viernes, 31 de diciembre de 2021

Vuelta a la casilla de salida

András, 31 Diciembre de 2021


Hemos vuelto a la casilla de salida. Los contagios se multiplican de nuevo, y hemos tenido que dejar de lado el optimismo que se había generado, para volver al inicio. Empezando por el propio Gobierno, que tras anunciar en varias ocasiones el final de la pandemia, la inmunidad de grupo y la recuperación económica, vuelve a sus orígenes para ponerse nuevamente de perfil en la gestión de la tremenda crisis sanitaria que nos azota.


La incidencia acumulada se dispara, y posiblemente en las primeras semanas de enero tengamos cifras escandalosas. En todo caso, arrancamos esta nueva etapa con la firme decisión del presidente de Gobierno de no ponerse al frente de esta situación para no arriesgar un ápice de coste político; y con el angosto espacio que dejan las sentencias del Tribunal Constitucional, que dejaron muy claro que es lo que no se puede hacer.


¿Y qué es lo que no se puede hacer? Básicamente dos cosas, imponer ningún tipo de restricción que no pase por el artículo 116 de la Constitución y, además, que las que afecten a derechos fundamentales, al amparo del citado artículo, no pueden ser delegables a las comunidades autónomas. 


En definitiva, lo que no se puede hacer es justo lo que fueron los dos grandes pilares de Pedro Sánchez en la estrategia de gestión del principio de la crisis. Y, posiblemente, este sea el motivo por el cual el presidente reza para que la evolución de esta nueva ola no obligue a ir nuevamente a algún tipo de estado de alarma.


Que tengamos un estado descentralizado no es excusa para que la gestión de un asunto tan excepcional no sea liderado por el gobierno de la nación. El presidente no se puede limitar a reunir a los presidentes autonómicos, y como medida estrella, proponer el uso de la mascarilla en exteriores.


Aquí, como siempre, vamos dando bandazos. Unos para no lesionarse mucho políticamente, y otros para dañar al contrario. Pero nadie suma, todos restan, y la ciudadanía en medio, contagiándose, arruinándose y, sobre todo, despistándose.


¿Por qué no se ha desarrollado una ley de salud pública para dar cobertura legal a las medidas que sean necesarias? ¿Por qué siguen siempre pensando en pequeño y no a lo grande? ¿Cuáles son las razones concretas por las que el Gobierno se niega a legislar en esta materia? Vamos para dos años de pandemia y seguimos igual, en la casilla de salida. 


Publicado en PontevedraViva.com el día 31 de Diciembre de 2021



viernes, 24 de diciembre de 2021

Casado prueba de su medicina

András, 24 Diciembre de 2021


Está claro que ahora mismo, para la derecha española, Ayuso se ha convertido en la mujer que representa los valores conservadores más castizos y tradicionales. Ayuso es aplaudida allá por donde va, eclipsando no solo a los demás líderes regionales, sino también al mismísimo presidente de su partido. Su aparición en el congreso regional del PP andaluz donde, lejos de pasar desapercibida se convirtió en la estrella oscureciendo la imagen del propio anfitrión, es buena prueba de ello.


Ayuso se dedica a desafiar a la dirección de su partido con un discurso ganador y desacomplejado. Eso es evidente. Frente a ella, nos encontramos a un líder empequeñecido y acomplejado, deslumbrado por el halo que la presidenta madrileña proyecta. 


Ella parece haber dado con la tecla ganadora, y está dispuesta a explotarla todo lo que pueda, y precisamente por eso la gente la quiere, por su desparpajo sin complejos. 


Por el contrario, Casado se ha abonado a los discursos a la defensiva y eso, probablemente sin que él lo pretenda, no es más que la demostración de quién se siente perdedor. Él mismo se está convirtiendo en el principal valedor de la que puede ser su asesina política, y lo demuestra enfrentándose a quién, oficialmente, no tiene aspiraciones nacionales, reconociendo con sus complejos, que no se ve con capacidad para ganar las elecciones. Por ese motivo, el agrandamiento de la figura de Ayuso, es inversamente proporcional a la velocidad a la que mengua la de Casado.


