András, 22 Junio de 2021
Dice el refranero español, que es sabio, que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Yo añadiría que, en algunos casos, más de dos veces, incluso tres, o las que haga falta.
Es cierto que si la razón se impusiera siempre, viviríamos en un mundo demasiado lógico, muy previsible y no habría mucho margen a la improvisación. Sin embargo, si se deja que el corazón decida y aplaque la cordura del cerebro, habrá más posibilidades de vivir experiencias diferentes, pero también se correrá más riesgo de tropezar de nuevo con aquella piedra.
En las relaciones personales con otros seres humanos, cuando una persona deposita su confianza en otra y se deja llevar por el corazón obviando lo que le dice la cabeza, tiene muchas posibilidades de equivocarse y tropezar una y otra vez con la misma piedra.
Cuando alguien lo da todo y no recibe a cambio más que desprecio e indiferencia, cuando se magnifican sus errores y se minimizan los aciertos, cuando se le acusa veladamente de cosas que son totalmente contrarias a sus intenciones, cuando se le pide más de lo que puede dar, o cuando se le trata como a un desconocido negándole la confianza que uno ofreció, entonces todo se rompe.
En ese momento las personas se percatan de que están a punto de tropezar de nuevo con la misma piedra, y que lo único que pueden hacer es darle una patada bien fuerte para apartarla del camino lo más lejos posible porque, de no ser así, volverá a tropezar las veces que haga falta con ella (con la piedra).
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