Pontevedra, 25 Marzo de 2015
Si su
hijo le dice que quiere ser político intente quitarle la idea de la cabeza a la
mayor brevedad. Pero en caso de no conseguirlo, piense que ser político es algo
parecido a tener la vida solucionada durante cuatro años o más, muchas veces
sin una carrera o una experiencia profesional que los respalde. De hecho, la
política puede ser una buena salida para su hijo si falla en los estudios. Podría ser el retiro dorado que todo
hijo de vecino querría tener. Por tanto, en ese hipotético caso
de que su hijo, no descarte tal posibilidad, no tome una decisión antes de leer
el siguiente informe elaborado tras bucear un poco en algunas informaciones que
todavía se atreven a contar la realidad de lo que nos pasa. Aquí daremos
respuesta a algunas preguntas que usted, como buena madre se hará para saber si
le conviene a su hijo escoger un trabajo en esto de la política. Por ejemplo:
¿Trabajan mucho los políticos?
Si hablamos
de productividad, eso que relaciona las horas de trabajo con el salario
recibido, tendríamos serias dudas para poder calificar el trabajo de numerosos senadores y diputados, que cobran sus
sueldos
por formular, con suerte, una o dos preguntas en toda la legislatura. Digamos que el trabajo no le va a matar, como
suele decirse coloquialmente.
¿Tienen
el material necesario?
Otra
pregunta interesante, saber si dispondrá de medios suficientes para abordar el
poco trabajo que tenga. Pues bien, algunos datos de los Presupuestos Generales del Estado para
este año en este aspecto son: el Congreso de los Diputados destinará 19.847.640 euros solo para material de oficina, y el Senado, 11.374.330 euros por el
mismo concepto. Además, los parlamentarios tienen asignado un bono taxi de 3.000
euros para un año. Además
cuentan con un iPhone (o BlackBerry, a escoger), iPad (o portátil, a elegir) y el resto de
las herramientas tecnológicas que les permiten consultar internet y lo que se
publica de ellos en tiempo real (la tablet también pueden utilizarla
para jugar al Candy Crush). También
en sus casas, con el ADSL a
cargo de las cuentas oficiales, dentro del «kit» que se otorga a los 350
diputados para esta décima legislatura. En su despacho cuentan como siempre con
un ordenador de sobremesa para preparar las sesiones del pleno.
Por tanto, digamos que cada diputado
sale a una media aproximada de unos 60 mil euros por cabeza en material para el
trabajo. No está nada mal.
¿Cuántos sueldos puede cobrar un
político? ¿Son compatibles todos los cargos, por ejemplo, el de diputado
de un Parlamento regional con el de senador? ¿Se puede ser alcalde o concejal y
parlamentario nacional a un tiempo?
En este
aspecto, digamos que últimamente se le ha puesto algo de coto a las maniobras
del pasado en las que un solo político podía tener varios puestos con sus
respectivos sueldos. Pero tampoco digamos que se han ensañado con ellos. Con la
aprobación de la Nueva Ley
de Bases de Régimen Local, se puso coto a los sueldos más altos de los
regidores del país y se estableció que los alcaldes cobren en base a la
población del municipio. Algunos de esos regidores percibían asignaciones
desproporcionadas. Por
ejemplo, Ana
Botella (Madrid), Xavier Trías
(Barcelona) y Alberto Belloch (Zaragoza), son los alcaldes mejores pagados de España, los
tres por encima de 90.000 euros anuales. Este último caso del dirigente
socialista es la muestra de que sí son compatibles los
cargos de senador con el de alcalde. Belloch cobraba,
hasta la prohibición de compatibilizar varios sueldos públicos, la asignación
de senador y los 91.812 euros por estar al mando de la ciudad maña.
