viernes, 10 de abril de 2015

Sin pasarse, por favor

Pontevedra, 10 Abril de 2015

Que la justicia no es igual para todos, es algo aceptado por la totalidad de la ciudadanía, y ni siquiera nuestros propios dirigentes, que deberían negar la mayor, hacen nada por arreglarlo. Vivimos todos bajo las mismas leyes, pero ni su aplicación ni el trato dispensado a los administrados es el mismo. 

Conviene llamar la atención sobre un aspecto muy relevante de esta falta de trato igualitario, que consiste en la celeridad con la que algunos afortunados consiguen una justicia ágil y rápida y aquellos otros, que somos el resto, cuyos procedimientos judiciales se eternizan. Además, los políticos, haciendo gala de un corporativismo fuera de lo normal, defienden a los suyos de una manera exacerbada en lugar de dar ejemplo a la sociedad en la rigurosidad a la hora de asumir las decisiones judiciales, tanto antes como después de las sentencias.

Recientemente, la Audiencia de A Coruña ha absuelto a los siete exconcejales del partido popular del Ayuntamiento de Santiago que autorizaron el pago de la minuta del letrado a su entonces compañero Adrián Varela, imputado en la trama Pokémon. Hasta aquí nada anormal. Alguien que es imputado por un presunto delito, condenado por en primera instancia y absuelto por la Audiencia. Como a tantos otros ciudadanos. ¿Cuál es el problema? Pues que al tratarse de políticos la cosa cambia. 

Tanto en el momento de la imputación como, en este caso, de la absolución. Los dirigentes del PP se rasgan las vestiduras y piden que oposición y prensa enmienden su error por condenarlos antes de tiempo y por haberlos sometido a una persecución injusta con un juicio paralelo. Creo en la prensunción de inocencia y estoy de acuerdo en que no hay que condenar a nadie antes de que lo haga un juez, pero ni antes eran unos malvados, ni ahora son mártires. Simplemente son ciudadanos que han tenido una causa abierta con la justicia y han sido imputados, procesados, juzgados y absueltos. 

La cosa sería de lo más normal si ellos mismos actuaran con responsabilidad y dimitieran de sus cargos públicos en el momento de ser imputados, y si en su partido se le exigiera la dimisión; en ese caso, nada de esto ocurriría, porque sería algo habitual en un estado de derecho, que a uno le pueden imputar un delito del que puede salir condenado o absuelto. Pero como se aferran al cargo como lapas, se les acusa primero de estar condenados antes de tiempo y luego exigen más de la cuenta cuando son absueltos. 

La culpa de esto es de los propios políticos por no ser honestos con la ciudadanía y saber que en las instituciones no se puede estar con cuentas pendientes con la justicia. En política no dimite nadie, y el que dimite, lo hace a reagañadientes. ¿Por qué el señor Feijoo no sale a la palestra con la misma rapidez que ahora para exigir la dimisión de todos los imputados de su partido? ¿Qué quieren que hagamos ahora?, ¿qué los saquemos en procesión para pedirles perdón? Sin pasarse, por favor, porque el problema lo crean ustedes.

Publicado en PontevedraViva.com el día 10 de Abril de 2015

Imagen de los concejales del PP en el banquillo de los acusados


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