viernes, 28 de julio de 2023

El patíbulo de la calle Génova

András, 28 julio de 2023


A Feijóo, el balcón de Génova en la noche electoral, debió parecerle el patíbulo al que suben a los condenados, y Ayuso, el verdugo encargado de ponerle la soga al cuello. Ella, firme, seria, sin estridencias, destacando, la única perfectamente reconocible desde la distancia. Él, nervioso, tembloroso, con cara de susto.


Ayuso estaba muy bien adiestrada para desempeñar su papel en aquel momento de hundimiento colectivo del partido. Sabía lo que iba a ocurrir porque se lo había anticipado su asesor personal. Y así fue, apenas unos minutos después de empezar a hablar Feijóo, la muchedumbre coreó su nombre. Se veía venir.


Aquel gesto dejó helado a Alberto, que tragó saliva para no saltarse el protocolo, mientras Isabel ponía cara de niña buena y, con un leve movimiento de hombros, parecía indicarle “lo siento, es lo que hay”. Aquel desprecio al líder oficial, fue definitivo para el gallego. 


Ayuso es la sombra alargada de Feijóo, como antes lo fue de Casado. Es como el buitre que espera paciente el desenlace de la agonía del cordero abandonado a su suerte en el monte. Aunque, a decir verdad, el suyo era el único rictus creíble, porque la noche no era para los bailes forzados de Maroto, ni para los vítores en forma de aplausos de Cuca y compañía. Ya se sabe que, cuanto mayores son las expectativas, mayor es el ridículo de no alcanzarlas; y si lo que quieres es gobernar, pero no puedes, la victoria sabe a venganza fría anticipada. 


Feijóo llegó a Madrid bajo palio, exigió ser el único candidato para dirigir el partido, era el Mesías de la derecha que se presentó como un hombre moderado y aspiró, incluso, a ilusionar a los socialistas desencantados con Pedro Sánchez. Sin embargo, puede salir de Madrid con los pies por delante, políticamente hablando. 


Aquella noche, ya se estaba dirimiendo quién iba a ser el próximo candidato para intentar desbancar al "sanchismo" en las próximas elecciones, y quedó claro lo que quiere el pueblo. La verdad es que el trago de Feijóo no era fácil de asumir. Salió al balcón con un listado de datos que sus asesores habían recopilado a toda prisa minutos antes y con los que hizo lo mejor que sabe hacer, leerlos para no meter la pata. 


Se limitó a pedir que le dejen gobernar para que no haya bloqueos, continuando con su matraca de la lista más votada y, olvidando de nuevo, de forma intencionada que, en España, al presidente del gobierno lo eligen los votos de todos los diputados y que, para eso, hay que llegar a pactos cuando no hay mayorías absolutas. 


Feijóo quiere gobernar, y tiene derecho a intentarlo porque, su partido, ha logrado más diputados que nadie. Pero intentarlo no es exigir que te dejen, sino tratar de llegar a acuerdos con las otras fuerzas políticas para que te otorguen su confianza. Sin embargo, sabe que no lo va a lograr porque nadie quiere ser socio de Vox, por eso está acorralado; por la falta de apoyos parlamentarios y por su propio partido, que ya mira a Ayuso como recambio. 


Publicado en PontevedraViva.com el día 28 de julio de 2023




viernes, 21 de julio de 2023

la regla del dos

András, 21 julio de 2023


“…La regla del dos, que en vez de dos es veintidós, pero es dos, y es dos por diez y, por tanto…”. Esta frase, que parece sacada de un monólogo del Club de la Comedia, pertenece a un candidato que se postula para ser presidente del Gobierno de España tratando de explicar su modelo económico. Triste, pero cierto.


Más allá de simpatías ideológicas, siempre será mejor que gobierne un partido lo más moderado posible, y que no trate de virar de forma muy busca lo que actualmente es la sociedad española. Algunos cambios están bien, pero con cuidado, porque modificar los hábitos de una nación no es como hacer un cambio de sentido con el coche.


Por eso, muchos votantes que se consideran moderados, de centro izquierda o centro derecha, no ven mal una alternativa en el poder entre los grandes partidos, PP y PSOE. La alternancia, además, es la esencia de la democracia, por lo que significa de cambio en sí mismo, y porque evita que los partidos se acomoden alargando los tentáculos de la corrupción. Sin embargo, cosa bien distinta son los candidatos que se presentan por los partidos, porque no vale cualquiera y ahí, billa con luz propia Feijoo, el señor de la regla del dos. 


