lunes, 17 de junio de 2019

El caso es atornillar a Baltar en la Diputación

Vilanova, 17 Junio de 2019

Galicia es una de las Comunidades Autónomas donde el PP sigue teniendo bastante poder. Hace años tenía más, pero todavía mantiene una cuota importante. El sábado se constituyeron las corporaciones de los municipios gallegos y, salvo algunas sorpresas, todo seguirá como estaba. Las pocas novedades que hay se concentran en las cinco ciudades, donde los consistorios dependían de pactos entre diferentes fuerzas políticas. 

Es verdad que es en las ciudades donde el PP ha perdido más poder, y los candidatos elegidos a dedo por Feijoo no han funcionado como se esperaba. Esta es, sin duda, una de sus asignaturas pendientes. ¿Le dará tiempo a arreglarlo antes de ir para Madrid? 

El caso más significativo es el de Ourense, donde el intercambio de cromos entre Baltar y Democracia Ourensana, han permitido un pacto de gobierno en Concello y Diputación. El ayuntamiento será gobernado por Gonzalo Pérez Jácome, que encabezaba la lista de la tercera fuerza más votada en la ciudad, por detrás de PSOE y PP, mientras que José Manuel Baltar seguirá siendo el presidente de la Diputación provincial gracias a un pacto de gobierno alcanzado con Jácome.

¿Alguien se podía imaginar la Diputación de Ourense sin un Baltar como presidente? No, por eso había que hacer lo que fuera necesario para mantenerlo atornillado al sillón. ¿Qué le debe el PP a la familia Baltar para permitir este acuerdo? ¿Qué tiene que esconder Baltar y, en definitiva el PP, en la Diputación para aceptar cualquier pacto con tal de no desahuciarlo del poder? 

¡Con lo que el tal Jácome ha dicho de Baltar! Pero llega la hora de atarse al poder y se pacta con quién haga falta. “Con el mismísimo demonio”, llegó a decir Jácome. Son políticos, ¿qué esperaban? El político se mete a político, salvo honrosas excepciones, para lograr el poder. ¿Hay alguien que se crea, aparte de Jácome y Baltar, que se han puesto de acuerdo por el bien común de los ourensanos? 

Esta componenda entre dos de los que más se han odiado en los últimos años hay que verla como lo que es, una componenda. Pero la política es así, del odio al amor solo lo separa la necesidad de seguir en el cargo.

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