Pontevedra, 16 de Diciembre de 2014
Durante los años de la dictadura, los sindicatos
libraron una gran batalla desde la clandestinidad. Luego, ya en democracia,
Nicolás Redondo y Marcelino Camacho hicieron de UGT y CCOO unos grandes
sindicatos, no solo con la protesta en la calle, sino alcanzando acuerdos
importantes con gobierno y patronal. Pero con el paso de los años, los
sindicatos se han convertido en organizaciones mastodónticas con aparatos de
organización pesados. Muy burocratizadas y altamente subvencionadas por el
estado, las comunidades autónomas e incluso algunos ayuntamientos. De las
cuotas de sus afiliados ya no pueden vivir. La mayoría ya los perciben como
organizaciones que solo pretenden mantenerse. Además, se han contagiado de la
corrupción que ha ido creciendo en los partidos políticos y las instituciones.
¿Dónde estaban los sindicatos cuando se estafaba a los ciudadanos con las
preferentes en las Cajas de Ahorros? Sentados a la mesa de los consejos de
administración. Pero no dijeron nada. Solo cobraban las dietas por asistir a
los mismos. ¿Dónde están los sindicatos en Andalucía, la región con el mayor
tasa de paro de Europa? Llevándose todo lo que podían en el caso de los ERE.
Han caído dos secretarios generales de UGT en Andalucía pero Cándido Méndez se
aferra al cargo como una lapa. ¿Dónde va a cobrar los cien mil euros anuales
que recibe con las subvenciones estatales?
El último disparate lo hemos visto con
la foto de los Sres. Toxo y Méndez con el presidente del gobierno, la ministra
de trabajo y el jefe de la patronal. Se prestan al juego del gobierno para
darles una limosna a los parados de larga duración que ya no perciben ninguna
prestación. Lo que tenían que hacer es exigir la aprobación de medidas para luchar
contra el paro. Deben exigir al gobierno que modifique de nuevo la reforma
laboral para devolver a los trabajadores los derechos que se le han hurtado. Y
deben hacerlo como lo hicieron en su momento Nicolás Redondo y Marcelino
Camacho, desde la calle, con la movilización sindical de toda la vida. Como
cuando los sindicatos eran y se comportaban como tales. Cuando ser sindicalista
era un orgullo porque defendían a los más débiles frente a los poderosos. Pero
no lo harán, porque a ellos les va bien así. No dudan en aplicar la reforma
laboral que públicamente detestan para echar a sus empleados a la calle. Emplean
un discurso cuando son sindicato y otro muy distinto cuando son empresa. ¿Dónde
están los sindicatos cuando más los necesitan los trabajadores?
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarComo expoñía Sampedro nesa fantástica entrevista cunha resignada clarividencia:
ResponderEliminar"Hay que quitarles el poder. Lo que pasa, y esto ha pasado a lo largo de la evolución constantentemente, es que vieneuna revolución, los de abajo suben arriba y cuando están arribase convierten en lo que eran lo de arriba de antes. Y ya está.
¿Y cómo lo arreglamos?
J.L.S.: Pues si le interesa mucho el asunto, procure ser de arriba. Y si no [risas] haga lo que yo. Siendo de abajo, que lo soy, dentro de una medida, es decir, yo vivo bien, para mi manera de ser vivo bien; pero para la manera de ser de personas que me conocen,soy un tío tonto que no ha sabido aprovecharse. Porque he tenido ocasiones. Pero a mí eso no me interesa. Es decir, yo valoraba más otras cosas. La estimación de ústed, por ejemplo. Y de personas como ústed"