Pontevedra, 17 Mayo de 2019
Ha entrado en vigor la ley que obliga al registro de la jornada laboral en las empresas, y pocas leyes se presentan como tan arcaicas e incluso inútiles. Se trata de una medida antigua y que tendrá poco recorrido porque el modelo productivo en nuestro país, y en las economías más desarrolladas, han provocado la aparición de espacios laborales diferentes, donde ya no es todo tan simple.
Antes la gente entraba en una fábrica, fichaba y salía cuando venía el relevo después de las ocho horas de rigor. Todo esto ha cambiado mucho, sobre todo con la aparición de las nuevas tecnologías y el teléfono móvil, provocando que todos trabajamos más tiempo.
Hoy el día el problema es otro. Estamos en un sistema de relaciones laborales asimétricas que otorga el poder de la relación laboral al empresario y, aunque es verdad que hay lugares donde se abusa del trabajador, las condiciones laborales en general han cambiado mucho para mejor.
Es cierto que el marco que regula las relaciones laborales, que es la última ley laboral aprobada por el PP y que el PSOE no se ha atrevido a derogar a pesar de las promesas, no ayuda, pero lo que hace falta es una reforma integral de la ley laboral. Todo lo demás son parches de cara a la galería.
El problema parte de la propia legislación. Legislar es algo muy complicado y cuando se trata de cosas complejas, hacerlo mediante decretos leyes está demostrado que es un error. Esto hay ese hacerlo mediante un consenso, con consultas a la patronal, a los trabajadores, a los sindicatos, asociaciones diversas, etc… De esta forma, los legisladores hubieran escuchado a los distintos actores y eso les habría ayudado a saber a quién debe ir dirigida la ley, con qué objetivo y, sobre todo, con un plazo de ejecución y puesta en marcha realista.
En lugar de eso, se ha querido resolver un problema, que es cierto que es real, pero que no afecta a todos por igual, mediante una ley hecha como propaganda electoral. ¿Alguien sabe exactamente en qué sectores se está produciendo el mayor desfase en horas trabajadas y horas declaradas? Sin embargo, van a obligar a todo el mundo a pasar por el mismo aro con un decreto ley hecho a prisa y corriendo.
Y con un factor añadido, que toda su aplicación va a depender de la Inspección de Trabajo, con una clara vocación sancionadora para controlar la aplicación de la ley. ¿En qué país vivimos? ¿Es que vamos a estar siempre expuestos a las sanciones para cumplir las leyes?
Este tipo de controles también sacan a la luz el debilitamiento del papel de los sindicatos, porque cuando había sindicatos potentes, se encargaban de presionar a las empresas sin necesidad de que hubiese una ley que, con carácter general lo tuviera que regular. Es decir, antes el control era de abajo hacia arriba y ahora es de arriba hacia abajo. Este es, sin duda, otro de los indicadores del cambio de sociedad que estamos viviendo.
Publicado en PontevedraViva.com el día 17 de Mayo de 2019
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