domingo, 26 de abril de 2020

¿Igualdad laboral de qué?

András, 26 Abril de 2020

El coronavirus ha traído la muerte física y la muerte laboral. Miles de personas han perdido sus empleos durante el mes de abril, los ERTE se han convertido en una práctica habitual como mal menor de la ya de por sí maltratada clase trabajadora. Incluso los sindicatos aplauden una medida que, de no aplicarse, todavía sería peor el batacazo al empleo en este país. Despidos, finalizaciones de contratos, rebajas salariales, freno a las nuevas contrataciones y, sobre todo, y por si no fuera suficiente, miedo, mucho miedo a lo que vendrá después. 

Puede que suene simplista pero, de nuevo, los únicos que no van a ver mermadas sus capacidades laborales ni salariales serán los funcionarios. ¿Alguien sabe de alguna empresa pública que haya hecho un ERTE? Se sigue hablando de oposiciones y, en poco tiempo, volverán a pedir una actualización salarial como pasó con la anterior crisis. ¿Todavía tratamos de equipararnos laboralmente? ¡Que no nos hablen de igualdad laboral, por favor!

viernes, 24 de abril de 2020

No tenemos equipo para este partido

András, 24 Abril de 2020

¿Tenemos el peor Gobierno en el peor momento? ¿No da la sensación de que no contamos con un Gobierno unido, y que van por detrás en las medidas que se están adoptando? Las peleas en el Consejo de Ministros por el poder, y las disputas por ver de qué partido es el ministro que adopta la medida más social o la más acertada, no es lo que necesitamos ahora. 

Lo peor que le puede pasar a los ciudadanos en una situación de extrema gravedad como esta, es que pierdan la confianza en el Gobierno, porque si dejamos de confiar en quienes se supone nos deben sacar del atolladero, estamos perdidos. 

El problema de fondo es que este Gobierno, como lo haría cualquier otro, con cada decisión mira de reojo el daño que le puede ocasionar al partido. Por eso no se toman las medidas a tiempo, porque se duda, y por eso tampoco se consensúan con la oposición, porque se teme que el mérito sea compartido. 

Pero la oposición no le va a la zaga. Hace lo mismo y también podemos decir que tenemos la peor oposición posible en el peor momento posible. Se dedican a azuzar, a poner palos y a desestabilizar todo lo que pueden. Ellos están en derrocar al gobierno actual, no en ayudar en la solución al problema.

En todo caso, la mayor responsabilidad la tiene quien gobierna, que es quien debe tomar decisiones y buscar consensos. Y, supuestamente, en una situación de este calibre, lo más inteligente para un gobernante sería buscar la complicidad, la ayuda y el respaldo de todos los partidos políticos. Eso es lo que hace un dirigente que tiene un enorme problema que resolver y que sabe que él solo no podrá hacerlo. 

Estamos ante una crisis que afecta a las personas, no hablamos de disputas políticas o de luchas de poder; mucho menos de diferencias territoriales, y esa visión la tiene que tener, sobre todo, quien gobierna.

De nuevo, PSOE y PP han perdido una ocasión de oro para mostrarse como los partido de Estado que dicen ser. Como unos partidos solidarios, leales y, además, comprensivos y humildes. Con capacidad para ver que en estos momentos difíciles los adversarios lo son solo eso, adversarios políticos, pero que, ante todo, son compatriotas. Pero ellos siguen a lo suyo que, de nuevo, no es lo de todos.

Con dirigentes de altura, España no sería lo que es, sería mucho más. Porque tenemos una ciudadanía impecable, que adopta y ejecuta lo que se le pide sin apenas rechistar. Pero nos fallan los que ponemos a dirigirnos y, sin equipo, no podemos jugar este partido que se antoja de los más importantes de nuestras vidas.

