viernes, 25 de septiembre de 2020

El asunto va de demócratas y antidemócratas

András, 25 Septiembre de 2020


Ha llegado la hora de reparar y dignificar a las víctimas del franquismo en España. Llevamos 42 años de democracia y nunca ha sido el momento para aprobar una ley que resolviese de forma consensuada, y definitiva, el asunto de la memoria histórica. Solo los que no lo quieren afrontar, ponen pegas cada vez que se toca el asunto.

 

Para la derecha, la excusa ahora es que no es el momento porque estamos inmersos en una alarma sanitaria. ¿Y qué problema hay? Si tenemos que convivir con la pandemia, tampoco hay motivos para no legislar con ella. Ni el Gobierno tiene motivos para cancelar su agenda legislativa, ni el Parlamento está parado, por tanto, el momento es tan bueno como otro cualquiera.

 

La última ley aprobada por los socialistas se quedó corta, porque el PSOE temía la reacción de la derecha. Por eso aprobó una ley coja, cediendo a sus presiones y a las de la Iglesia Católica. Por eso ahora es el momento de aprobar una ley nueva más completa que sirva, de una vez por todas, para cerrar una etapa.

 

Una ley que cuente con el mayor consenso posible, pero sin permitir que la polarización o la exigencia de acuerdos amplios paralicen permanentemente los avances democráticos. Es hora de desterrar los eternos argumentos de la polarización, los de derechas y los de izquierdas y lo de reabrir las heridas. Estamos hablando de democracia, que conlleva el ejercicio y la protección de unos valores y de unos derechos fundamentales. Y pocos derechos hay más sagrados que los de las víctimas de regímenes dictatoriales.

 

El único consenso que hace falta es no poner en duda lo esencial, es decir,  que hubo un golpe de estado el 18 de julio de 1936 y que provocó una guerra civil que derivó en casi cuarenta años de dictadura. Este es, sin duda, el principal punto de consenso histórico en lo que debería basarse la suma de apoyos a la ley.

 

Si queremos una democracia más digna, tenemos que cortar con el pasado reciente de una forma clara. Hay que recordar que hasta el año 2002 el PP no condenó el franquismo, y más recientemente, tanto ellos como Ciudadanos siempre se han abstenido en iniciativas que tuvieran que ver con la dictadura y con su condena.

 

Por tanto, si el PP quiere trazar una línea que lo diferencia de la extrema derecha, esta es una gran oportunidad, porque esto no va de derechas e izquierdas, sino de demócratas y antidemócratas.

 

Publicado en PontevedraViva.com el día 25 Septiembre de 2020







lunes, 21 de septiembre de 2020

Un desastre de gestión

András, 21 Septiembre de 2020

La comunidad de Madrid es un desastre en la gestión de la pandemia. Los saltos de fase apresurada cuando el gobierno central puso en sus manos la gestión, el negacionismo de una situación caótica, o anteponer la economía a la salud pública, les ha llevado a la situación en la que están. Todo ello aderezado con una política de recortes en todo lo público de tantos años y de contar con una presidenta inexperta que piensa más en su ideología que en la ciudadanía.

 

Ahora piden la ayuda del estado, pero ¿para qué la piden? Posiblemente lo hagan para poder culparles de todo lo que está pasando. De eso se trata aquí, de ver quién es responsable, a quién se le puede echar el muerto de las propias carencias, no de trabajar conjuntamente para resolver los problemas.

 

El caso es que la noticia es que se van a reunir hoy. De qué hablarán es lo de menos. Lo mollar, lo sustancial, es que se van a juntar y ahora andan en eso, en justificar quién solicitó la reunión, dónde va a ser la reunión, en quién se lleva la medalla de conseguir que el presidente Sánchez vaya a hablar con Ayuso, etc...

 

Pero lo que verdaderamente les importa a los ciudadanos de Madrid es qué pueden decidir, qué medidas se van a adoptar, qué se puede cambiar para que el virus deje de cebarse con ellos como lo está haciendo.