Feijoo, que parecía un hombre con un vasto bagaje de gobierno tras sus años en la Xunta de Galicia, está dando muestras de un desconocimiento verdaderamente alarmante, lo que, unido a su extraordinaria capacidad para mentir, y al desprecio con el que deleita a la ciudadanía, lo convierten en un personaje bastante siniestro, políticamente hablando.


En Galicia estaba en su ambiente, sin oposición y con los medios de comunicación públicos a su servicio, haciéndole de altavoz y tapándole las carencias. Pero en Madrid, la cosa no es igual, el círculo en el que se mueve ya no es tan afable ni condescendiente, lo que provoca que se le vean las costuras más a menudo.


Feijoo quiere ganar las elecciones, y hará cualquier cosa para lograrlo. Ya dio muestras de ello cuando estaba en la oposición en Galicia. El juego sucio, la mentira descarada y la negación de la realidad y las evidencias, a pesar de algunas interpelaciones por insistentes que sean, son sus únicas virtudes. Capacidades, por otro lado, muy valoradas entre los votantes de derechas.


Lo que en realidad subyace en Feijoo, además de la consabida incapacidad, es la falta de preparación de los temas antes de abrir la boca, sobre todo, cuando no lleva un papel que le han escrito, porque el nivel de conocimiento que tiene del Estado y de la política europea en general, es pésimo. 


Pero él sabe que todo eso no importa, porque su estrategia es el bulo, ensuciarlo todo, sacar a pasear el fantasma del “anti sanchismo” y, con un poco de suerte, alzarse con el poder. La verdadera regla del dos de Feijoo es la que le define como líder. Uno, mentiroso; y dos, incapaz.


Publicado en PontevedraViva.com el día 21 de julio de 2023


domingo, 16 de julio de 2023

Insufrible

András, 16 julio de 2023


Cuando lo más interesante de un debate es el previo, con todas las explicaciones de las normas que se han pactado para llegar a un acuerdo de celebración; y el post, donde se analizan los detalles más banales del mismo, es porque el debate en sí mismo carece de interés. Incluso, antes de su celebración. Y así fue. Más allá de quien ha podido estar mejor, de quien ha sido más creíble, de quien se presentó más seguro o más tranquilo ante las cámaras, lo que está claro es que a Feijoo hay que agradecerle una cosa, y es que no haya aceptado más que un cara a cara con el presidente del gobierno. Siete tragos como los del lunes por la anoche serían insufribles para los que nos interesa esto de la política. 


Los candidatos a presidir el Gobierno de una de las principales economías de la Unión Europea tienen que mostrar más nivel. Tienen que confrontar ideas, darnos la visión de país que cada uno sostiene, pero, sobre todo, no nos pueden mentir. Los dos mintieron, pero la palma se la llevó Feijoo, con verdades a medias y datos manipulados sacados de contexto. 


Propongo que, en los próximos debates de este calibre, exista un equipo externo que se encargue de verificar todos y cada uno de los datos que aporte cada candidato. Cada vez que uno de un dato, se producirá la comprobación del mismo en tiempo real. Es la mejor forma de sacarle los colores cada vez que uno mienta o trate de engañar. 


Por lo demás, lo de siempre. Faltas de respeto, descalificaciones, mentiras, cifras a lo loco sin sentido y sin tiempo a ser rebatidas porque no son capaces de respetar el turno de palabra. Si en un debate entre candidatos para gobernar España en el año 2023 hay que seguir hablando del 11-M, de Miguel Ángel Blanco, de la trama Gürtel o de Bárcenas, es que el país va mejor de lo que pensamos, porque de inflación, paro, sanidad, educación o infraestructuras no se escuchó una sola propuesta de ninguno. Mal ejemplo para la ciudadanía.

viernes, 14 de julio de 2023

Las mentiras se contrarrestan con hechos

András, 14 julio de 2023


Si hay una cosa clara, es que los debates presidenciales en España no se definen por la capacidad de los contendientes a la hora de ofrecer grandes pensamientos, ideas coherentes o argumentos sostenidos. 


Ni siquiera se caracterizan por la confrontación de los diferentes proyectos políticos o modelos de gestión que puedan proponer. Los debates de políticos en España son combates de eslóganes cutres y ofensivos como “que te vote Txapote”, o el pegamento “SúperVox”. 