Publicado en PontevedraViva.com el día 24 de Abril de 2020




domingo, 19 de abril de 2020

EIRA DO MUIÑO

András, 19 Abril de 2020

Mayor previsión 

¿Por qué el Gobierno toma decisiones de un día para otro y las publica en el BOE a las nueve de la noche de un domingo? ¿No han tenido tiempo antes? ¿Qué hacen todo el día si están solo para eso? ¿Es que creen que las empresas y los trabajadores se planifican de una hora para la otra? Es verdad que no es fácil tomar decisiones en este momento, que todos estamos nerviosos y muy susceptibles, pero hay cosas que se pueden planificar y, sobre todo, comunicar mejor.

Ocasión para Casado 

El confinamiento es un buen momento para aprovechar el tiempo y finalizar o retomar tareas pendientes. Sería un buen momento para que Pablo Casado se examinase de las asignaturas del Master que le dieron por su cara bonita. Al parecer Cifuentes ya se ha puesto a estudiar...

¡Menuda oposición! 

Tenemos un gobierno manifiestamente mejorable, pero la oposición tampoco es lo que merecemos ni necesitamos. Al parecer, ellos tienen las cosas muy claras respecto a lo que habría que hacer en la gestión por la crisis del Coronavirus. Saben lo que hay que hacer, y solo nos falta escuchar que ya vieron venir esto en diciembre. Al tiempo, porque lo acabarán diciendo. Ahora se han empecinado con la cifra de muertos por la enfermedad, como si el gobierno tuviera algún interés en enmascarar unas cifras que, ya se por si, son espeluznantes. En realidad, el PP es un experto en la gestión de crisis donde hay muertos. Ya lo demostraron con el famoso Jak-42, metiendo a los fallecidos por partes en ataúdes diferentes y entregándoselos a las familias que no eran. Eso sí que fue una gestión hábil y eficaz. ¿Por qué sabiendo lo que saben no le dicen a Pedro Sánchez lo que hay que hacer? Dónde comprar mascarillas, respiradores, tests, etc.... eso sí que es patriotismo, y no llevar una mascarilla con la bandera de España.

sábado, 18 de abril de 2020

¿Dos gobiernos en uno?

András, 18 Abril de 2020

Desde que empezó esta situación de crisis sanitaria y económica, se suscitó en el interior del gobierno una discusión que no ha cesado con dos criterios diferentes. 

Por una parte la del PSOE, con una visión más liberal de la economía; y por otro, Podemos, con una visión más estatalista e intervencionista Una discusión sobre los costes económicos que iba a suponer para el país el estado de alarma. 

Con la paralización de la actividad económica, que luego fue mayor con la hibernación, estaba claro que todo esto iba a descuadrar todo el horizonte financiero español, todas las previsiones de crecimiento, los compromisos con Europa, etc... 

Unos creían que se debía actuar con cautela para evitar otro 2008, es decir, que la deuda española fuese objeto de especulación en los mercados financieros. Y otros, por el contrario, creían que se debía optar por una posición más desinhibida y dotar al país de medidas de ayuda de urgencia para evitar, en la medida de lo posible, un descalabro social. 

¿Son diferentes formas de analizar la situación y de plantear soluciones, o son dos gobiernos en uno?

viernes, 17 de abril de 2020

Un panorama desolador

András, 17 Abril de 2020

La sociedad española se está preparando para una nueva crisis económica. La segunda en poco tiempo, y cuando muchos aún no se habían recuperado de la anterior. En esta ocasión además, la pérdida de vidas por la crisis sanitaria supondrá un factor añadido tremendo de desasosiego a la angustia de la pérdida del trabajo.

El confinamiento está siendo un claro reflejo de las enormes diferencias que tenemos, y nos muestra la gran brecha que existe en la sociedad española. No es lo mismo pasarlo en una casa de 200 m2 que en un piso de 60. No digamos ya quien dispone de jardín. Hay niños que pueden continuar con su escolarización y otros que no pueden porque no tienen wifi en casa o aparatos tecnológicos. Y todo esto también ha de servir para plantearnos cómo vamos a abordar solidariamente este problema. 