 

A la presidenta, lo único que se le ocurre es poner todo en manos de las fuerzas de seguridad. Policía local, guardia civil, policía nacional y, como no, el mismísimo ejército. Eso es lo que necesita del gobierno central. Que ponga a su disposición al ejército. ¿Cuánto de ideología hay en todo esto?


viernes, 18 de septiembre de 2020

Lo han vuelto a hacer

András, 18 Septiembre de 2020

El Partido Popular lo ha vuelto a hacer. Se ha vuelto a meter en el lodo con otro caso de corrupción (presunto, por supuesto). En realidad, no es nada nuevo para ellos, saben perfectamente cómo manejarse en estas situaciones a las que nos tienen acostumbrados, y en las que se mueven como pez en el agua porque, en asuntos de corrupción, el PP juega la Champions.

 

El nuevo caso se llama “Operación Kitchen” y ya no lo niegan ni los propios dirigentes del partido. ¿Y en qué consistía? Básicamente era una innovación. El uso de fondos reservados para pagar el sabotaje a una investigación judicial sobre corrupción que afectaba al propio partido. En definitiva, rizar el rizo. Lo que para cualquier mortal sería algo inimaginable, para la gente del PP es lo habitual. Si utilizasen la imaginación que tienen con la corrupción, para resolver los asuntos de la ciudadanía, no habría un problema sin solución.

 

Hasta el momento, todo lo que se está publicando es de una gravedad máxima, porque no es solo un caso de corrupción de un partido político, se trata de corrupción institucional, de abuso de poder de un Gobierno del PP, utilizando a la policía para fines partidistas.

 

El principal imputado hasta ahora, es el secretario de estado de seguridad de aquel gobierno, y habrá que esperar a ver qué dice el juez después de escuchar su declaración, porque podría tomar decisiones sobre los exministros Fernández Díaz y Cospedal, algo que ya solicita la Fiscalía.

 

Y habrá que esperar a saber también, una vez que avance la investigación judicial, si además del Ministerio de Interior, el señor Martínez incluye en su declaración al Centro Nacional de Inteligencia entre los actores que pusieron en marcha el espionaje al ex tesorero más famoso de la historia del PP, el ínclito Bárcenas.

 

¿Estaba el CNI al tanto de lo de la Kitchen? ¿Participó de ello? Porque de ser así, los tiros podrían apuntar más arriba y llegar hasta el mismísimo Rajoy. De momento, ninguno de los aludidos por el señor Martínez abren la boca. Ni Fernández Díaz, ni Cospedal ni Rajoy. Y Casado, tira de manual para que por entonces él no era más que un simple diputado de provincias. ¡Pobre! ¿Y ahora le vienen con esto? ¿Pero qué culpa tiene él?

 

Que no se preocupe que ya estarán viendo a quién hay que tocar para que la cosa no vaya a más, para que prescriba, o para que algún juez de la cuerda haga algo. Precisamente, para resolver cosas como estas se rompió el acuerdo que renovaba el órgano de gobierno de los jueces, ¿no, señor Casado?.

 

Publicado en PontevedraViva.com el día 18 Septiembre de 2020






miércoles, 16 de septiembre de 2020

¡Vaya planificación!

 András, 16 Septiembre de 2020

Como la de la Comunidad de Madrid, que anuncia que va a contratar a miles de profesores para el nuevo curso cuando ya había comenzado. La verdad es que lo que se dice planificar no es.


Lo que tendrían que haber hecho era tenerlos contratados a todos con anterioridad al inicio del curso, asignados a sus centros educativos correspondientes y con los deberes hechos para saber a qué curso van a ir y poder preparar mínimamente el temario. Pero eso no importa. A los niños les asignarán un interino que hará lo que buenamente pueda apelando a su vocación. 


La comunidad de Madrid no contrata profesores pensando en los alumnos ni en la educación en general. Lo hace para que no le echen en cara que no toma medidas con el lío ese que se ha formado por el tema del COVID, pero la educación y la enseñanza le importa un bledo. 


Pero no nos engañemos, en esto, no es diferente al resto de comunidades, ni al gobierno central, ni a los partidos que conforman el parlamento. Si fuera así, la educación y la enseñanza formaría parte de los objetivos intocables de este país, y tendríamos una ley de educación bien pensada, planificada, consensuada y duradera.   


lunes, 14 de septiembre de 2020

Lo importante es relativo

András, 14 Septiembre de 2020

El doctor Cavadas ha obrado un milagro. Otro más, porque son muchos los que el médico realiza a lo largo de su carrera profesional. Sin embargo, para la opinión pública sólo se trata de algo, al parecer, normal y de poca importancia. Al menos eso es lo que se desprende de la relevancia que los medios de comunicación le otorgaron a la noticia de que un joven haya conseguido volver a caminar. 


