viernes, 25 de febrero de 2022

Pésima noticia para la democracia

 András, 25 Febrero de 2022

Cuando pensábamos que estábamos a las puertas de una guerra en Ucrania, salió el PP para desviar la atención y acaparar nuevamente toda la atención informativa. El fuego cruzado de mortero y los primeros misiles tierra aire no salieron del bando ruso, sino de Génova hacia Sol, y ahora estamos en horas de recuento de daños materiales y víctimas personales.

En efecto, tras meses de amenazas veladas, se han desatado las hostilidades y ha estallado la guerra en el PP. Y no es una guerra cualquiera, sino una guerra provocada y alimentada desde la propia cúpula que, de momento, se ha llevado por delante al portavoz nacional, al secretario general y al propio presidente del partido. Este último, en diferido, como indica la tradición pepera. Digamos que los que han querido eliminar a un enemigo interno, han salido con los pies por delante.

La verdad es que, si uno actúa desde el forofismo, disfruta de momentos como estos, y si es de izquierdas más. Porque ver a tu gran adversario destrozándose sin motivo aparente, tratando de cargarse a los líderes emergentes, poniéndose palos en sus propias ruedas y, en definitiva, haciéndose el harakiri, no es una mala noticia para los intereses propios.

Sin embargo, si además de progresista eres demócrata convencido, crees en la alternancia en el poder y piensas que un centro derecha moderado es lo que necesitamos para mantener al estado cohesionado, conservar los principios constitucionales y, en buena medida, garantizar la continuidad de un estado preñado de enemigos, la noticia del despellejamiento que se está produciendo en el principal partido conservador es, sin duda alguna, una pésima noticia.

En todo caso, la forma en que lo están haciendo no podemos decir que sea una sorpresa. Como en el mejor de los guiones a los que nos tienen acostumbrados pero, en este caso, con todas las variables juntas. Celos de poder, corrupción, amiguismo, trato de favor... En definitiva, las típicas corruptelas de la derecha, pero a lo grande y con el único objetivo de pelearse por su propio poder orgánico. Tan retorcido, que cuesta creerlo.

Lo cierto es que todo esto nos da un poco la medida de lo que supone tener el poder en un partido, no digamos ya en el Gobierno de la nación. Si están dispuestos a esto, o es que lo que se juegan es muy grande, o que los que se lo juegan son muy tontos. Yo estoy en ambas teorías. El poder es enorme, y los que aspiran a él, muy tontos. 

Publicado en PontevedraViva.com el día 25 de Febrero de 2022



viernes, 18 de febrero de 2022

¿Intereses generales o partidistas?

 András, 18 de Febrero de 2022

El señor Fernández Mañueco, ha demostrado una capacidad sobrenatural para adivinar el futuro leyendo las caras. No las de Bélmez, sino la de Francisco Igea. Y fue precisamente en una de esas observaciones profetizadoras, donde Mañueco pudo ver que el de Ciudadanos tramaba conspirar contra él con una moción de censura.

Por eso, como medida preventiva, puso en marcha el circo del adelanto electoral, aunque fue Génova quien realmente tomó la decisión. Mañueco solo puso la cara, que no es poco. En este caso la suya, no la de Igea.

En realidad, Mañueco no es más que un muñeco en manos de la dirección del partido, y su enemigo no era Igea, sino Egea, que es el responsable de este desaguisado en el que ha metido al partido y al propio gobierno regional.

Ahora, tras la celebración de los comicios, y sin que el PP haya obtenido el resultado esperado, es decir, sin que se hayan cumplido los pronósticos de Teodoro, en un ejercicio de cinismo solo a la altura de su incompetencia, es el propio Egea quien se atreve a pedir un gobierno estable, pero con Mañueco como presidente, olvidando que para eso necesita pactar con alguien porque las matemáticas son tremendamente tozudas.

Y, de nuevo en la casilla de salida, le tocará a Mañueco volver a dar la cara para explorar las dos únicas opciones que tiene que, en realidad, es una: o logra la abstención del PSOE, o pacta con Vox. ¿Quién se atreve a pronosticar?

Los más cautos, a pesar de que no tenemos la capacidad para leer las caras como Mañueco, sabemos que el PSOE, aun admitiendo los peligros que encarna Vox, dejará que el PP se estrelle para poder acusarle de meter a la extrema derecha en las instituciones. ¿Por qué? Porque únicamente piensa en el partido.

Pero también sabemos que el PP, a sabiendas de que un pacto con el PSOE es lo más razonable, lo moderado y lo prudente, ni siquiera lo propondrá, porque lo consideraría una traición a sus electores, sobre todo a los situados más a la derecha. ¿Por qué? Por lo mismo que el PSOE, por intereses partidistas.

Por tanto, llegados a este punto, con ambos partidos pensando antes en sí mismos que en los intereses generales, y teniendo en cuenta que el ejercicio del poder, en sí mismo, es incompatible con la inestabilidad, si el PP quiere un gobierno estable para Castilla y León, tendrá, necesariamente, que contar con la complicidad de Vox, o repetir las elecciones.

Sin embargo, en el PP lo niegan y como excusa dicen que ellos solo piensan en los intereses de los ciudadanos. ¿Cómo nos pueden decir, a estas alturas, que el Partido Popular no toma decisiones en función de los intereses de partido? Sobre todo, después de la situación que ellos mismos han creado, echando leña al incendio de la crispación y la ira, fomentando el guerracivilismo, agrandando la idea de las dos Españas.

Después de haber hecho todo lo posible por machacar la opción centrista y dar salida a un gobierno con un partido regresivo, después de todo este lío que han ayudado a alimentar, ¿es de recibo que vengan ahora a decirnos que solo piensan en los ciudadanos? No es creíble, señores.