Se puede discutir su mensaje, se pueden analizar sus carencias e incluso se debe cuestionar su populismo. Pero de lo que no cabe duda es que se trata de una mujer con tirón, que engancha y que tiene un discurso ganador.


Que Ayuso sea muy limitada, que tenga una gestión nefasta, que actúe de forma prepotente, que esté dañando seriamente servicios como la educación o la sanidad pública, o que sea profundamente desleal con la dirección del partido, con una estrategia consistente en dañar al presidente del partido para que no gane las elecciones y presentarse al día siguiente como la salvadora de todo, es lo de menos para los seguidores de la derecha.


En realidad, Ayuso no está inventando nada porque le está aplicando a Casado la misma medicina que él mismo fomenta. Aquella que consiste en desear a quien tiene el poder que todo se rompa para presentarse como el solucionador de todo.


Publicado en PontevedraViva.com el día 24 de Diciembre de 2021



viernes, 17 de diciembre de 2021

Que vuelva la censura

András, 17 Diciembre de 2021

La chulería a la que nos tiene acostumbrados el diputado Gabriel Rufián no es de recibo. Tampoco lo es la costumbre que tiene de mostrarse como un auténtico sobrado ante los medios cuando es interpelado en alguna comparecencia pública. El independentista catalán, tiene la costumbre de tapar con el desprecio y la altanería su falta de argumentos y las carencias que atesora.

Pero no es el único, hay más políticos que han protagonizado comparecencias que deberían avergonzarles. La mayoría de ellos, como miembros de organizaciones poco democráticas, olvidan que el resto de la sociedad vive en una democracia plena y que, incluso en la comunidad de vecinos más humilde, todo se decide por elección de todos los que en ella viven.

Por eso, demasiadas veces ya, cuando los ponen en evidencia delante de un micrófono, se permiten el lujo de evadir las preguntas, ningunear a los profesionales que se las hacen y, de paso, despreciar a la ciudadanía y, por extensión, a la mismísima democracia. Y por eso diversos grupos parlamentarios, incluidos los del Gobierno, solicitaron que se tomen medidas contra aquellos periodistas que, a su juicio, generan un clima de tensión con su comportamiento.

Lo que definen como “su comportamiento” no es más que el ejercicio de la libertad de información. Los medios de comunicación están para informar a la gente y para poner en dificultades a los políticos, pero no con el ánimo de destruirles, sino con el legítimo y democrático fin de hacer un mínimo de escrutinio a su política y a su gestión.

Pero la culpa de todo no es de ellos, sino de los propios medios, que han aceptado la consolidación de las ruedas de prensa sin preguntas, han permitido las declaraciones a través del plasma, toleran la publicación de la información sesgada que los propios partidos les ofrecen de sus mítines y, sobre todo, han tragado con la ausencia de respuestas.

Los políticos tienen el deber y la obligación de responder y de ofrecer toda la información y las explicaciones que le sean demandadas. Pero no por deferencia a la prensa, sino porque se deben a la ciudadanía que representan. Posiblemente, si pudieran, implantarían la censura sin tapujos.

Publicado en PontevedraViva.com el día 17 de Diciembre de 2021


domingo, 12 de diciembre de 2021

Negros nubarrones

András, 12 Diciembre de 2021


Ha arrancado el último mes del año con dos problemas muy serios amenazando sobre nuestras cabezas. El virus y los precios. El primero, que sigue complicándonos la vida con sus mutaciones. Y los precios, que no paran de subir y subir, en una espiral absurda que amenaza la ya dañada economía de la ciudadanía. 


Ambos suponen una grave amenaza para todos, pero los dos suponen también un enorme traspiés para el Gobierno, ensombreciendo aquel idílico panorama que nos pintaban desde la Moncloa cuándo, según el propio presidente, a partir de agosto el virus sería un mal recuerdo gracias a la vacunación, la recuperación económica saldría a nuestro encuentro y la lluvia de millones que llegaría desde Europa, harían el resto.


