András, 20 Junio de 2021
Con cada decisión que tomamos en la vida decidimos nuestro presente, pero sobre todo, condicionamos el futuro. Y lo mismo ocurre con las decisiones que no tomamos, que pueden incluso, ser más decisivas que las decisiones tomadas. Porque no decidir nada, también es decidir.
No tomar decisiones es quedarse en una situación pasiva, a la espera de lo que vendrá, sin más interés que ver pasar los acontecimientos, ver pasar la vida, como un barco a la deriva. Y cuando eso ocurre, la sensación de desazón lo inunda todo. Podemos vivir en base a las decisiones que tomamos o a costa de las decisiones que otros toman por nosotros. ¿Significa eso vivir nuestra propia vida, o la de otros?
Puede ocurrir que llegue un momento en la vida en el que dejas de vivir tu vida para vivir la de otros. Al menos para vivir la tuya a través de la de otros, y lo único que te importa es lo que otros hacen. Sientes por otros, ves a través de otros, sufres a través de otros. En definitiva, vives la vida a través de otros.
Por eso, cuando crees que has tocado fondo, cuando no ves salida, cuando todo se oscurece y piensas que nunca volverá a salir el sol porque en tu vida no hay nada que te haga sentir vivo, pueden ocurrir cosas en las vidas de otros que sientas como tuyas y que te hagan sentir vivo de nuevo.
Es entonces cuando, al menos por un momento, durante un instante, puedes volver a sentirte vivo. Porque su felicidad es la tuya, su alegría es la tuya, sus éxitos son los tuyos. Su vida, es la tuya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario