jueves, 11 de junio de 2015

Traspaso de poderes

Pontevedra, 11 Junio de 2015

Desde que se han celebrado las elecciones municipales y autonómicas del pasado día 24 de mayo, se suceden las denuncias de los ganadores respecto a la posible destrucción de documentos por parte de los perdedores. Esta práctica, bastante común en el pasado, parecía ya erradicada de la vida institucional por la simple madurez de la democracia en general. Pero aunque el país madura, los políticos siguen enfangados en juegos y distracciones infantiles. Tratan las instituciones como propias, como parte del partido, y ven a los que les suceden en los cargos como invasores que vienen a desahuciarlos. Por eso hay tantos casos de traspasos de poderes poco transparentes, porque no quieren que los que vienen vean lo que hay. No son capaces de ver que esas actitudes van contra la ciudadanía, contra la gestión de lo público y contra la esencia democrática de decidir quien gobierna en cada momento.

Las instituciones son de todos, no de los partidos políticos, pero eso es algo que ellos no tienen muy claro, y se convierte en una de las mayores deficiencias de muchos políticos; pensar que los ayuntamientos, las comunidades autónomas o las diputaciones son del partido. El Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha son algunas de las instituciones que podrían estar destruyendo documentación. ¿Qué tienen que esconder las señoras Botella y Cospedal, además de su nefasto intento de gestión? El traspaso de poderes no puede ser opaco, sino transparente y claro. Las rencillas y el fragor en la defensa de las ideas políticas diferentes no tienen cabida en este momento. Por tanto, es infantil destruir documentos con la única intención de no facilitar el trabajo a los que vienen nuevos. Es una pataleta que le cuesta dinero a la ciudadanía y que dice muy poco de la madurez democrática que atesoran los partidos y los políticos.


La imagen de la polémica en la Diputación de Pontevedra

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