András, 20 Diciembre de 2020
El Rey emérito ha abonado a Hacienda casi setecientos mil euros para regularizar su situación fiscal. ¿Si alguien realiza una regularización fiscal, es porque ha cometido alguna “irregularización”, no? Eso parece evidente...
En sí misma, toda regulación fiscal voluntaria trae consigo dos efectos. Por un lado, el reconocimiento de una deuda por incumplimiento de la legislación tributaria; y por otro lado, dependiendo del momento en que se realice, se pondrá en marcha la sanción administrativa correspondiente, o la acción penal que se pudiera derivar del acto. Veremos en qué momento ha realizado el emérito la suya.
¿Y qué problema hay en reconocer que ha utilizado fondos opacos de dudoso origen y que se lo escondió al fisco? ¿Por qué le tienen que poner paños calientes a algo que no tiene vuelta de hoja? Él mismo, con su regularización, lo ha reconocido. Sin embargo, ante una evidencia tal, los políticos se limitan a poner excusas y a decir obviedades para tratar de encandilarnos con milongas absurdas. Por no hablar de la propia Casa Real, que alguna explicación debería ofrecer, no en vano se trata del anterior Jefe del Estado, padre del actual Rey.
La realidad es que Juan Carlos ha defraudado a Hacienda, pero lo único que parece importar es si vendrá o no a España a pasar la Navidad. Lo cierto es que no pinta nada en los Emiratos Árabes, que tiene que venir a España a dar explicaciones y a ponerse al servicio de la justicia. ¡Y que pase la Navidad con quién y dónde quiera!
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