Tuvo el paciente la mala suerte de ser noticia el mismo día que Feijóo presentaba en sociedad a su nuevo gobierno. Las portadas fueron para los nuevos Conselleiros y la noticia del “doctor milagro” no pasó de un triste faldón inferior en una pagina par. Para que pase lo más desapercibido posible seguramente. Es verdad aquello de que todo es relativo.


viernes, 11 de septiembre de 2020

Cuestión de desprecio

 András, 11 Septiembre de 2020

La marcha atrás en el supuesto acuerdo que Pablo Casado tenía con el presidente del Gobierno para renovar el órgano de gobierno de los jueces, hay que entenderlo única y exclusivamente como tacticismo político, por puro interés del partido, y supone, en el fondo, un grave desprecio a la Constitución.


Por triste que parezca, y a pesar del desaprecio que merece el independentismo catalán por todas las tropelías que han cometido, con un menosprecio absoluto a la Constitución española, la actitud de Pablo Casado en este asunto debe ponerse exactamente al mismo nivel que aquellas actitudes de los independentistas.


Pablo Casado está despreciando la Constitución española igual que Torra y todos sus adláteres. Se ha situado en un nivel de desprecio flagrante, y las excusas que ha puesto, aludiendo a que no pueden renovar las instituciones del Estado única y exclusivamente porque el gobierno actual no es de su agrado es, en toda regla, un desprecio absoluto a la Constitución y a la democracia. 


Porque es la propia Constitución la que le ordena a él, como presidente de un partido que atesora una parte mayoritaria que lo puede permitir en el Congreso, la designación de una serie de personas por mandato constitucional, independientemente de que el gobierno de turno le guste, no le guste o le deje de gustar. 


Da igual que el gobierno sea progresista, que tenga una política anti clerical, anti educación privada, que sube o baje los impuestos o lo que quiera defender. Tampoco tiene nada que ver en este asunto lo que el Gobierno piense del Rey y, por tanto, con esta actitud, Pablo Casado está violentando la Constitución como antes lo hicieron los independentistas catalanes. 


¿Por qué el Tribunal Constitucional no interviene en este momento como lo hizo (y bien hecho estuvo) amonestando al Parlamento de Cataluña? El TC tiene la potestad de dar un toque de atención al Congreso de los Diputados y al Senado, diciéndoles que están todos despreciando la Constitución por dejar de asumir una de los mandatos que la propia Carta Magna les otorga. Están faltando a un mandato constitucional.


Llegado a este punto, ni el propio Lesmes ocupa ya su puesto de forma legítima en estos momentos, y si tuviera dignidad, igual que el resto de miembros del Consejo, establecerían un plazo para que se produjese de una vez el acuerdo para la renovación de cargos, amenazando con la dimisión en bloque. Deberían hacerlo aunque solo fuera por la dignidad del cargo que representan. ¿Por qué no lo harán? Porque el plus económico de formar parte del Consejo General del Poder Judicial es suculento, y eso, es lo único que no es despreciable.


Publicado en PontevedraViva.com el día 11 Septiembre de 2020





miércoles, 9 de septiembre de 2020

Typical Spanish

 András, 09 Septiembre de 2020

Las empresas serias, lo primero que hicieron con la llegada del COVID fue replanificar sus objetivos para adaptarse a la nueva situación. Eso es justo lo que no se hace en la administración, y el ejemplo más claro lo tenemos con el inicio del nuevo curso. Faltan apenas unos días para la vuelta a las aulas, y aún no sabemos cómo va a ser. No hay protocolo de actuación, no hay medidas aprobadas, no hay plan A, no hay plan B, hay nada. La única buena noticia es que seguimos el plan de siempre, es decir, que no hay plan. 


Lo típico de aquí, donde todo se deja para el final o, en el mejor de los casos, para nunca. Será porque no han tenido tiempo para pensar qué hacer. 


