Pontevedra, 27 de Enero de 2015
Debemos hacernos a la idea de que el compromiso de
los partidos políticos para acabar con la corrupción es nulo. No debemos albergar
ni una sola esperanza de que el problema sea afrontado desde dentro de los
mismos. Al contrario, se cubrirán unos a otros engañando a los ciudadanos y regateando
a la justicia. Es desalentador ver como un día tras otro salen a la luz nuevos
casos. Y lo que es peor, la ceguera partidista de sus dirigentes que no lo
quieren ver. Todo es palabrería de manual, de ideario político barato. Y lo
hacen con una desfachatez que produce pavor.
La penúltima fechoría la ha protagonizado la presidenta
andaluza Susana Díaz. Esa que muchos se atreven a señalar como la gran lideresa
en la sombra del PSOE, y como la mejor dirigente política socialista desde
Felipe González. Pues esa, acaba de realizar un acto de desvergüenza política
con la consiguiente bofetada a todos los andaluces.
Poco antes de disolver la cámara autonómica como
consecuencia del adelanto electoral en Andalucía, y ante la posibilidad de que tres
diputados socialistas se quedaran temporalmente sin fuero, la presidenta los ha
incluido como miembros de la diputación permanente para blindarlos ante
posibles citaciones por parte de la jueza Alaya, ya que los tres están como “preimputados”
(según palabras de la propia jueza) en el caso de los ERE fraudulentos. Los
tres diputados son: Carmen Martínez Aguayo, Francisco Vallejo y Antonio Ávila;
y los tres habían ocupado en los últimos años las consejerías de Hacienda,
Innovación y Empleo. Si yo fuese uno de ellos, sentiría vergüenza por la
maniobra que han tenido que hacer para escapar de las garras de la justicia. Con
ello se pretende prorrogar el aforamiento de los tres diputados durante el
tiempo que dure el proceso electoral y se constituya el nuevo parlamento. Es lo
que podemos llamar el “bypass del aforamiento”. Luego, como posiblemente volverán
a ser reelegidos, su situación preelectoral de aforados estará garantizada. Un
acto de ingeniería política para salvare el culo a tres socialistas que reclaman
su protección a la gran lideresa. Es cierto que los tres diputados no están
todavía imputados, pero tienen más que temer que yo en el caso de los ERE. No
hay que condenarlos antes de tiempo, por supuesto, y se les supone la
presunción de inocencia. Pero de ahí, a blindarlos con este descaro, hay un
trecho. En mi opinión, el blindaje es complicarle el trabajo futuro a la jueza
que instruye el caso. Es decir, obstruir el trabajo de la justicia. Y lo hace
de una forma legal, pero inmoral.
¿Tiene esto algo que ver con la transparencia democrática
de las que nos habla el PSOE? ¿Qué favor debe la presidenta andaluza a estos
tres diputados? Si no es un tema de deuda de favores, ¿a qué obedece tal
actitud? ¿Tomará cartas en el asunto el Secretario General, al que se le llena
la boca de tópicos de manual cuando habla de la corrupción en el PP?
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