jueves, 26 de marzo de 2015

¡Mamá, quiero ser político!

Pontevedra, 25 Marzo de 2015

Si su hijo le dice que quiere ser político intente quitarle la idea de la cabeza a la mayor brevedad. Pero en caso de no conseguirlo, piense que ser político es algo parecido a tener la vida solucionada durante cuatro años o más, muchas veces sin una carrera o una experiencia profesional que los respalde. De hecho, la política puede ser una buena salida para su hijo si falla en los estudios. Podría ser el retiro dorado que todo hijo de vecino querría tener. Por tanto, en ese hipotético caso de que su hijo, no descarte tal posibilidad, no tome una decisión antes de leer el siguiente informe elaborado tras bucear un poco en algunas informaciones que todavía se atreven a contar la realidad de lo que nos pasa. Aquí daremos respuesta a algunas preguntas que usted, como buena madre se hará para saber si le conviene a su hijo escoger un trabajo en esto de la política. Por ejemplo:

¿Trabajan mucho los políticos?

Si hablamos de productividad, eso que relaciona las horas de trabajo con el salario recibido, tendríamos serias dudas para poder calificar el trabajo de numerosos senadores y diputados, que cobran sus sueldos por formular, con suerte, una o dos preguntas en toda la legislatura. Digamos que el trabajo no le va a matar, como suele decirse coloquialmente.

¿Tienen el material necesario?

Otra pregunta interesante, saber si dispondrá de medios suficientes para abordar el poco trabajo que tenga. Pues bien, algunos datos de los Presupuestos Generales del Estado para este año en este aspecto son: el Congreso de los Diputados destinará 19.847.640 euros solo para material de oficina, y el Senado, 11.374.330 euros por el mismo concepto. Además, los parlamentarios tienen asignado un bono taxi de 3.000 euros para un año. Además cuentan con un iPhone (o BlackBerry, a escoger), iPad (o portátil, a elegir) y el resto de las herramientas tecnológicas que les permiten consultar internet y lo que se publica de ellos en tiempo real (la tablet también pueden utilizarla para jugar al Candy Crush). También en sus casas, con el ADSL a cargo de las cuentas oficiales, dentro del «kit» que se otorga a los 350 diputados para esta décima legislatura. En su despacho cuentan como siempre con un ordenador de sobremesa para preparar las sesiones del pleno.

Por tanto, digamos que cada diputado sale a una media aproximada de unos 60 mil euros por cabeza en material para el trabajo. No está nada mal.

¿Cuántos sueldos puede cobrar un político? ¿Son compatibles todos los cargos, por ejemplo, el de diputado de un Parlamento regional con el de senador? ¿Se puede ser alcalde o concejal y parlamentario nacional a un tiempo?

En este aspecto, digamos que últimamente se le ha puesto algo de coto a las maniobras del pasado en las que un solo político podía tener varios puestos con sus respectivos sueldos. Pero tampoco digamos que se han ensañado con ellos. Con la aprobación de la Nueva Ley de Bases de Régimen Local, se puso coto a los sueldos más altos de los regidores del país y se estableció que los alcaldes cobren en base a la población del municipio. Algunos de esos regidores percibían asignaciones desproporcionadas. Por ejemplo, Ana Botella (Madrid), Xavier Trías (Barcelona) y Alberto Belloch (Zaragoza), son los alcaldes mejores pagados de España, los tres por encima de 90.000 euros anuales. Este último caso del dirigente socialista es la muestra de que sí son compatibles los cargos de senador con el de alcalde. Belloch cobraba, hasta la prohibición de compatibilizar varios sueldos públicos, la asignación de senador y los 91.812 euros por estar al mando de la ciudad maña.

