András, 17 Diciembre de 2020
Parece ser que, por fin, vamos a tener en España una ley de eutanasia y, afortunadamente, con una amplia mayoría política. Sin embargo, como cada vez que avanzamos en derechos, surgen voces de ultratumba que se niegan a aceptar el progreso y prefieren que sigamos atados a un pasado oscuro y tenebroso. Por eso hay quien habla de ley siniestra que lo que hará será dar carta blanca al Gobierno para matar gente.
Lo que es siniestro es el marco jurídico vigente, que penaliza con cárcel a los que ayudan a otros a morir, calificándolos de cómplices, como si estuvieran cometiendo un asesinato, y como si para ellos no fuera suficiente castigo tener que actuar de esa manera con una persona a la que quieren.
También es siniestro que salgan los Torquemada de turno blandiendo antiguos códigos penales y pidiendo que se castigue al suicida, como si la propia muerte no fuera ya castigo suficiente. Y no digamos ya lo siniestro que es la mentalidad de la Iglesia, que excluía a los suicidas de los cementerios.
Conviene aclarar, para los que no se quieran enterar, que la eutanasia, igual que el divorcio, el aborto, o el matrimonio entre personas del mismo sexo, no es obligatoria, que son derechos que forman parte del ámbito de la ética y de las decisiones personales de cada individuo, por eso se deben regular con una ley que garantice la viabilidad de esas decisiones personales e individuales.
Pero en esta sociedad en la que vivimos, donde la religión aún conserva demasiada influencia, tenemos todavía mucho que avanzar para superar ciertos miedos que nos han ido metiendo en el cuerpo durante tantos años. Primero, porque consideran que la vida es un regalo de Dios, y segundo, porque aprovechan la circunstancia del que está agónico para demostrar hasta qué punto se puede prolongar una vida, cuando ni siquiera la persona que es objeto del experimento lo ha reclamado.
Esa idea que tienen algunos de aplicar los cuidados paliativos hasta dónde haga falta, eso de probar hasta dónde resiste un cuerpo humano, como una forma casi de desafiar a Dios, quedará también para la decisión individual de cada uno.
Los avances en derechos sociales son inevitables, y solo el PP y Vox van a quedar retratados como los únicos que están en contra, por defender una posición confesional y oscurantista. Igual que lo han hecho con otros derechos que la izquierda nos ha traído. ¿Dónde estaría España en derechos sociales si gobernara la derecha?
Podrá, en esta ocasión Sánchez, decir que se vuelven a mostrar como una derecha rancia y anticuada respecto a cuestiones sociales, y tendrá razón. Porque Vox y el PP van a ser los únicos que disientan del resto de la Cámara y también de la propia sociedad española que, en términos mayoritarios, está a favor de la despenalización de la eutanasia.
Publicado en PontevedraViva.com el día 18 Diciembre de 2020
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