Publicado en PontevedraViva.com el día 18 de Febrero de 2022


viernes, 11 de febrero de 2022

¿Cabe mayor dislate?

András, 11 Febrero de 2022 

La verdad es que las sesiones del Congreso se están convirtiendo en un auténtico vodevil, una especie de representaciones teatrales humorísticas en las que sus señorías interpretan el papel del tonto útil. Es una pena que estas funciones se realicen a costa del erario público porque, de no ser así, sería un auténtico placer disfrutar de las carnavaladas en prime time.

¿Recuerdan aquella reforma laboral tan polémica aprobada por un gobierno del PP que el PSOE prometió derogar? Pues la pasada semana salió adelante una variante de la ansiada anulación, y en un guion casi imposible de imaginar, fue un diputado del PP quien, en el tiempo de descuento y sin querer (porque erró al elegir entre dos teclas), le concedió la victoria al Gobierno de Pedro Sánchez.

¿Cabe mayor dislate, bochorno, vergüenza, sonrojo, asombro…? A fin de cuentas, solo se les pide pulsar un botón, saber contar hasta 349 y hacer un par de sumas. Pero ni eso. Asistimos una vez más a la materialización de tener a los más torpes como representantes de 45 millones de españoles.

Tenemos diputados que no saben lo que votan porque no leen las resoluciones, otros que se equivocan y se excusan en el programa informático para escurrir el bulto, a una presidenta del Congreso quien, no lo olvidemos, es la tercera autoridad del Estado, que se precipita y anuncia un resultado erróneo. En fin… un auténtico desastre. Como tantas veces, la España que tan bien ha definido Valle-Inclán, la del esperpento, la de la picaresca, ha vuelto a ponerse de manifiesto.

En todo caso, más allá de lo anecdótico, lo que subyace siempre que ocurren estas cosas, es el debate entre la labor del diputado y las famosas órdenes de partido. En un sistema mixto como el nuestro, siempre se nos van a plantear estas situaciones. Si el acta es individual, pero se vota lo que decide el partido, ¿por qué cada uno no emite un único voto que represente al número de diputados que ostenta, y evitamos bochornos similares y de paso nos ahorramos más de 300 salarios?.

La idea de que cada diputado defendiera en el Congreso las promesas que realiza a sus electores debiera ser lo normal. El problema es que no ocurre así, y que se escudan en la conciencia individual como excusa del transfuguismo, o en las órdenes de partido para agradar al jefe y aferrarse al puesto, según les convenga.

En definitiva, lo realmente triste es que una legislación tan importante como la laboral, finalmente haya salido delante de una forma tan chapucera. Pero es lo que hay.

Publicado en PontevedraViva.com el día 11 de Febrero de 2022

 


viernes, 4 de febrero de 2022

Cutre, caduco y trasnochado

 András, 04 de Febrero de 2022

No voy a negar que el tema de Eurovisión me agota, y que estoy deseando que surja la polémica para saltar a la palestra. Por eso no me resultó una sorpresa la absurda controversia que se ha producido en torno a la elección del representante español para la próxima edición.

Los que somos de la generación que sufrió Eurovisión en la infancia, y que recordamos aquella musiquilla de cabecera como una especie de nostalgia de Europa, que nos recordaba lo lejos que estábamos del progreso, sabemos de lo que estamos hablando.

Particularmente, reconozco que me he dedicado a despotricar contra Eurovisión, porque lo he considerado siempre un concurso nefasto, alejado ya no solo de cualquier intento de propagación cultural, sino de cualquier forma de diversión mínimamente decente.

Sin embargo, al contrario de lo que algunos pensábamos respecto a que Eurovisión era un festival cutre en el que la gente iba a divertirse y a disfrutar de la música, resulta que no es así. Bastaba una excusa ridícula para que los políticos se metiesen por medio y lo convirtiesen en un asunto de dignidad nacional, de patriotismo, y casi en una cuestión de Estado.

Por no hablar de aquellos que tienen la costumbre de politizarlo y darle un toque ideológico a todo. Unos para hacer del asunto una cuestión feminista, otros, para utilizarlo como reivindicación de la independencia, y hay también quiénes lo han convertido en una cuestión racial. En fin... cada loco con su tema.

Lo que es indudable es que este caduco refrito trasnochado hace tiempo que ha dejado de ser un asunto musical, para convertirse en una pantomima del pasado. No hay más que ver la bajísima calidad musical que se exhibe. Sin embargo, como siempre que se mete por medio la cuestión política, la cosa puede salir por cualquier lado, incluso para dejar de ser lo que originalmente era. Estamos pues, ante otro nuevo ejemplo de que la política en España lo invade todo y, normalmente, para empeorarlo.

Aunque, para ser justos, la politización de Eurovisión no es nueva. Ya se politizaba en el pasado con los votos de cada país, tratando de ver algo más allá que el propio voto. Lo que pasa, es que de aquella politización casi geopolítica, hemos pasado a un debate en clave interior, de política nacional. Y ahí ya no hay límites.

Por eso algunos se rasgan las vestiduras exagerando, comprando a Tanxugueiras con Serrat y poniéndolas al mismo nivel que los cantantes perseguidos por el franquismo. Si de propuestas desfasadas se trata, yo sugiero que se celebre en Touro, que lo presente Gayoso, y que la preselección la haga Piñeiro.

Verdaderamente, estamos perdiendo el norte, y todo por un concurso cutre, caduco y trasnochado. 

Publicado en PontevedraViva.com el día 04 de Febrero de 2022