András, 19 Enero de 2021
Al ministro Illa, y por extensión a su partido, le han jugado una mala pasada sus socios de legislatura. Para ser exactos, no son literalmente socios porque no comparten gobierno, pero les ayudan a mantener el poder.
Me refiero a los independentistas catalanes. Otrora adalid de la democracia y preocupados como nadie de la salud y la unidad de España, le han hecho un feo enorme al PSOE con su intento de retrasar las elecciones autonómicas. Parece indudable que no ha sido una buena noticia para el candidato (y ministro) socialista, y la polémica de su no dimisión por compartir ambas responsabilidades queda ahora, más que nunca, en evidencia.
Prueba del roto que le han hecho, es el recurso que han presentado al decreto que pospone los comicios. Y es entendible, porque son los únicos a los que les iba bien la fecha inicialmente prevista, no en vano, pensaban aprovechar el tirón del ministro en el peor momento de la nueva ola que tenemos encima.
Para ser francos, que el ministro pueda presentar como aval su gestión de la pandemia es, cuando menos, sonrojante. A no ser que, por éxito, entiendan lo que no ha hecho, o lo que ha dejado de hacer.
Su papel en esta crisis está siendo prácticamente nulo, y se reduce a enumerar estadísticas y a dar consejos. No escapa a nadie que, desde se aprobó el nuevo estado de alarma y se responsabilizó a las Comunidades Autónomas, no ha hecho prácticamente nada más que actuar de portavoz de los datos oficiales de contagios y muertos, y decir que la responsabilidad es de los presidentes autonómicos.
Es verdad que el Ejecutivo catalán no ha retrasado las elecciones por razones sanitarias. No es menos cierto que pretendían dar un pucherazo para dejar sin fecha las elecciones y continuar colgados de la brocha. Y es categóricamente cierto que su intención era desactivar el “efecto Illa”. También es cristalino que si los sondeos les fueran favorables, no hubiesen planteado el retraso.
Como es una verdad absoluta que todos han actuado única y exclusivamente pensando en sus propios intereses. El PSOE pensaba aprovechar la pandemia para relanzar a su candidato. Y los independentistas como excusa para lo contrario. Ya le han encontrado una utilidad.
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