András, 14 noviembre de 2025
Hace tiempo que la derecha catalana viene dando avisos de que se quería divorciar de la izquierda constitucionalista. Se han cansado de esperar, ya no les motiva el rollo progresista, ahora lo que les apetece es dar un nuevo vuelco en su dilatada y serpenteante carrera política para volver a los orígenes.
Hasta aquí nada nuevo. La derecha burguesa catalana siempre ha bailado al son de la musica que más le interesaba. Y es perfectamente lícito, los partidos nacionalistas suelen aliarse con quien le ofrece un mayor beneficio para sus territorios. En eso consiste la política, en sacar la mayor tajada con el menor número de representantes en Madrid. Por tanto, hasta aquí, ningún reproche.
El problema de Junts, es que ha dejado de ser un partido político para convertirse en el partido de Puigdemont, dónde todo se hace en función de los intereses personales de este personaje que, no lo olvidemos, sigue huido de la justicia española.
Primero pactó con Sánchez. La debilidad del Gobierno le bastó para que le aceptasen casi la totalidad de sus peticiones, aún a sabiendas de que muchas no las podrían cumplir. Puigdemont, que puede ser cualquier cosa menos tonto, sabía que tras el famoso octubre negro catalán, un gobierno de derechas en Madrid sería lo peor que le podía pasar. A él, no a su partido.
Sin embargo, ahora se ha cansado de las promesas de Sánchez, y ha roto la baraja por la mitad. Ha pegado un golpe en la mesa y ha anunciado que suelta amarras con el partido que sustenta al gobierno.
Ello supondrá cambiar de pareja de baile, una menos amable, más torpe, pero más parecida ideológicamente. Así será como Puigdemont pasará de ser el mayor enemigo de la patria española, a convertirse en el nuevo estadista catalán que apoya un gobierno de derechas para dar estabilidad.
En esa representación, el moderado Feijóo interpretará el papel del tonto útil, porque tendrá más votos pero deberá plegarse a lo que digan los actores secundarios. Puigdemont, que interpretará el papel del fugado, y Abascal, el que aporte al trío la mayor carga ideológica, con el magistral papel de, el facha. Esta será la guinda del trío siniestro que formarán PP, Vox y Junts, un pacto de derechas que podría ser lo peor que le pase a España desde el franquismo.
Aún así, será divertido ver cómo el moderado cambia el criterio sobre el fugado, exhibiendo un enrevesado pero magistral guión en el que se retorcerá el vocabulario para tratar de hacernos comulgar con ruedas de molino, y que veamos al catalán como ese gran patriota que, por circunstancias que no vendrán al caso, residió temporalmente en Waterloo.
Pero lo mejor llegará en la segunda temporada, cuando a Alberto le toque firmar el indulto que evite el encarcelamiento del fugado. ¡Ánimo, Alberto! Estás en el buen camino.
Publicado en PontevedraViva.com el día 14 de Noviembre de 2025
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