Sin embargo, seis meses después no parece que estemos mucho mejor. La inflación se dispara, los precios crecen a pasos agigantados casi cada día, las previsiones económicas del Gobierno no las comparte nadie, y el virus, con su nueva variante, supone un nuevo desafío para la ya dañada economía del país.


Ya sabemos cómo se las gasta y cómo influye sobre el tejido económico y el consumo en general. Cada vez que aparece, la bolsa cae, los precios se disparan, el turismo se contrae, y las empresas sufren un enorme traspiés. 


Por otra parte, a pesar de que el 90% de la población está ya vacunada, la tan ansiada inmunidad de grupo que nos habían vendido sigue pareciendo una quimera. Ahora resulta que las vacunas actuales no protegen totalmente del contagio y, además, su eficacia ante la proliferación de variantes, resulta bastante dudosa.


Pero si lo importante ahora es que se atajen rápido los contagios para que no se nos compliquen las navidades, podemos estar tranquilos, porque ha dicho el portavoz del partido socialista que si el incremento de los precios llegase a afectar a las familias, ya se ocuparía el Gobierno de actuar de inmediato para protegerlas. 


Cómo se nota que a él no le afecta el encarecimiento de los precios que se viene produciendo desde el verano. O puede que sí le afecte, pero que viva en esa realidad paralela en la que se suelen instalar los políticos.

viernes, 10 de diciembre de 2021

El espíritu de la Constitución

 András, 10 Diciembre de 2021

En el día de la Constitución, el presidente del Gobierno dijo que lo mejor que se puede hacer por ella es cumplirla "de pe a pa". Evidentemente, no pensaba lo que estaba diciendo. Quizás movido por esa tremenda facilidad que tienen los políticos para cambiar el discurso en función de las circunstancias, incluso dependiendo del interlocutor que tienen delante, pero decir una cosa y la contraria sin ruborizarse, es una habilidad que muy pocos tienen. 


Un día defienden la Carta Magna y al siguiente se alinean con quienes pretenden su derogación. Pero al otro prometen una reforma profunda para, finalmente, asegurar que lo que hay que hacer es cumplirla "de pe a pa".


La Constitución se ha convertido en un texto que los partidos políticos utilizan para atizarse entre ellos. Unos, con el engañoso discurso de la herencia franquista, y los otros con el no menos falso argumento de que no se puede tocar. Ninguno tiene razón, porque ni la Constitución es una herencia de la dictadura, y mucho menos intocable. De hecho, necesita una reforma en condiciones que la adapte a los tiempos actuales.


Sin embargo, lo primero que habría que hacer es acercarla a la ciudadanía, porque una cuarta parte de la población no la conocen, y posiblemente el porcentaje de quienes no la han leído sea muy superior. No digamos ya quienes no saben cómo y porqué llega la Constitución a nuestras vidas. Por tanto, antes de hablar de reformas, se debería de hacer un ejercicio de pedagogía global, una especie de remake, ahora que están tan de moda, y convertir la Constitución en una asignatura para cada etapa de la vida de un estudiante.


Es verdad que, posiblemente por voluntad de los propios redactores, se trata de un texto tremendamente ambiguo, que en muchos de sus puntos ha admitido y amparado reformas legales que no estaban en su espíritu, y que en otros casos no ha podido hacerlo porque las ambigüedades no eran suficientes y, también, porque los mecanismos para su modificación son muy dificultosos.


Pero es precisamente esa ambigüedad la que fomenta que cada partido político quiera hacer con ella lo que le venga en gana, y que cada uno tenga su propia interpretación. Todos quieren decir que quienes representan su espíritu, son ellos, y ese es, en esencia, uno de los problemas de esta Constitución, que está despojada de espíritu propio, en la que se hacen muchas proclamaciones aunque, la mayoría de ellas, muy vagas.


