Pontevedra, 12 de enero de 2015
A menudo, solemos ensalzar las virtudes de las personas cuando fallecen. Parece que estamos esperando su desaparición para homenajearles y, de paso, lavar nuestras propias conciencias por no haberlo hecho en vida. Por eso quiero escribir lo que siento ahora que aún estoy a tiempo. Dedicado a una mujer pequeña en tamaño, pero enorme de personalidad. Una mujer que ha tenido que pasar grandes dificultades durante su vida. Propias y ajenas. Con una fortaleza infinita que le ha permitido luchar contra el cáncer durante más de trece años. Pero finalmente la enfermedad ha podido con ella. Solo cuando ha mostrado su lado más débil, agotada por tantos años de lucha, la ha vencido. Ahora, que puede estar viviendo sus últimos momentos entre nosotros, quiero ofrecerle mi pequeño homenaje y decirle a su marido y a su hijo que tienen que estar muy orgullosos de su esposa y de su madre porque es una mujer luchadora que está dando hasta su último aliento por agarrarse a la vida. Si finalmente se cumplen los peores augurios, te echaremos de menos y aunque nosotros sigamos viviendo algún tiempo más, ya nada será igual. Hasta siempre.....Selma.
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