Pontevedra, 23 Mayo de 2015
Que tras cuatro años en la oposición, con el país
en una tremenda crisis y un desgaste notorio del partido que sustenta al
Gobierno, el Partido Socialista no obtenga réditos electorales es algo que el
propio partido debería analizar en profundidad. Si en estas circunstancias
políticas, sociales y económicas la ciudadanía no se tira en brazos del partido
que debería asumir la responsabilidad en el país, no sé en qué circunstancias
lo van a hacer. Salvo casos muy contados, en los que puede obtener resultados
medianamente satisfactorios, el PSOE saldrá mal parado de las eleciones de mañana.
Las encuestas le dan unos resultados en general
malos, postergándolos a ser oposición minoritaria en muchos municipios y
comunidades autónomas. Por tanto, a partir de ahí, le quedarán dos caminos
posibles. Uno, ponerse a un lado y dejar que gobierne el PP; y dos, apoyar a
otros perdedores, pero con más votos que ellos, para desbancar al PP. Ambos caminos
son malos, pero de los dos, mi recomendación es que deberían coger el primero.
Gobernará el PP, y eso para los socialistas es un palo importante, pero de
escoger el segundo camino, el daño seria irreversible y le podría suponer el
ostracismo durante muchos años. Escoger el primer camino significaría perder
mucho poder, pero ganarían credibilidad, y les permitiría rearmarse para el
futuro.
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