La ley permite acumular varios cargos, pero solo un sueldo. Sin embargo, si que hay algunas combinaciones que se permiten (a esto me refería cuando decía que no se han ensañado con ellos). Por ejemplo, un miembro de un Consistorio, sea concejal o alcalde, puede ser designado senador, o diputado autonómico, incluso las tres cosas a la vez. Lo que no se admite es que un diputado del Congreso nacional pueda serlo en un Parlamento regional al mismo tiempo. Doble diputado, no. se puede ser edil y diputado en las Cámaras Bajas. No obstante, éste es un apartado que regularon algunos partidos o se quedaron en el camino de pretender hacerlo. Así por ejemplo el PSOE andaluz pactó con IU que los regidores no puedan ser diputados en esta Comunidad) y también el Partido Socialista de Galicia, que aprobó en diciembre de 2010 un régimen de incompatibilidades que se sintetiza en cuatro palabras: “Una persona, un cargo”, aunque visto lo visto, esa prohibición de compatibilizar cargos no funcionó en algunos casos, porque Carmela Silva sigue siendo diputada nacional y teniente de alcalde en Vigo, en concreto.
¿Me pagarán dietas o tendré que llevarme la comida de casa?

Ahí está el quiz de la cuestión. Lo de varios cargos si, pero un solo salario está muy bien, pero los políticos son muy listos para estas cosas y, como suele decirse, hecha la ley, hecha la trampa. Y la «trampa» es que a pesar de que se consiente el desempeño de dos actividades y se prohíbe el cobro de dos salarios, no sucede lo mismo con las dietas por transporte, la manutención, etc..., ya que pueden cobrar estos suplementos por los dos cargos que desempeñen. Hay que destacar también que las dietas de los parlamentarios están exentas de tributación, es decir, no se declaran a Hacienda, lo que es un caso de clarísimo agravio comparativo con el resto de los ciudadanos que si deben cotizar por sus dietas cuando estas son superiores a 53 euros por día (no hay muchos casos de estos entre la ciudadanía de a pie). Sin embargo, diputados, senadores, concejales y miembros de entes locales como los cabildos no tienen que tributar por las dietas, independientemente de su cuantía. La pregunta en este caso es obvia y simple: ¿Por qué no tributan por sus dietas? ¿Qué explicación tiene? Ninguna, salvo la de que se trata de un privilegio.

Esta «cláusula» de las dietas (que además son irrenunciables) se traduce en que hay alrededor de 60 miembros sentados en el Congreso que, pese a tener casa propia en Madrid, cobran un adicional de 900 euros por alojamiento al haber sido elegidos por una circunscripción externa a la madrileña. Si a esa partida se le suman las comidas, perciben un total de 1.823 euros porque no son de la capital.

¿Podré compatibilizar el cargo con otra cosa?

Todos los partidos tienen escaños ocupados por personas que tienen mas de un cargo institucional. Alicia Sánchez-Camacho es senadora del PP y diputada en el Parlamento catalán. Tomás Gómez hasta hace pocos días era diputado de la Asamblea de Madrid y senador. Solo 33 de los 350 diputados del Congreso tienen dedicación exclusiva.

Y la pregunta más importante, ¿cuánto me van a pagar?

Cada diputado o senador cobra 2.813,87 euros al mes, aparte de lo que recibe por dietas, que son 1.823,86 euros para los diputados de circunscripciones distintas a Madrid y 870,56 euros los electos por Madrid. Aparte, lo que cobran como suplemento por ocupar funciones dentro del Congreso o Senado. Por ejemplo: ser vocal o portavoz en comisiones se paga a mil euros más, y si eres presidente de una comisión parlamentaria, entonces te embolsas casi 1.500 euros más cada mes. La nómina promedio de los diputados, si son de fuera de Madrid, asciende a 5.684 euros brutos al mes; 4.794 euros netos. A pesar de ello, los diputados se quejan porque están mal pagados en comparación con congresistas de otros países. Y la verdad es que no les falta razón. Con ese sueldo no se puede llegar a fin de mes con garantías.

Pero uno de los casos más sangrantes es el de Manuel Chaves, exministro, expresidente de la Junta de Andalucía, exvicepresidente tercero y diputado. Intervino cuatro veces y le salía a 23.000 euros por alocución. ¿Por qué¿ porque este señorito andaluz cobra 81.318,84 euros en catorce pagas de 2.813,87 euros de «asignación constitucional» (que reciben por igual todos «sus señorías») más otras catorce de 1.431,31 por presidir la Comisión de Seguimiento del Pacto de Toledo, y doce mensualidades de 1.823,86 euros exentos de tributación pro haber sigo designado en una circunscripción fuera de Madrid. Y todavía ha ingresado más retribuciones públicas.