La crisis sanitaria es un factor de angustia brutal, sobre todo para quienes la padecen, pero también lo es para quienes no la sufren, porque se percibe una fisura colectiva que está provocando un impacto emocional muy grave sobre el conjunto de la sociedad.

De todo esto sólo se sale con unidad, política y social. Y no hay más remedio que acudir a un mayor endeudamiento del Estado, que ya de por sí tiene las capacidades mermadas. Pero debe endeudarse más para tratar de dar soluciones a la situación de crisis económica que sigue a la sanitaria. Y habrá que apoyarse mucho en la ayuda europea, no solamente en la ya comprometida, sino en la que puedan llegar a acordar en el futuro para lograr fondos específicos y estructurales en relación con el desastre que ha provocado esta pandemia.

Estamos pues, en una situación tremendamente complicada, donde quien ha de tomar las decisiones está sumido en una situación realmente dramática. El problema es que en un país peleado hasta el extremo al que hemos llegado aquí no ayuda para resolver la situación. 

Si no somos capaces de presentar un programa estratégico de qué queremos hacer, un plan conjunto, acordado y con todos los partidos y agentes sociales de acuerdo, ¿qué esperamos de Europa?. Somos un país peleado sumido en constante recuerdo del pasado y que intenta propagar la extrema derecha. El panorama no puede ser más desolador.

Publicado en PontevedraViva.com el día 17 de Abril de 2020





domingo, 12 de abril de 2020

EIRA DO MUIÑO

András, 12 Abril de 2020

No hay manera

Los políticos no aprenden, siguen a lo suyo, incapaces de ponerse de acuerdo en algo que debería ser básico, la salud de los ciudadanos. Ellos siguen con sus peleas partidistas y ni siquiera son capaces de trasladar a la sociedad una mínima imagen de unidad. Seguramente ahora, teniendo en cuenta el contexto nacional y, sobre todo el europeo, lo que toca es un pacto transversal. Y deberían hacerlo empezando por lo más sencillo, como se hace en todas las negociaciones. Lo primero es prepararse para una posible repetición de esta pandemia, para una segunda oleada. Hay que ir de lo menos a lo más. Pero es complicado que se pueda alcanzar un nivel razonable de acuerdo porque no tienen vocación de pacto. Es triste, pero es así. Ni en España, ni en Europa.

No hay mal que por bien no venga 

Han alargado el confinamiento, como mínimo hasta finales de abril y por una vez, la lluvia que ha venido con la Semana Santa sea sido una buena noticia para algunos. Para los trabajadores del campo, que ya era hora de que tuvieran una buena noticia y que algo se pusiera de su lado. Es la primera vez que los telediarios celebran el mal tiempo en estas fechas. 

¿Cómo se entiende esto?

¿Cómo se puede estar debatiendo y votando la aprobación de un Real Decreto el mismo día que vence su vigencia?

Propaganda 

Escuchando a los políticos en estos días, nos damos cuenta del talante electoralista y oportunista con el que se despachan. Tras un primer momento de susto por el número de fallecidos, parece que ya se han acostumbrado y van a degüello con el adversario. Cada uno propone la medida más inverosímil que se le ocurre sin, tan siquiera, pensar, y mucho menos, explicar de dónde sacarán el dinero para pagar todo lo que se propone. Lo único que vale es la propaganda.

Será como una ruleta 

Estamos ante la mayor crisis que hemos sufrido desde la guerra civil. Vienen tiempos de paro galopante. Mucha gente va a perder sus puestos de trabajo. Los parados se van a multiplicar por miles. Escuchando todas estas afirmaciones tan lapidarias (todas ellas literales de boca de quienes tienen la responsabilidad de evitarlo), pensamos en la suerte que tenemos que estar de un lado y no del otro. ¿Pero qué piensan los que están del otro lado?

