miércoles, 19 de junio de 2019

Diferentes concepciones del mal menor

Vilanova, 19 Junio de 2019

El acuerdo entre Valls y Rivera saltó por los aires. Fue el fichaje del que más presumió Albert, pero las diferencias ideológicas son tan grandes que era cuestión de tiempo que se produjera el divorcio. Poco tiempo, como hemos podido comprobar. La actitud de Valls en la investidura de Colau como alcaldesa de la Ciudad Condal es para enmarcar. Es lo que debe hacer un político responsable, de principios y que además piensa en la ciudadanía y no en el único interés del partido. Todo lo contrario de lo que hace Rivera. 

Y eso, precisamente eso, ha sido lo que no ha tolerado el líder naranja. Básicamente que le llevan la contraria, que Valls tenga criterio propio y que lo ponga en cuestión. Rivera adolece de lo que presume, y es el típico líder inseguro que no quiere que quienes le rodean piensen por sí mismos. A fin de cuentas, esa es la esencia del líder político, rodearse de correveidiles que asientan y no cuestionen nada.

Valls no es de derechas ni está a favor de pactar con la extrema derecha. Rivera es de derechas (muy de derechas) y acepta pactar con quien haga falta con tal de tocar poder. Poco poder de momento, pero por algo tiene que empezar. El problema es la factura que está pagando por apenas unas concejalías o unas presidencias de cámara autonómica. 

Rivera rompió con Valls porque tienen una idea muy diferente de lo que es el mal menor. ¿Qué quería Rivera? ¿Hubiera preferido que Esquerra gobernara en el ayuntamiento de Barcelona?

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