Jesús Posada como presidente del Congreso, entre complementos, gastos de representación y otros gastos de libre disposición gana unos 13.755 euros al mes.

Si viajamos a los 17 Parlamentos autonómicos, entonces la nómina no es tan abultada, pero no está nada mal: por poner un caso, cada parlamentario andaluz cobra 3.020,29 euros más complementos.

Asimismo, los dirigentes pueden compatibilizar estos cargos con sillones destacados en la Ejecutiva de sus partidos, por lo que cobrarán del puesto político y del cargo público. Conviene señalar que parte de ese sueldo que otorgan las formaciones políticas proviene de los impuestos que paga la población. Es decir, los salarios de los dirigentes de los partidos políticos también los pagan los ciudadanos.

¿Y cuando me jubile qué?

Hay una información muy interesante que nos dice que el 70% de los políticos de este país no habían trabajado nunca fuera de la política. ¿Y después de la política qué? Pues también se sigue chupando del bote. Expresidentes como Zapatero, que están alojados en el Consejo de Estado (que dicho sea de paso, no sirve para nada) cobran una media de 87.000 euros al año, cantidad que reciben independientemente de las legislaturas que hayan gobernado. Además, pueden compaginarlo con ocupar una silla en consejos asesores de mil y una administraciones, empresas públicas o entidades financieras. Las llamadas puertas giratorias de las que expresidentes como Felipe González o Aznar podrían impartir un master.

Los expresidentes autonómicos y los exjefes de gobierno no pierden su pensión vitalicia de 80.000 euros brutos anuales en vida, si bien tienen que optar, como hizo Zapatero, entre la indemnización o el sueldo del Consejo de Estado. Y lo peor es que no la pierden si trabajan en una empresa privada mientras tanto. Fue en agosto de 2012 cuando el Gobierno de Rajoy puso fin a esas cesantías o indemnización prevista que reciben exministros y ex altos cargos por sus quehaceres al cesar en sus puestos.

En las autonomías, fue el País Vasco la primera Comunidad que marcó la senda de la jubilación soñada para quienes dirigieron sus riendas en algún momento: los exlendakaris vascos cuestan casi 70.0000 euros al año; Emilio Pérez Touriño forma parte del Consejo Consultivo de la Xunta de Galicia y por el que tiene derecho a cobrar un sueldo de 67.000 euros anuales durante doce años; el extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra es miembro del Consejo de Estado y cobra 83.000 euros al año, además del 60% de lo que ganaba cuando era presidente. María Teresa Fernández de la Vega, cobra 76.000 euros del Consejo y hasta el fin de las cesantías, también se embolsaba los 58.789 euros del 80% de su sueldo anterior por haber pertenecido al Ejecutivo socialista. Francisco Camps está en el Consejo Consultivo de Valencia, 57.586 euros al año. José Montilla fue el político mejor pagado de la democracia y llegó a ganar el doble que el jefe del Gobierno, unos 170.000 euros anuales. Además, tenía derecho a su pensión vitalicia de 86.000 euros y suma su sueldo como senador.

Por no hablar de las famosas puertas giratorias o como lo llaman los ingleses la «revolving door», que está a la orden del día entre los políticos. Sirva un dato: en los consejos de empresas que cotizan en el principal parqué bursátil del país, el IBEX 35, hay unos 40 consejeros con un pasado político más que reseñable.


El último rejonazo a las arcas del estado se lo aplican los políticos cada vez que hay elecciones. Porque no les basta con cobrar sueldos de dinero público y de las subvenciones a los partidos, ya que por cada diputado electo, el partido de turno cobra unos 21.674,64 euros y 0,81 euros por voto a favor. Quizá esta sea la explicación a la baja participación en las elecciones. Cuantos más votos obtengan, más cobran.


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