En el que vimos el pasado lunes, hay un punto de partida importante que, posiblemente, Sánchez obvió. Y es que él no es un presidente provisional, sino el presidente del Gobierno de España en funciones y, como tal, estaba obligado a decirle al aspirante todo lo que ha hecho durante su mandato, porqué lo ha hecho y qué piensa seguir haciendo si renueva la confianza en las urnas. Eso es lo que no hizo Sánchez, contrarrestar con un mensaje positivo y propositivo todas las mentiras que vomitaba su adversario. 


Sabido es que Feijoo no tiene una idea de lo que quiere para España, y que lo poco que tiene claro, no lo va a decir. Su estrategia de embarrar el debate a través de constantes falacias para evitar una confrontación dialéctica seria, le ha funcionado. Todo ello, aderezado con un talante tranquilo, podría servirle para que los dudosos se echen en sus brazos.


Pero, si ocurre, será porque el presidente no supo vender sus logros, no tuvo la capacidad de llevar el debate al terreno de demostrar su gestión y las mejoras que, en el terreno económico y social, ha impulsado durante su mandato. El gobierno de Sánchez no es un gobierno con terroristas e independentistas, como dice Feijoo, sino un gobierno de coalición con Unidas Podemos, legítimo, democrático, plural y con capacidad de llegar a acuerdos con otras formaciones políticas. Esa es, precisamente, la mayor virtud de un Gobierno, la capacidad de pactar.


Un punto esencial era el asunto de la violencia machista porque, si hay algo que diferencia a la izquierda de la derecha, es en la defensa de las mujeres, de la igualdad y la condena del machismo. Una visión que, en sí misma, justifica una legislatura y es argumento suficiente para desenmascarar a cualquier adversario de la derecha. 


En ese aspecto, la visión que Sánchez, y el partido que representa, tiene sobre la violencia machista, es una idea clarísima que identifica qué tipo de democracia defiende. Con lo que ha costado llegar a dónde estamos, no se puede tratar el tema como un asunto colateral, por eso, que el presidente haya permitido que Feijoo saliese indemne, es decepcionante. 


Publicado en PontevedraViva.com el día 14 de julio de 2023


miércoles, 12 de julio de 2023

De vuelta a los años 80

 András, 12 julio de 2023

En el PP son expertos en crear una mentira y repetirla hasta que generan la duda de si es o no verdad. Expertos en fabricar bulos que acaban creyéndose ellos mismos. Sin embargo, por mucho que se repita, una mentira nunca se convertirá en verdad.

Recientemente, el Chanquete que han puesto al mando de su verano azul particular y que se encarga de hacer de altavoz de la fábrica de falacias, ha dicho que el PP siempre ha estado el primero a la hora de aprobar leyes que suponían un impulso en las mejoras sociales. Aun reconociéndole el cuajo que hay que tener para soltar tal afirmación sin sonrojarse, en realidad se trata de una mentira, tan grande como la playa que adornaba su puesta en escena.

De lo que no son dudosos en el PP es de poner empeño en todo lo que dicen, pero no son creíbles. Primero, porque mienten mucho y, por tanto, aunque solo sea por pura estadística, la posibilidad de que nos estén engañando es elevada. Y segundo, porque los datos, la hemeroteca, los libros de actas de las sesiones del Congreso de los Diputados, dicen lo que dicen. Es decir, dicen quienes han votado a favor y quienes en contra de todas las leyes aprobadas en España desde la Transición.

Veamos algunos ejemplos. Año 1978, la derecha española, en aquel momento Alianza Popular, se opone a la despenalización de los anticonceptivos. Año 1981, la derecha se opone a la Ley del Divorcio. Año 1983, la derecha se opone a la aprobación de la Ley del Aborto. Año 2005, el PP se opone a la Ley de Matrimonio Homosexual. Año 2007, el PP se opone a la Ley de Igualdad. Año 2020, el PP se opone a la Ley de Plazos para el aborto. Año 2021, el PP se opone a la Ley de Eutanasia.

Esto no son opiniones de parte, ni suposiciones. Son hechos, realidades que reflejan muy bien de qué lado estaba el PP cuando se aprobaron todas aquellas leyes. Siempre en la oposición, y siempre oponiéndose a todo lo que son leyes que suponen avances sociales o que mejoran la vida de las minorías.

Cierto es que, como partido de conservador, tienen todo el derecho a tener sus ideas, pero eso supone asumirlas y no mentir para que los electores escojan. Además, no es muy sostenible votar en contra de una ley de la que luego te aprovechas. ¿Esto cómo se llama? ¿Son principios o qué son?