La ley permite acumular varios
cargos, pero solo un sueldo. Sin
embargo, si que hay algunas combinaciones que se permiten (a esto me refería
cuando decía que no se han ensañado con ellos). Por ejemplo, un miembro de un
Consistorio, sea concejal o alcalde, puede ser designado senador, o diputado
autonómico, incluso las tres cosas a la vez. Lo que no se admite es que un diputado del Congreso
nacional pueda serlo en un Parlamento regional al mismo tiempo. Doble diputado,
no. Sí se puede ser edil y
diputado en las Cámaras Bajas. No
obstante, éste es un apartado que regularon algunos partidos o se quedaron en
el camino de pretender hacerlo. Así por ejemplo el PSOE andaluz pactó con
IU que los regidores no puedan ser diputados en esta Comunidad) y también el Partido Socialista
de Galicia, que aprobó en diciembre de 2010 un régimen de incompatibilidades
que se sintetiza en cuatro palabras: “Una persona, un cargo”, aunque visto lo visto, esa
prohibición de compatibilizar cargos no funcionó en algunos casos, porque Carmela
Silva sigue siendo diputada
nacional y teniente de alcalde en Vigo, en concreto.
¿Me pagarán dietas o tendré que
llevarme la comida de casa?
Ahí está
el quiz de la cuestión. Lo de varios cargos si, pero un solo salario está muy
bien, pero los políticos son muy listos para estas cosas y, como suele decirse,
hecha la ley, hecha la trampa. Y la
«trampa» es que a pesar de que se consiente el desempeño de dos actividades
y se prohíbe el cobro de dos salarios, no sucede lo mismo con las dietas por transporte, la manutención, etc..., ya que pueden
cobrar estos suplementos por los dos cargos que desempeñen. Hay que destacar también que las dietas de los parlamentarios están
exentas de tributación, es decir, no se declaran a Hacienda, lo que es un
caso de clarísimo agravio comparativo con el resto de los ciudadanos que si
deben cotizar por sus dietas cuando estas son superiores a 53 euros por día (no
hay muchos casos de estos entre la ciudadanía de a pie). Sin embargo, diputados,
senadores, concejales y miembros de entes locales como los cabildos no tienen
que tributar por las dietas, independientemente de su cuantía. La pregunta en este caso es obvia y simple: ¿Por qué no
tributan por sus dietas? ¿Qué explicación tiene? Ninguna, salvo la de que se
trata de un privilegio.
Esta «cláusula» de las
dietas (que además son irrenunciables) se traduce en que hay alrededor de 60 miembros sentados
en el Congreso que, pese a tener casa propia en Madrid, cobran un
adicional de 900 euros por alojamiento al haber sido elegidos por una
circunscripción externa a la madrileña. Si a esa partida se le suman las comidas, perciben
un total de 1.823 euros porque no son de la capital.
¿Podré compatibilizar el cargo con
otra cosa?
Todos los partidos tienen escaños
ocupados por personas que tienen mas de un cargo institucional. Alicia Sánchez-Camacho es senadora del PP y diputada en el Parlamento
catalán. Tomás
Gómez hasta hace pocos días era diputado de la Asamblea de Madrid y senador. Solo 33 de los 350 diputados del Congreso tienen
dedicación exclusiva.
Y
la pregunta más importante, ¿cuánto me van a pagar?
Cada diputado o senador cobra
2.813,87 euros al mes, aparte
de lo que recibe por dietas, que son 1.823,86 euros para los diputados de
circunscripciones distintas a Madrid y 870,56 euros los electos
por Madrid. Aparte, lo que cobran como
suplemento por ocupar funciones dentro del Congreso o Senado. Por ejemplo: ser
vocal o portavoz en comisiones se paga a mil euros más, y si eres presidente de
una comisión parlamentaria, entonces te embolsas casi 1.500 euros más cada mes. La
nómina promedio de los diputados, si son de fuera de Madrid, asciende a 5.684
euros brutos al mes; 4.794 euros netos. A pesar de ello, los diputados se quejan porque están
mal pagados en comparación con congresistas de otros países. Y la verdad es que
no les falta razón. Con ese sueldo no se puede llegar a fin de mes con garantías.
Pero uno
de los casos más sangrantes es el de Manuel
Chaves,
exministro, expresidente de la Junta de Andalucía,
exvicepresidente tercero y diputado. Intervino cuatro veces y le salía a 23.000 euros por alocución. ¿Por
qué¿ porque este señorito andaluz cobra 81.318,84 euros en catorce
pagas de 2.813,87 euros de «asignación constitucional» (que
reciben por igual todos «sus señorías») más otras catorce de 1.431,31 por
presidir la Comisión de Seguimiento del Pacto de Toledo, y doce mensualidades
de 1.823,86 euros exentos de tributación pro haber sigo designado en una
circunscripción fuera de Madrid. Y todavía ha ingresado más retribuciones
públicas.
