Pontevedra, 17 Mayo 2019
Iceta tenía la miel en los labios, pero se quedó sin ella porque ha sido presa de unos y de otros. Tanto hablar de él y nadie se acuerda de Montilla, que renunció a su sillón de senador para facilitar y hacerle un hueco. Así lo explicó el propio Montilla en un comunicado, donde dijo que el único motivo de su renuncia era facilitar la elección de Iceta como representante autonómico en la Cámara Baja. Para Montilla, el hecho de que la cuarta figura del Estado fuera un socialista catalán, era un gesto inequívoco del compromiso con Cataluña.
Hasta ahí, todo era perfecto y en plazo. Un senador renunciaba para dejar paso a otro que debía ser bendecido por el Parlament, asumir la condición de Senador y, una vez ahí, sería elegido presidente con la mayoría de los socialistas. El plan trazado por Sánchez seguía su curso con normalidad.
Pero la cosa se torció porque no contaban con la negativa de los independentistas. Porque en campaña electoral los secesionistas no creen que les sea rentable coronar como presidente del Senado al socialista que apoyó el 155. Para el independentismo no es suficiente que Iceta se pronunciara contra la prisión provisional, contra la acusación de rebelión o estar favor de los indultos. Precisamente, todo lo que la derecha le reprocha. Iceta ha sido víctima de sus ideas y de las contrarias.
La duda que me surge es por qué Pedro Sánchez no apostó por Montilla. Es socialista, catalán y fue presidente de la Generalidad. Además ya era senador electo y no era necesaria la pirueta previa para que adquiriese tal condición. Pero no solo eso, porque Montilla no votó la aplicación del artículo 155 en la última legislatura de Rajoy porque se ausentó del pleno; algo que, por cierto, fue muy aplaudido por los nacionalistas en aquel momento.
Por tanto, si realmente querían tener a un socialista catalán con pedigrí y muy relacionado con las instituciones catalanas como el expresident Montilla, ¿Por qué Sánchez prefirió a Iceta?
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