Pontevedra, 22 Mayo de 2015
Este fin
de semana se celebran elecciones autonómicas y municipales, lo que algunos denominan la gran fiesta de la democracia. Pero más allá de frases hechas, lo
cierto es que en cada elección la ciudadanía tiene en sus manos la posibilidad
de decidir a quienes entregan las llaves
del poder para los próximos cuatro años, y eso es una decisión que no debe tomarse a la ligera. Ahora debemos
expresar mediante nuestro voto, todas aquellas amarguras y protestas que a lo
largo de los últimos años hemos ido acumulando. Los políticos se vuelven más
cercanos, tratando de convencernos de que sus propuestas son las mejores y por
unos días abandonan sus cómodos sillones para mezclarse con el pueblo con el
fin de recabar nuestra confianza; y lo hacen entregándose a la causa exhibiendo
logros y vendiendo proyectos futuros para nuestras ciudades. Vemos a
presidentes autonómicos y secretarios generales, recorrer los pueblos de
Galicia, haciendo política en clave nacional y haciéndonos creer que conocen al candidato de turno, cuando en muchas
ocasiones no recuerdan ni su nombre.
Nos jugamos mucho los ciudadanos en las próximas
elecciones, pero también lo hacen los partidos, sobre todo PP y PSOE que,
aunque tienen como horizonte prioritario las elecciones generales, son sabedores de la importancia que para
ellos tiene el poder municipal y autonómico en sus estructuras de partido. Porque
la verdadera política se hace desde las concejalías, las consejerías y las
diputaciones (que también son objeto de elección). Perder ese poder
supondría tener muchos problemas orgánicos por la pérdida de puestos de trabajo
para muchos de sus afiliados.
Sin embargo,
estas elecciones van a ser muy diferentes a las anteriores. Ya nada será
igual a partir de ahora y parece que el cambio viene para quedarse. Se debe a la
aparición de nuevas formaciones que van a fragmentar el mapa político y van a exigir
pactos para la gobernabilidad. Las
mayorías absolutas van a ser algo extraño a partir de ahora, y eso es una
buenísima noticia para los ciudadanos y mala para PP y PSOE. ¿Por qué? Pues
porque hasta ahora PP y PSOE se repartían la mayoría del poder y actuaban como
verdaderos rodillos. A partir de ahora
tendrán que pactar (entre ellos o con otros) lo que les obligará a rebajar sus
pretensiones y a ser más humildes, y ahí es donde ganamos los ciudadanos. Vamos
a ver el verdadero nivel de los políticos porque tendrán que demostrar que son
capaces de llegar a acuerdos. En una
palabra, tendrán que hacer política.
Faltan solo dos días para el desenlace final, y
salvo los incondicionales, la mayoría de los ciudadanos con derecho a voto
albergan muchas dudas sobre que papeleta escoger. Los indecisos son mayoría pero se les acaba el tiempo y deberán
decidirse. Espero que por su bien, y por el de todos, tomen la decisión
correcta. Lo único cierto es que el
cambio político ya está aquí y que, en cierto modo, nos enfrentamos a una nueva
transición democrática, la del bipartidismo al multipartidismo. Bienvenida
sea.
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