Pontevedra, 20 Marzo de 2015
Iglesia
y política siempre han ido de la mano.
Se entienden bien porque los curas, a su manera, también hacen política. La
diferencia es que unos coleccionan fieles y otros votantes. Por un voto el
político puede hacer cualquier cosa. Ha habido casos de políticos que no han
cumplido lo que han prometido, e incluso otros, han llegado a prometer lo que
sabían que no podían cumplir. Para conseguir su objetivo, les hemos visto
ejerciendo numerosas actividades, todas ellas alejadas de la moqueta que es
donde mejor se manejan.
¿Quién
no ha visto a un político vestido con traje de faena y botas para hacerse la
foto? Lo que es insólito es verlos
subidos al púlpito, para volver a prometer promesas incumplidas y, de paso,
pedir el voto. El señor Louzán se ha subido al pulpito de la iglesia de la
parroquia de Bamio (Vilagarcía) para prometer a los fieles/votantes veinte mil
euros que la Diputación les debe desde hace tres años, para arreglar el cementerio
parroquial. Promete dinero a cambio de
votos, igual que el cura, que promete el paraíso a cambio de rezos, fe y
también algo de dinero en el cepillo “black” de la iglesia. ¿Qué diferencia
hay?
Ahora solo nos queda esperar para saber si cumple su promesa.
Louzán dijo “subirse aquí e prometer todo e despois non
cumprir, non é xusto nin razoable”. Estoy de acuerdo, pero tampoco lo es hacerlo
desde las instituciones y es práctica habitual. Que tengan cuidado los obispos, que en los tiempos que corren, los
políticos no respetan nada y pueden quitarles el trabajo.
Publicado en PontevedraViva.com el día 20 de Marzo de 2015
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