Jesús Posada
como presidente del Congreso, entre
complementos, gastos de representación y otros gastos de libre disposición gana unos
13.755 euros al mes.
Si viajamos a los 17 Parlamentos
autonómicos, entonces la nómina no es tan abultada, pero no está nada mal: por
poner un caso, cada
parlamentario andaluz cobra 3.020,29 euros más complementos.
Asimismo, los dirigentes pueden
compatibilizar estos cargos con sillones destacados en la Ejecutiva de sus
partidos, por lo que cobrarán del puesto político y del cargo público. Conviene
señalar que parte de ese sueldo que otorgan las formaciones políticas proviene
de los impuestos que paga la población. Es decir, los salarios de los
dirigentes de los partidos políticos también los pagan los ciudadanos.
¿Y cuando me jubile qué?
Hay una
información muy interesante que nos dice que el 70% de los políticos de este país no habían trabajado nunca
fuera de la política. ¿Y después de la política qué? Pues
también se sigue chupando del bote. Expresidentes como Zapatero, que están
alojados en el Consejo de Estado (que dicho sea de paso, no sirve para nada) cobran una media de 87.000 euros
al año, cantidad que reciben independientemente de las
legislaturas que hayan gobernado.
Además, pueden compaginarlo con ocupar una silla en consejos asesores de mil y
una administraciones, empresas públicas o entidades financieras. Las
llamadas puertas giratorias de las que expresidentes como Felipe González o
Aznar podrían impartir un master.
Los expresidentes autonómicos y los
exjefes de gobierno no pierden
su pensión vitalicia de 80.000 euros brutos anuales en vida, si bien tienen que
optar, como hizo Zapatero, entre la indemnización o el sueldo del Consejo de
Estado. Y lo peor es que no la pierden si trabajan en una empresa privada
mientras tanto.
Fue en agosto de 2012 cuando el
Gobierno de Rajoy puso fin a esas cesantías o indemnización prevista que
reciben exministros y ex altos cargos por sus quehaceres al cesar en sus puestos.
En las autonomías, fue el País Vasco
la primera Comunidad que marcó la senda de la jubilación soñada para quienes
dirigieron sus riendas en algún momento: los exlendakaris vascos cuestan casi
70.0000 euros al año; Emilio Pérez Touriño forma parte del Consejo Consultivo de la Xunta de
Galicia y por el
que tiene derecho a cobrar un sueldo de 67.000 euros anuales durante doce años;
el extremeño
Juan Carlos Rodríguez Ibarra es
miembro del Consejo de Estado y cobra 83.000 euros al año, además del 60% de lo
que ganaba cuando era presidente. María Teresa Fernández de la Vega, cobra 76.000 euros del Consejo y
hasta el fin de las cesantías, también se embolsaba los 58.789 euros del 80% de su sueldo anterior por
haber pertenecido al Ejecutivo socialista. Francisco Camps está en el Consejo Consultivo de
Valencia, 57.586 euros al año. José
Montilla fue el político mejor pagado de la democracia y
llegó a ganar el doble que el jefe del Gobierno, unos 170.000 euros anuales. Además, tenía derecho a su pensión vitalicia de 86.000 euros y suma su
sueldo como senador.
Por no hablar de las famosas puertas giratorias o como lo llaman los ingleses la
«revolving door», que está a la orden del día entre los políticos. Sirva un
dato: en los consejos de empresas que
cotizan en el principal parqué bursátil del país, el IBEX 35, hay unos 40
consejeros con un pasado político más que reseñable.
El último rejonazo a las
arcas del estado se lo aplican los políticos cada vez que hay elecciones.
Porque no les basta con cobrar sueldos de dinero público y de las subvenciones
a los partidos, ya que por cada diputado
electo, el partido de turno cobra unos 21.674,64
euros y 0,81 euros por voto a favor. Quizá
esta sea la explicación a la baja participación en las elecciones. Cuantos más
votos obtengan, más cobran.
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