Mal momento para morir 

Nunca es un buen momento para morir pero ahora, si cabe, todavía peor. El que fallece en esos tiempos está condenado además, a hacerlo sin el acompañamiento de sus familiares, y se ve abocado a un entierro limitado en acompañantes. Malos tiempos para morir... como siempre.


viernes, 10 de abril de 2020

Los nuevos Pactos de la Moncloa

András, 10 Abril de 2020

Los medios de comunicación han desempolvado una etapa de nuestra historia reciente para que tratemos de agarrarnos a ella y podamos copiar lo que en aquel momento fuimos capaces de hacer. Los famosos Pactos de la Moncloa del año 1977, que fueron ejemplo de pacto político y sacrificio de la población por el bien común. 

Es verdad que la situación que hay ahora no tiene nada que ver con la que había entonces. Ni los empresarios, ni los sindicatos tienen la representación social y económica que tenían en aquel momento, ni siquiera desempeñan el mismo papel que tenían antes. Quizás porque había algo que ahora no hay, pero el espíritu de aquel momento es perfectamente exportable a nuestros tiempos, solo hay que querer. 

Los Pactos de la Moncloa deben servir como evocación de lo que fuimos capaces de hacer en una etapa muy complicada de la historia de España. Por tanto, es perfectamente pertinente hablar ahora de ellos, por lo que supusieron en aquel momento. Fueron, sobre todo, un gran ejercicio de concertación social. Fueron el gran sacrificio de los trabajadores españoles, de la llamada clase obrera, para salvar la democracia. 

Porque si ellos no renunciasen a una parte de su poder adquisitivo, la inflación se hubiese enquistado en niveles insoportables lo cual, unido a la situación terrorista tan brutal, hubiese hecho prácticamente imposible la aprobación de la Constitución. En esencia, los Pactos de la Moncloa fueron un extraordinario ejercicio de solidaridad de los de siempre, los trabajadores.

Y todo esto tiene sentido de nuevo porque ahora dependemos de la solidaridad de las clases medias ricas del centro de Europa y de su disposición a ser solidarios con los europeos del sur, en la medida que entiendan que esta solidaridad les puede ser beneficiosa en términos económicos y sociales en el medio plazo. Es decir, que entiendan que la continuidad, y una cierta homogeneidad mínima de la Unión Europea, es beneficiosa también para ellos aunque ahora les cueste un esfuerzo económico. Les pedimos solidaridad interesada.

Por tanto, solo cuando el marco europeo esté definido, la discusión interna tendrá sentido y deberá centrarse en qué tipo de concertación, al igual que se hizo en 1977, se puede hacer para el reparto de los esfuerzos y para el mantenimiento de la equidad social.

Estoy convencido de que los españoles están preparados para unos nuevos Pactos de la Moncloa con todo lo que pueda suponer, ¿pero lo están nuestros políticos? ¿Es creíble el presidente del Gobierno cuándo habla de ello? ¿O solo lo ve como una oportunidad partidista? ¿Y la oposición? ¿Están en lo mismo?.

Hoy no somos como en 1977, no tenemos políticos con la misma altura de miras, ni siquiera con la misma preparación y visión de futuro. Hoy tenemos profesionales de la política, que han venido a servirse y a buscar una forma de vida como otra cualquiera. Solo están preocupados por ver quién sale más airoso de todo esto mirando única y exclusivamente a la próxima batalla electoral, que es lo único que les preocupa.

Publicado en PontevedraViva.com el día 10 de Abril de 2020



domingo, 5 de abril de 2020

EIRA DO MUIÑO

András, 05 Abril de 2020

Ya nada será igual

Nos han confinado en casa. Estamos alejados de nuestras familias, de nuestros amigos, de nuestros compañeros. Hemos dejado el trabajo y las relaciones sociales durante un tiempo, y cuando volvamos ya nada será igual. Todo será diferente porque habrá nuevas costumbres, nuevas formas de ver la vida, nuevas normas, nuevos hábitos y, sobre todo, nuevos temores, nuevos miedos...

