András, 04 Enero de 2021
Hace unos días, en un acto en Cataluña, Pablo Casado actuó como si fuera el líder de un partido de centro, y aunque reprochó los pactos del Gobierno, se centró, sobre todo, en el asunto de los impuestos. Ni siquiera hizo sangre con el famoso tema de la defensa del castellano como lengua vehicular en la enseñanza. Incluso sorprendió con una condena contundente a los contenidos golpistas del chat de exmilitares. Sin duda, adoptó un mensaje más centrado, y edulcoró su discurso por estar Cataluña.
Sin embargo, la decisión (acertada) que tomó de marcar distancias con la extrema derecha y apostar por pescar en el caladero del espacio político de centro, parece que se lleva mal con la necesidad que tiene el PP de no ceder a los ultras el espacio de la derecha tradicional, partidaria de no dar tregua al gobierno de coalición.
La dificultad que tiene la dirección del PP para conciliar al mismo tiempo un discurso moderado con el que competir con Ciudadanos y el ala derecha del PSOE, y uno más duro con el que arrebatar a Vox la confianza de los votantes de la derecha más extrema, está obligando a Pablo Casado a hacer ejercicios de equilibrismo ideológico. Un día apuesta por un perfil crítico pero propositivo, pensando en los electores de centro, y al día siguiente le disputa la retórica ultra a los de Abascal.
Por eso Casado va como una bola de pinball por el tablero político, y se ve obligado a defender, casi cada día, un discurso diferente. Desde una posición conciliadora, defendiendo que el PP es un proyecto en el que caben socialdemócratas, liberales, conservadores y democristianos. A otra totalmente opuesta, recuperando un discurso extremista y comparando la situación de nuestro país con la de Cuba y Venezuela.
Y ese péndulo ideológico en el que se ha instalado, le lleva a contradecirse en lo que debe ser el modelo de inspiración para gobernar, pasando de reivindicar a Juanma Moreno, cuando antes había dicho que la inspiración se la daba Isabel Díaz Ayuso; y no hay que ser un gran analista político para adivinar las enormes diferencias que existen entre ambos.
¿Qué PP quiere Casado? En realidad le da igual, lo que quiere es quedar bien con todos los espacios ideológicos. Le vale la derecha de la izquierda, el centro, la derecha, la extrema derecha... todo. Pero debería centrarse, tanto en sus objetivos como ideológicamente.
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