Ni el Ministerio, ni las Comunidades Autónomas (que tienen las competencias), ni los consejos escolares, nadie se ha movido en todo este tiempo. Cómo solo llevan desde marzo en casa, se ve que se les ha echado el tiempo encima. Al final harán algo corriendo y a toda prisa, lo que provocará fallos e incertidumbres. Typical spanish!! 


lunes, 7 de septiembre de 2020

El nivel de la democracia en entredicho

 András, 07 Septiembre de 2020

El PSOE vota a favor de una comisión sobre las cuentas de Podemos pero anuncia que la vetará en la Junta de Portavoces. En fin.... Que mientras la política sea para uso partidista, no avanzaremos un ápice en el nivel de la democracia de este país. Se tiran años diciendo que tenemos una democracia consolidada y puntera, pero están empeñados en frenar ese desarrollo. 


La democracia es plena cuando se deja actuar a la justicia libremente, cuando no se imponen los órganos de su gobierno, cuando no se utilizan las influencias partidistas para manejar a su antojo los medios públicos y, también, cuando se  investiga en el Parlamento cualquier hecho calificado de sospechoso de alguna irregularidad por parte de cualquier partido político. 


Pero aquí no es así. Aquí se cubren unos a otros, como hace ahora el PSOE con Podemos. No hay una sola comisión de investigación que se haya puesto en marcha con el único interés (de todos) de saber la verdad y tomar medidas para aprender para el futuro. ¡Ninguna! Y eso, dicho así, suena duro y es muy triste. Ellos son los primeros en bajar el nivel de la calidad de nuestra democracia. 


viernes, 4 de septiembre de 2020

Conferencia insolidaria

 András, 04 Septiembre de 2020

Nos encontramos ante una situación inédita y que, sin duda, marcará el futuro de las siguientes generaciones. No se habla de otra cosa, nadie piensa o planifica más allá del corto plazo porque, para la mayoría, este será el hecho extraordinario más relevante de sus vidas. 


Es muy difícil hacer un diagnóstico más o menos perfilado de la situación, ni siquiera somos conscientes de atisbar hasta dónde puede llegar esto, pero estamos ante un momento clave, en el que tenemos que ir probando cosas, para ver qué funciona y si debemos realizar cambios o, por el contrario, seguimos por el mismo camino.


La conferencia de presidentes que se celebró hace unas semanas iba precisamente de eso, de saber qué camino tenemos que tomar y si las medidas que están sobre la mesa funcionan o necesitan de mejoras. Por eso se trataba de algo poco habitual, no tenía nada que ver con las que se venían celebrando por videoconferencia durante el confinamiento y que tenían como objetivo el intercambio de información. Sin embargo, nuevamente salen a relucir los intereses partidistas en vez de pensar en cómo luchar contra el enemigo invisible.


En España tenemos un problema añadido a cualquier situación que debemos afrontar, y son las tensiones territoriales; que ya existían, pero que ahora se han recrudecido en forma de insolidaridad y deslealtad. Urkullu amenazó con no ir aunque luego se presentó por sorpresa; y Torra ni apareció. Este tipo de reuniones deberían ser obligatorias, porque estos señores no están ahí por ser quiénes son, sino porque representan una figura que forma parte de la estructura del Estado y si no quieren aceptar las normas, lo que tienen que hacer es irse a su casa y dejar paso a otro.


El caso es que al Gobierno se le presentó una formidable oportunidad de hacer patria frente al comportamiento mezquino del presidente de la Generalitat, quién no acudió a la reunión para, según su disparatada cabeza, no respaldar a Felipe VI, pero que debería haber ido para respaldar a sus paisanos, que están muy necesitados, puesto que Cataluña es una de las regiones más castigadas por la pandemia. 


Torra no le hizo el vacío al Rey, se lo hizo los catalanes, por su propia petulancia y por vivir en el bucle absurdo en el que vive. Y es precisamente ese vacío el que el gobierno español tendría que llenar, aprovechado la oportunidad para hacerle ver a los catalanes que hay una España solidaria que también atiende sus necesidades incluso cuando su presidente se guía por criterios mezquinos y se niegan a asistir a reuniones dónde se está dirimiendo el futuro del país y de los propios catalanes. 


Publicado en PontevedraViva.com el día 04 Septiembre de 2020