Pontevedra, 31 Mayo de 2019
Los gobiernos del cambio, los que venían a salvarnos de todo lo salvable, se han hundido. La marea se ha llevado por delante a las mareas y con ellas a los tres tenores del famoso cambio. Los alcaldes de Ferrol, Santiago y Coruña han fracasado en el intento de renovar su mandato porque la ciudadanía les ha hecho pagar la inacción, la falta de gestión, la incoherencia y la permanente incertidumbre en la que viven. Todo teoría, todo confluencias, todo espacios de decisión para nada. La gente necesita políticos para que les gobiernen, no para que los confundan con teoría política permanentemente.
Su gestión ha sido un formidable desastre.Ni han aportado nada nuevo ni han resuelto algún problema de la ciudadanía. Únicamente se quedan en pancartas, slogans populistas y discursos huecos. Ni siquiera han sido capaces de ejecutar los presupuestos. Lo único destacable es la subida de impuestos que han emprendido sin saber siquiera para qué.
Las mareas políticas como las oceánicas, suben y bajan y ahora, con la marea baja, la resaca se ha llevado por delante el proyecto político de Podemos en Galicia. Y eso, a pesar de que posiblemente han sido ellos y sus confluencias gallegas, el movimiento político tratado con mayor generosidad por los votantes desde el inicio de la democracia. Pero precisamente por ese motivo, quizás no sorprenda el varapalo electoral. Porque igual que antes se lo dieron, ahora se lo han quitado.
Arrancaron con un apoyo electoral tremendo sin tener un solo aval de gestión, sin un proyecto claro, solo con unas dosis de populismo enorme y prometiendo lo imposible. Llegaron en el momento oportuno, con la gente sensible y ellos se colaron en el corazón de muchos.
Tras romper con Podemos e Izquierda Unida, se presentaron en solitario a las elecciones, y aunque la sociedad inicial no le habría augurado un resultado mejor o una caída menor, si podrían al menos haber responsabilizado de ello al egocentrismo de Pablo Iglesias. La única realidad es que son creíbles y la gente les tiene casi tanto miedo como a Vox.
A pesar de que los dirigentes gallegos tratan de sacarle hierro al asunto y justifican el resultado por el carácter estatal de los comicios, la realidad es otra bien diferente y amarga. Tras la debacle, la aspiración a competir por abanderar la alternativa a los populares en Galicia, contando únicamente con un 1% de apoyos, se antoja una quimera.
Publicado en PontevedraViva.com el día 31 de Mayo de 2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario