Pontevedra, 30 Mayo de 2015
PP y PSOE, PSOE y PP son ideológicamente antagónicos
(al menos sobre el papel). No lo son tanto cuando gobiernan, aunque, para ser
justos, si que hay algunas diferencias significativas entre ambos a la hora de
aplicar políticas, sobre todo de ámbito social. Lo que no les diferencia tanto
es la forma de tratar los casos de corrupción (presunta y consumada) de sus
partidos, y, sobre todo, la forma de asumir los resultados electorales. ¿Cómo
reaccionaron ante el último batacazo que ambos han sufrido en las elecciones
del 24-M y, sobre todo, cómo deberían reaccionar?
Al PP le cuesta aceptar los resultados de las
elecciones del 24-M. Es lógico, después e haber disfrutado de un poder casi
omnimodo, de un plumazo, casi lo ha perdido todo. Solo algunos barones regionales
han anunciado que abandonaran la presidencia regional del partido, aunque no
todos lo harán de forma inmediata, ya que algunos lo harán en diferido. Pero el
PP como organización nacional y de la que Mariano es presidente, no va a hacer
mucho por cambiar esta situación. Y no lo van a hacer porque no ven el
problema, creen que lo único que pasa es que hay una falta de comunicación con
la ciudadanía y confían todo a la mejora de la economía (la macroeconomía).
Repetir una y otra vez el mantra de que la recuperación
económica no han servido, porque la realidad de muchos españoles es otra muy
distinta. Una realidad que el propio Gobierno ayudó a empeorar con tantos
recortes de servicios y subidas de impuestos. No es un problema de comunicación,
sino de políticas agresivas que han socavado la confianza de los fieles, y
azuzado a los contrarios. A los ojos de los ciudadanos, el PP es el partido de
la corrupción, el partido del desprecio al ciudadano, el partido de la soberbia
y el partido que más ha ahondado en la brecha que hay entre la clase política
acomodada y la ciudadanía de a pie. El PP es el partido de “Luis, lo entiendo, se fuerte” de Rajoy a Bárcenas, es el partido
de Gürtel, el partido de un presidente que no acepta preguntas de los
periodistas y que habla a través de un plasma para esconder sus miedos y sus
mentiras. Es un partido inmovilista con una presidencia inmovilista que cree
que las cosas se arreglan dejando pasar el tiempo. Todo esto, y mucho más, es
lo que ven los ciudadanos, no las cifras del IBEX.
¿Y el PSOE? Pues el PSOE haría mal en analizar los
resultados de las últimas elecciones municipales solo en clave numérica. Si así
lo hacen se estarán equivocando y alejando de la realidad que las urnas han
mostrado el pasado domingo. ¿Qué dicen los números? Pues que con menos votos
van a tener más poder. Pero siendo el poder el objetivo (único) de las
elecciones, también lo son los votos. Por ejemplo, en Galicia puede aumentar de
58 a 105 el número de alcaldes, pero con 23.000 votos menos que en las últimas
elecciones y que en muchos municipios los socialistas han pasado a ser la
tercera fuerza política en detrimento de las Mareas ciudadanas.
Por tanto, analizar los resultados únicamente en
clave numérica puede ser, para los socialistas gallegos, cuando menos,
engañoso. El problema de fondo que tienen es la deriva de los ciudadanos
potencialmente votantes del socialismo hacia las mareas ciudadanas, y cual
puede ser su incidencia en unas elecciones generales o autonómicas, donde la
influencia del candidato es menor, ya que en las municipales los votantes
tienen más en cuenta el nombre del candidato.
No debería el Secretario Xeral sacar mucho pecho
por los resultados y si debería ponerse a trabajar para recuperar los votos que
se han ido a las mareas. Además, de paso, podría centrarse en cumplir y hacer
cumplir el código ético del partido, expulsar a los corruptos (presuntos) y
esforzarse en explicar que es el PSOE, que es mucho más que un partido perdedor
que se conforma con formar gobiernos siendo la tercera fuerza.
En definitiva, PP y PSOE aunque diferentes se
parecen en muchas cosas. La más reciente en el varapalo electoral. Tienen
tiempo para reaccionar y girar en sus políticas. El primero que lo haga, y
además de forma profunda, sincera y decidida, saldrá con ventaja en el próximo
reto, que no es otro que las elecciones generales.
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Podrían intercambiarse los programas de gobierno y no sabríamos de quien es cada uno |
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