Publicado en PontevedraViva.com el día 10 de Diciembre de 2021



domingo, 5 de diciembre de 2021

De vuelta al olvido

András, 05 Diciembre de 2021

España ha entrado en un carrusel de concentraciones, huelgas y protestas. Era visto que la cosa acabaría así. Tantas subidas de precios tenían que acabar haciendo mella en los profesionales más afectados. En realidad, las consecuencias las sufrimos todos los consumidores, pero solo los más vulnerables se atreven a salir a la calle para exigir soluciones.


Lo cierto es que hay conflictos de todo tipo, porque no es lo mismo el conflicto clásico del metal de Cádiz, con los sindicatos enfrentados a la patronal, que el de los funcionarios de la Policía, o lo que pueda suceder con los transportistas  o los trabajadores del campo por el precio del gasóleo. 


Y, por supuesto, no es lo mismo una huelga para presionar a los empresarios de turno, que un paro patronal para presionar al Gobierno. En lo que se parecen, y les une, es en las protestas en sí mismas y lo que ello supone de desestabilización global para la sociedad. 


Hay que ver qué rápido se olvida todo aquí. Vamos dando bandazos y nos encanta el momento, la foto, el instante. Vivimos del momento concreto, tenemos muy poca visión de futuro. Somos de memoria corta, y el pasado, solo lo recordamos para atizarnos o amenazar con repetirlo. 


¿Recuerdan cuándo se aplaudía a los transportistas, o cuándo se decía que los productores agrícolas y ganaderos eran unos héroes porque mantenían los lineales de los supermercados abastecidos? Pues todo eso ya es historia. La pandemia ya no amenaza como antes, y ahora ya nadie se acuerda de ellos. Las cosas están volviendo a su cauce, y los agricultores relegados de nuevo al olvido.

viernes, 3 de diciembre de 2021

¿Resultados o méritos?

András, 03 Diciembre de 2021

España es el país de la Unión Europea con mayor índice de abandono escolar. Esto, que es un dato objetivo y viene siendo así desde hace décadas, debería de avergonzarnos a todos, además de ser un motivo de exigencia, para que nuestros gobernantes lo resolvieran de alguna forma a la mayor brevedad.

En materia de educación estamos siempre con los mismos debates sobre el modelo que tenemos y, sinceramente, después de tantos años de democracia, hemos salido casi a reforma educativa por legislatura, y a estas alturas no estamos mejor que antes porque seguimos acumulando los mismos deberes pendientes por hacer. Los únicos cambios introducidos han sido siempre los ideológicos por parte del gobierno de turno.  

Básicamente, hay dos formas de entender la enseñanza. Los que defienden la educación resultadista, basada en la obtención de una nota de corte para saber quién aprueba y quién no. Y los que se decantan por una educación sostenida por los méritos, donde un resultado numérico no puede ser el único baremo que decida quién es apto y quién no, dejando al criterio de los profesionales de la enseñanza la decisión, a través de una evaluación continua y los conocimientos globales que cada alumno va adquiriendo a lo largo del curso.

Es cierto que un estudiante puede tener un mal día y suspender un examen sobre una materia para la que está perfectamente preparado y atesora conocimientos suficientes. Pero no es menos cierto, que alguna forma de evaluación y de selección tiene que haber. Es necesario medir el progreso de la enseñanza, y poder comprobar que lo que se ha enseñado, efectivamente, se ha aprendido.

Posiblemente habría que definir algo intermedio, un sistema en el que ambos modelos puedan convivir, cogiendo lo mejor de cada uno. Pero aquí tenemos un problema mayor, y es la dificultad de los gobernantes para ponerse de acuerdo, anticipando siempre los intereses partidistas a los generales. Por todo ello, lo único claro es que el camino que lleva la educación en España es el de mediocridad, cada vez más alejados de los países punteros europeos.

Publicado en PontevedraViva.com el día 03 de Diciembre de 2021