios, y robar todo lo que se encuentran a su paso. Eso sí, sin dar la cara, siempre tras un pasamontañas, para demostrar su valentía y arruinar la vida de quienes nada tienen que ver en todo esto y cuyo único delito es ser disciplinados y pacientes con la situación.

 

Sinceramente, no acabo de entender la relación que existe entre la libertad de expresión y la violencia. No entiendo porqué es necesario destrozarle la vida a otros para expresar uno sus diferencias con quienes toman las decisiones. ¿No decían que tenemos la juventud más preparada de la historia? ¿O también exageraban en esto?

 

Publicado en PontevedraViva.com el día 06 Noviembre de 2020







domingo, 1 de noviembre de 2020

Normalidad institucional

András, 01 Noviembre de 2020 

Evitar la crispación es una responsabilidad de los gobiernos, es cierto. Pero no es menos cierto que evitar que el Jefe del Estado viaje a ciertos sitios para no molestar a quienes no lo consideran legítimo representante, es un enorme error porque, quizás sin quererlo, les están cargando de argumentos y justificaciones para continuar con sus reivindicaciones. 


Se equivoca el Gobierno condicionando la agenda del Rey para no molestar a quienes tienen como principal objetivo la ruptura de la nación, porque trasladan una imagen de servilismo y dan la razón a quienes van contra dirección. 


La visita del Rey a cualquier punto del país no es más que un acto de normalidad institucional. Todos debemos atacarlo y respetarlo como demócratas, porque todo lo que no sea así, será limitar la democracia. Cuando España sea una República, lo que ahora hace Felipe VI lo hará el presidente de la República y la normalidad democrática e institucional deberá ser la misma. Ser demócrata es ser respetuoso con lo que la mayoría que vota. A veces la izquierda debe recordar esto.