¿Dónde estaría España si hubiese gobernado la derecha desde la Transición? Posiblemente en el punto de partida, a la cola europea en tantos avances sociales. Quizás por eso se han sacado de la manga la campaña del Verano Azul, porque pretenden devolvernos a los años 80.


martes, 11 de julio de 2023

Feijoo, el mentiroso

András, 11 julio de 2023

Feijoo se dedicó a embarrar el debate con Sánchez. Con buen talante, sin estridencias para parecer creíble, pero mintió todo el tiempo. En realidad, lo único complicado que tuvo que hacer fue mantener el tipo, porque lo de la mentira lo lleva innato. Lleva toda la vida mintiendo a los gallegos y ahora lo está haciendo con el resto del país.

Feijoo mintió al decir que el PP votó a favor de la subida de las pensiones. Feijoo mintió al decir que el gobierno de Sánchez ha creado menos empleo que el de Rajoy. Feijoo mintió cuando dijo que hay 43.000 autónomos menos que en 2019, cuando la realidad es que hay 77.000 más. Feijoo mintió cuando dijo que estamos a la cola del crecimiento europeo, porque hay otros 14 países de la Unión con una renta per cápita menor que la nuestra. 

Feijoo mintió cuando dijo que no se ha construido ninguna vivienda asequible, cuando se han movilizado 66.000. Feijoo mintió cuando dijo que el precio de nuestra energía cuadriplicaba el de la Unión, cuando en realidad está en la media. Feijoo mintió cuando dijo que el espionaje del móvil de Sánchez se archivó porque no colaboró en la investigación, pero fue Israel quien no lo hizo. Feijoo mintió cuando dijo que Podemos no firmó el pacto de violencia de género, poque fue su socio, Vox, quien no lo hizo. Feijoo mintió al decir que nunca pactará con Bildu, cuando sí lo hace en el Parlamento Vasco.

Feijoo mintió una y otra vez frente a millones de españoles, en un ambiente tenso y de mucho ruido, aludiendo constantemente a la demanda de atención. Y es en ese ambiente de ruido, en ese campo embarrado, dónde lo único que cala es lo que él precisamente quiere. La mentira.

En lo único que no mintió Feijoo, fue en no desmarcarse de la afirmación de “que te vote Chapote” y en no condenar a sus socios de gobierno en Valencia por no secundar una manifestación contra la violencia machista. Ahí no mintió, simplemente, asintió, lo que significa que está de acuerdo con ellos.

lunes, 10 de julio de 2023

¡Menudo cartel!

 András, 10 julio de 2023

Feijoo se enfrenta hoy a un cara a cara con Sánchez. Lo hace a regañadientes porque sería muy duro negarse a hacer un solo debate. Sin embargo, sabedor de su incapacidad, lo primero que ha hecho ha sido poner la venda antes de la herida, reconociendo que los debates no son lo suyo, y adelantando que el presidente va a mentir y lo va a insultar. Es decir, las excusas de los malos estudiantes antes de un examen, echar la culpa al empedrado si es necesario, para no reconocer sus carencias.

Así es Feijoo, un incapaz que solo se maneja medianamente bien en ambientes donde está arropado por quienes le aplauden incondicionalmente. Como en la plaza de toros de Pontevedra, llena de adeptos recogidos con autobuses por toda Galicia a cambio de un refresco y un bocadillo para reírle las gracias y tapar los ojos ante las carencias de su líder.

Con un discurso escrito por otros, con los mismos bulos que repite como un loro, con los aplausos comprados antes de que siquiera diga algo y con Rajoy y Rueda de teloneros es difícil hacerlo mal. Y, aun así, le cuesta. El expresidente y el presidente de la Xunta formaron con Feijoo la cuadrilla de los incapaces, en un cartel difícil de superar. Mariano “Eme punto Rajoy”, Alfonso “el correveidile” y el propio Alberto “Frijolito” formaron el cartel de lujo para la tarde del domingo en Pontevedra. Los dos primeros no son un modelo de liderazgo, no tienen un discurso locuaz y que enganche, por eso Feijoo luce y consigue que su incapacidad quede tapada por la de los otros.

En fin, será interesante ver como se despacha Sánchez con él. Tiene una ocasión de oro para dejarlo en ridículo hablando de las cifras del Estado, de la gestión de la que tanto presume Feijoo, pero de la que, desde que se ha postulado para desbancar a Sánchez, ha dejado de nombrar porque no tiene argumentos ni conoce la realidad del país.

