sábado, 15 de junio de 2019

Algo hay que cambiar

Pontevedra, 15 Junio de 2019

O tenemos que cambiar la forma de elegir a los gobernantes o a los propios gobernantes, pero lo que está claro, es que algo tenemos que cambiar. Estamos en manos de gente que solo mira su interés personal y partidista. Mienten a cada paso, esconden información y recriminan al contrario lo mismo de lo que ellos adolecen. Es lo que, en el argot político se denomina “y tú más”.

Con el tema de los pactos para la gobernabilidad en comunidades y municipios es un escándalo. Realizan pactos y los niegan a la vez. Establecen vetos pero aceptan la abstención de los vetados. ¿No es eso aceptarlos? Niegan pactos con partidos que tienen un cordón sanitario cuando en realidad cualquier apoyo, en forma de voto o de abstención, lo aceptan para poder coger el bastón demando. Si realmente no hay pactos, ¿cómo alcanzan realmente el poder? El que no gana en votos quiere gobernar y el que gana está vetado. 

Lo más grave es lo de Ciudadanos, que gobernará en Madrid con un pacto de gobierno con PP y Vox (igual que hicieron en Andalucía pero sin reconocerlo). Y en Murcia estaban buscando socio pero aún no sabían si hacerlo con PP o PSOE. Cómo si fuera lo mismo o no hubiera diferencias ideológicas sustanciales entre unos y otros. Depende de quien le haga más la pelota y de que ambos, en primer lugar, voten a su candidato a presidir el parlamento regional. 

Primero, ¿dónde quedó aquello del cordón sanitario a la extrema derecha? Segundo, ¿les vale igual el PP que el PSOE? ¿Cuáles son las dudas que tienen? ¿Dónde quedó (si alguna vez la tuvo) la ideología de Rivera? 

Lo que ya nos faltaba por oír era su última ocurrencia, la de gobernar por turnos. ¿Se puede ser más ridículo? ¿Cómo se puede dirigir una comunidad autónoma o un municipio por turnos? ¿Pero qué clase de gente tenemos a los mandos?

Lo único que demuestra esta situación absurda, es que lo que importa es el poder, tener el control presupuestario durante algún tiempo para decidir dónde va el dinero y, sobre todo, colocar a algunos de los suyos al frente de ciertos puestos. ¿Qué proyecto puede tener un mínimo de continuidad si el que lo debe liderar lo cambian y ponen uno los meses pares y otro los impares? ¿A qué ser humano con responsabilidad en una empresa donde se juegan el futuro de muchas familias se le ocurre una boutade así? Solo a los políticos. 

Es vergonzoso. Hasta que no tengamos líderes políticos de altura, que realmente vean en la política un servicio público y no un puesto de trabajo, seguiremos igual de mal. 


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