András, 22 Enero de 2021
Se considera Año Jubilar cuando la festividad de Santiago Apóstol cae en domingo, algo que no sucede regularmente debido a la existencia de los años bisiestos, por lo que nunca se da en ciclos iguales de años. Lo que sí se repite siempre, es el gran impulso que el Xacobeo viene ejerciendo como motor económico para Galicia, ya que engloba muchos sectores relacionados con el turismo, la hostelería y la cultura.
Sin olvidar, por supuesto, el verdadero motivo de la celebración, que no es otro que las indulgencias que les otorga la tradición cristiana a quiénes visiten la catedral de Santiago en esos años. Pero como todo lo que depende de la fe se puede manipular al gusto del consumidor, la Iglesia acaba de dar una alegría a los creyentes. Bueno, al menos a los creyentes que tengan negocios en el recorrido del Camino de Santiago y a todos aquellos que quieran ganar las indulgencias que concede el jubileo, las cuales, dicho sea de paso, tienen una pega, y es que solo se pueden disfrutar en el más allá.
El caso es que el Papa, como jefe del negocio, ha ampliado el Año Xacobeo por un año más. La excusa es el asunto este de la pandemia, para que más gente pueda acudir a Santiago y pasar por la Puerta Santa de la catedral. Como ahora hay restricciones, hay que guardar distancias, adoptar medidas de seguridad de protección individual y evitar aglomeraciones, han decidido saltarse la tradición ampliando la efeméride un añito más y ya está. Total, ¿quién va a decir algo en contra? La economía encantada, y los fieles, que para eso lo son, a creérselo todo.
Los que no somos creyentes, y no estamos al día de este tipo de asuntos menos terrenales, pensábamos que estas circunstancias ocurrían cuando ocurrían, que la fecha caía cuando caía, y que no se podía jugar con los acontecimientos espirituales de forma interesada. Que era como si la Navidad, por caer en un día que no conviene, la pasaran al mes de agosto, por ejemplo.
Pero se ve qué no, que se puede. Y es que lo que la economía no pueda, no lo puede nada. Y en este asunto, la Iglesia, además de los intereses espirituales, tiene también asuntos económicos que atender.
Por lo demás, si hay que mover el Año Santo unos años arriba o abajo es lo de menos. Y si Jesucristo tiene que haber nacido en otro lugar y en otra fecha tampoco es problema. ¡Viva la espiritualidad económica!
Publicado en PontevedraViva.com el día 22 de enero de 2021
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