Bienvenida sea la crítica 

A medida que se han ido colapsando los hospitales, han ido apareciendo más voces críticas que afirman que no disponemos de la sanidad que creíamos tener. Pero es curioso que ninguna de esas voces dice nada de quienes aplicaron los mayores recortes en la sanidad pública y de las formidables privatizaciones, curiosamente en aquellas Comunidades Autónomas más azotadas por el virus. Si la crítica sirve para que no se vuelvan a repetir esos errores, bienvenida sea.

¿Una Unión desunida?

Hago esfuerzos estos días para no verme inundado de pesimismo. Trato de no leer demasiadas noticias y, mucho menos, escuchar el seguimiento diario que de la crisis realiza el Gobierno quién, como si de un parte de guerra se tratase, contabiliza los contagiados y los muertos diarios. Estamos ante una situación de colosales proporciones, no solo en el ámbito sanitario, que es el más urgente y el más dramático y, en definitiva, el que nos impacta más; sino también en otro muy preocupante y que está por encima de las peleas políticas domésticas en España. Se trata de la cuestión de la solidaridad de Europa. No acaban de ver que hay mucho en juego, incluso la propia Unión Europea, y parece que los dirigentes europeos van cada uno a lo suyo. Cuando vienen mal dadas, de nuevo, cada país se cierra en sí mismo. ¿No éramos una Unión Europea para eso precisamente, para estar unidos?

viernes, 3 de abril de 2020

Nos harán lo mismo que ven

András, 03 Abril de 2020

El COVID-19 está siendo especialmente agresivo con los ancianos, con las personas de edad avanzada y que presentan patologías graves previas. Los centros de mayores se han convertido en auténticas ratoneras donde nuestros mayores caen como moscas ante el implacable y mortífero virus.

Ya es triste estar hospitalizado sin que te puedan visitar, y mucho más debe serlo morir sin el calor de tus seres queridos. Pero que ambas circunstancias se den mientras estás agotando tus últimos días en una residencia, es desolador, casi inhumano.

Quizás no es el momento, pero tras esta pandemia que nos tiene a todos paralizados, deberíamos replantearnos porqué tantos mayores tienen que estar encerrados en residencias como si fueran un estorbo. No dudo qué son tratados y cuidados de la mejor manera, ni de la capacitación, e incluso el cariño, con que muchos profesionales desempeñan su tarea en esos lugares. ¿Pero no hemos convertido las residencias de mayores en morideros en los que aparcamos a nuestros mayores? ¿Los hemos utilizado mientras nos han hecho falta y ahora, que ya solo suponen un problema, los alejamos de nosotros para que mueran solos?

Su generación no tenía estudios, apenas recursos, sobrevivieron a una guerra y una postguerra, han trabajado como bestias, nos han traído hasta aquí y han sido nuestro sustento cuando la crisis nos golpeó brutalmente. ¿Y ahora les pagamos así?

Algo falla en nuestra sociedad. Parece que los avances tecnológicos, el desarrollo económico, el estado del bienestar nos han hecho más fríos, más inhumanos y más egoístas. Nuestros padres y abuelos no sabían tanto de redes sociales, pero se cuidaban unos a otros y eran más solidarios. Antes, los mayores no eran una carga, eran un orgullo y una responsabilidad. Ahora parece que son un problema.

Es verdad que muchas veces se hace imposible tenerlos con nosotros, pero de eso hemos pasado a prácticamente abandonarlos, sin tan siquiera replantear las diferentes posibilidades que pudiera haber. 

Cuando toda esta crisis pase, cambiarán muchas cosas; cambiaremos la forma de relacionarnos, cambiaremos hábitos, cambiará la economía, cambiarán los modos de vida, y cambiarán las familias, porque muchos seres queridos se habrán quedado por el camino por algo que, posiblemente, se podría haber evitado. 

Y deberíamos tratar de cambiar también la relación que mantenemos con nuestros mayores. Ellos nos lo han dado todo y nosotros vivimos pensando única y exclusivamente en nosotros. No abandonemos a quienes nos lo han dado todo, o harán lo mismo con nosotros quienes ven tales actitudes.

Publicado en PontevedraViva.com el día 03 de Abril de 2020