Un debate entre dos candidatos a presidir el Gobierno de España va de mucho más que de repetir siempre los mismos eslóganes, hay que hablar de datos, de medidas adoptadas, de quien vota a favor y en contra de qué, de futuro, de idea de país, y de todo eso, Feijoo, nada de nada. Sino, al tiempo…


sábado, 8 de julio de 2023

Otro patriota

András, 08 julio de 2023


Así es la derecha española. Está llena de devotos de la nación de pacotilla, que ven el mundo desde su atalaya dorada. Gente como Carlos Herrera, que gana ocho millones de euros anuales, más de 20.000 € al día, y que, como no tiene suficiente dinero para pagar los impuestos que le corresponden, interpone una sociedad pantalla para escamotear el pago. Un tipo que se dedica a insultar cada mañana a los miembros del gobierno de la misma España que tanto dice querer desde un micrófono propiedad de la Iglesia española. ¡Un auténtico patriota! 


Un tipo que, como le debe parecer que la clase trabajadora de este país está demasiado bien pagada, se manifiesta contrario a la subida del salario mínimo a 1.000 € porque asegura que llevará a la destrucción de las empresas. De la que le paga a él no, desde luego. Celebro la condena que ha recibido, y espero que la sanción sea contundente. A la altura de un español de bien como él.


Esta es la gente que tenemos, la que tiene el poder desde la política, las empresas o los medios de comunicación. Los que se rasgan las vestiduras cada día envolviéndose en la bandera pero que, a la hora de cumplir, se esconden y tratan de engañar. Son los que tiran contra los que menos tienen, los que aplauden la supresión del impuesto a las grandes fortunas y que, cada dos por tres, se les escapa algún comentario machista. La gente de toda la vida, la del sobrero, copa, puro y toros; en resumidas cuentas, la gente de pasta. 


Para esta gente quiere gobernar Feijoo, para mejorar sus ya inmejorables condiciones de vida. Lo que no entiendo es cómo le puede votar la otra gente, la normal, la que llega justa a fin de mes y la que necesita de las ayudas para sobrevivir. La que hace cola para una cita médica en los centros de salud que la derecha esquilma, la que lleva a sus hijos a los colegios públicos que la derecha se empeña en desmantelar poco a poco a base de subvenciones a los privados. La gente que es engañada con bajadas de impuestos ficticios que derivan en un empeoramiento de los servicios públicos de los que dependen. No entenderé nunca, como esta gente puede votar a la derecha.


viernes, 7 de julio de 2023

Da, para lo que da

András, 07 julio de 2023

Eu son Alberto, un rapaz de aldea, coma quen dis, un ninguén… Este podría ser el comienzo de la biografía de Alberto Núñez, más conocido, como él mismo dice, por Feijoo. Sin embargo, tal comparación con la obra del genial Neira Vilas, sería demasiado halago para él. Dejémoslo en, “eu son Alberto, un rapaz de aldea”, que no es poco mérito.

En su empeño de continuar haciendo el ridículo, por su convencimiento de que es la mejor forma para llegar a la Moncloa, y como no le parece suficiente todas las meteduras de pata con las que nos deleita cada día, Feijoo ha decidido grabar un video para presentarse como persona, como cualquiera con un pasado, y tratar así de llegar al corazón de los votantes, presentándonos sus orígenes y a su familia.

A decir verdad, la idea no ha sido suya porque, según nos ha explicado, fue su equipo quien le convenció para hacer una breve biografía y publicarla en las redes sociales. Vamos, que él no quería, pero… Pues mal equipo tiene porque, además de que el formato no es el correcto, y de que es cuestionable el interés político que en España suscita este tipo de escenificaciones egocéntricas, Feijoo no está dotado para ello. Primero, porque se nota una impostura y una sobreactuación excesiva. Y segundo, y más importante, porque Feijoo no tiene nada interesante que contar.

Está bien saber cómo es el candidato en su faceta más íntima, pero para eso hay que tener una historia que enganche, un relato atractivo, y Feijoo tiene un pasado como el de cualquiera, una vida normal que, por mucho que trate de envolverla en una especie de épica romántica, da, para lo que da.

Utiliza además un modelo casposo, rancio y engolado, en el que la conclusión más interesante es saber cómo, viniendo de la humildad en la que vivía con su familia en una aldea gallega, ha llegado convertirse en un hombre de derechas dispuesto a abrazar los postulados de la ultraderecha.

