Pontevedra, 16 Mayo de 2015
El régimen de incompatibilidades de los diputados
nacionales está siendo objeto de debate debido a los últimos casos que hemos
conocido de Martínez-Pujalte y Federico Trillo, que teniendo ambos dedicación
exclusiva al Congreso, se embolsaron suculentas comisiones de una constructora
por presuntas labores de asesoramiento. Otro diputado del PP, Agustín Conde, escondió
actividades externas en su declaración de actividades al Congreso. Trabajó para
el Santander defendiendo al banco de clientes con impagos. ¿Es ético que un
político defienda a un banco de impagos en hipotecas, cuando tiene voto en temas
legislativos y además forma parte de la comisión parlamentaria de justicia? Como
tantas otras veces, no es ilegal, pero si es poco ético, inmoral y de una
caradura tremenda.
Estos son casos recientes, pero seguro que hay más.
Parece que no tienen suficiente con todos los privilegios (incluidos los
económicos) por ser parlamentarios. Pero siendo ello grave, lo peor es que,
algunos diputados, entre los que se encuentra Rafael Hernández, portavoz del
PP, no creen que esta actitud sea cuestionable, ya que se manifestaron a favor
de flexibilizar la norma para que se permita acumular a la dedicación al escaño
otras actividades privadas, es decir, que la vida es corta y hay que cobrar de
donde sea.
En Galicia, el régimen de incompatibilidades es
enormemente más severo que el del Congreso, pero tengamos cuidado porque en
cualquier momento lo cambiarán. De hecho, algunos diputados gallegos también
han mostrado su incomodidad por las restricciones que marca el régimen de
incompatibilidades del parlamentario gallego. Ya verán como para cosas como
estas se ponen rápidamente de acuerdo. Igual que lo hicieron para subirse el
suelo, o para cobrar una parte del mismo sin declarar a Hacienda.
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