Digo yo...

 András, 26 Junio de 2021

Los indultos ya se han concedido, los presos ya han salido de la cárcel, y todavía sigue España en pie, igual que el día antes de que el Rey firmase los decretos que les abría las puertas de sus celdas.

Como en todo, los políticos lo maximizan todo, en lo bueno y en lo malo, pero al final, como en casi todo en la vida, todo tiene muchos matices y casi nunca nada es definitivo.

Si como dice el Gobierno, los indultos son lo mejor para recuperar la convivencia, lo mejor para los catalanes, lo mejor para los españoles, si se dice de que van a ser lo mejor para España y los comparan casi como si de una nueva transición se tratase, ¿por qué dicen entonces en el PSOE que no son buenos para el partido? 

Es evidente que todo se dice de cara a la galería. Y está bien que se haga, porque el Gobierno, además de tomar decisiones, tiene que explicarlas y procurar que no tengan consecuencias para el partido. A fin de cuentas, el partido es la trituradora que permite al Gobierno seguir gobernando.

Los indultos no son la panacea. Y tampoco serán el fin de España como dicen  en la derecha. Los indultos son tan buenos como malos. Ni los independentistas celebrarán a partir de ahora el 12 de octubre, ni pasaba nada porque los políticos condenados cumpliesen sus penas. 

Los indultos son solo una decisión política de cara a desinflamar un poco la situación, para que el Gobierno tome aire y para que los independentistas más radicales se queden sin el argumento de la persecución política. 

Ellos seguirán a lo suyo, y ahí, de nuevo tratarán de vendernos otra moto diciendo que a pesar de que continuarán con su discurso rupturista y agresivo en público, con faltas de respeto y poco talante conciliador, en privado reconocerán que no pueden conseguir la autodeterminación y que la vía unilateral es absurda. 

Sin embargo, en mi opinión esto es peor que lo contrario. Es decir, que la gente continúe escuchando un mensaje rupturista los mantendrá enganchados a la causa. De lo contrario, se enfriarían y podrían provocar incluso la pérdida del poder en Cataluña. Por eso estamos en un bucle sin muchas más salidas que ceder como, por cierto, así ha sido toda la vida. Digo yo...