La verdad es que el viaje que ha hecho no es nada meritorio, más bien todo lo contrario. Venir de un pasado humilde debería ser garantía de una mayor sensibilidad con los que menos tienen y con las minorías. Sin embargo, no parece que su camino político vaya por ahí precisamente.

El resto, poco o nada interesante. La de un joven cuya máxima aspiración era ser funcionario de la Xunta y que no tuvo más remedio que aceptar un puesto político que, “milagrosamente”, seguía vacante tras varios rechazos propios. Ahí empieza y finaliza lo único interesante, cuando relata sus ascensos políticos por dedazo. Ese fue el gran mérito de Feijoo, el sacrificio de entrar en política para salvarnos a todos.

En fin, está bien que los políticos nos cuenten cómo son o de dónde proceden, pero lo que queremos saber es qué van a hacer con el dinero público si les entregamos la gestión del mismo, y de eso, Feijoo, no cuenta nada, solo que sopesa la posibilidad de meter a un partido xenófobo en el gobierno de España. El resto ya nos lo podemos imaginar.

Publicado en PontevedraViva.com el día 07 de julio de 2023

lunes, 3 de julio de 2023

"Fui nombrado"

 András, 03 julio de 2023

Feijoo se ha dejado convencer para grabar un vídeo. Un vídeo ridículo que se parece más a un anuncio publicitario para subir la moral de las tropas, que a una biografía en la que pretendía presentarse como un hombre que ha dedicado su vida a preocuparse por los demás.

El sumun de la ridiculez y la mentira, lo alcanza cuando relata que visitó toda Galicia para hablar con la gente y sentirse cerca de ellos. En ese recorrido, prometió que siempre dedicaría la vida a pensar en el futuro de los demás, porque sus miradas le cambiaron. ¡Qué épico! Como Escarlata O´Hara. Ahora sabemos a qué se refería, porque ese cambio debió ser cuando Feijoo se hizo de derechas de verdad.

El caso es que todas aquellas personas a las que Feijoo solo atribuye el mérito de ser “normales y moderadas”, y que cada día se levantan para sacar a sus familias y sus negocios adelante, también necesitan ayudas sociales, necesitan salarios mínimos cada vez menos bajos, muchos son homosexuales y anhelan casarse, o pertenecen a colectivos minoritarios, algunos se quieren divorciar, y otros luchan por una muerte digna de algún familiar. Esas son las preocupaciones normales de las personas normales señor Feijoo, y su partido, ha votado en contra de todas esas y muchas otras medidas que mejoran la vida de esas personas “normales”.

Por tanto, si de verdad quiere estar al lado de todos ellos, lo que puede hacer es demostrarlo con hechos, pulsando el botón correcto en el Congreso de los Diputados, no rodando un vídeo ñoño en el que el único mérito que puede presentar es el de haber sido nombrado para algún cargo.

domingo, 2 de julio de 2023

¡Tonto, que eres tonto!

András, 02 julio de 2023


¡Pero que tonta es la gente! Cada vez estoy más convencido de que la gente, en general, tiene lo que se merece. La mayoría no saben por dónde andan, aplauden o silban lo que les indican otros y, la mayor parte de las veces, tiran contra sus intereses sin ni siquiera saberlo Y de eso, se nutren los partidos políticos. Todos. Pero, al menos los de izquierdas, adoptan medidas que favorecen a los que menos tienen.


Feijoo dijo esta semana en un programa de televisión que piensa suprimir el impuesto a las grandes fortunas. Lo dijo de forma contundente y enérgica, como quien promete un caramelo a un niño, sabedor de que nadie allí se lo iba a recriminar o, tan siquiera, enmendar. Eliminar el impuesto a las grandes fortunas, es una noticia que alivia los bolsillos de una minoría, poderosa, con dinero y en la cúspide de la sociedad. Una medida que, aunque no sirva para mucho, si es un gesto simbólico para que los que más tienen sepan que Feijoo piensa en ellos, en las élites. 


Para mi sorpresa, el público presente en el plató, le aplaudió la sobrada de Feijoo, y me recordó a lo que hacían los romanos en el circo cuando les echaban unos mendrugos de pan. Seguro que hubieran aplaudido igualmente si Feijoo hubiese dicho que piensa bajar el salario mínimo, o incrementar las subvenciones a la educación privada en detrimento de la pública. 


Salvo que todos ellos formen parte de ese reducido grupo de privilegiados, ¡qué burros son! Les tiran contra sus propios intereses y aplauden por ello. Pues nada, a seguir así...