viernes, 24 de abril de 2015

Carta abierta al ¿líder? del PSdeG

Pontevedra, 24 Abril de 2015

Señor Besteiro, soy hijo de un socialista gallego de los de toda la vida. Uno de esos que lo dieron todo por el partido en el que creían. Que en los primeros años de la democracia, con un altavoz en el coche, hacían campaña por las aldeas jugándose su dinero y enfrentándose a los que veían en los socialistas al comunismo más reaccionario. Recuerdo ir sentado en el asiento trasero, con mi padre al volante, mientras el altavoz sonaba “Hoxe, ás nove da noite, na taberna de Fina, mitin do PSOE”. Mi padre me inculcó los valores de un partido que quería traer a España las libertades que otros le habían coartado. Un partido que representaba la libertad, la apertura de derechos y que acercaría la cultura a los ciudadanos. Eran tiempos duros, aunque valió la pena. Pero, ¿qué queda de la ética y la rectitud que representaban aquellos socialistas?

En octubre de 2013 coincidí con usted en la entrega de premios de la XXIV Edición Gallegos del Año que patrocina EL CORREO GALLEGO. Yo acudí en representación de una multinacional y usted daba sus primeros pasos como el primero de los socialistas gallegos. Hice lo posible por acercarme y gracias a la intermediación del director del periódico, el señor Rey Novoa, pude mantener unas breves palabras con usted. El partido venía de días convulsos en manos de Pachi Vázquez y todos le miraban con ilusión. Tras unas palabras de presentación, le dije que los votantes socialistas esperaban mucho de usted y que, al igual que había dicho Zapatero el día que ganó sus primeras elecciones, no les defraudara. Me respondió afirmativamente y me dijo que en temas de corrupción, no le iba a temblar el pulso. Guardo un buen recuerdo de aquella conversación, aunque reconozco que lo que más me impresionó de usted fue su talla (física). Porque la moral, señor Besteiro, no sé si por aquel entonces la tenía, pero ahora la ha perdido en el mismo lugar donde dejó su ética, su respeto al partido y a los votantes.

En el tema del alcalde de Caldas acaba de demostrar que no puede estar al frente del PSdeG. Y se lo digo con todos los respetos. No tiene los arrestos suficientes para expulsar del partido a un alcalde al que se le ha abierto juicio oral, tal como reza el famoso código ético socialista, que ustedes han aprobado libremente. ¿Por qué no lo hace? ¿Qué tiene que temer? No tengo nada contra este señor, y le otorgo la presunción de inocencia, pero ha sido procesado por un presunto delito de malversación de caudales públicos y usted tiene que aplicar el código ético y enseñarle la puerta de salida. Así de sencillo. ¿No se da usted cuenta que con esta decisión lo único que hace es retrasar el problema? Porque el alcalde, a pesar de haber presentado un recurso de nulidad por las actuaciones del juez que ha sido admitido a trámite, sigue teniendo un juicio abierto por el que deberá responder. El recurso interrumpe los plazos del proceso, pero no lo elimina. ¿Cuando le veremos comunicar la expulsión de un miembro de su partido por la aplicación del código ético? La respuesta es, nunca. Porque el código ético es una cortina de humo que se han inventado para hacernos creer que están contra la corrupción.

Creo que si le queda algo de dignidad debería dimitir, dejar el cargo, y que lo ocupe una persona que esté totalmente decidida a acabar con la corrupción, sin tapujos. Sinceramente le digo, que si yo estuviera en su lugar, me avergonzaría salir a la calle, porque estaría viendo en los ojos de todos mi falta de decisión y mi sumisión a intereses partidistas, anteponiendo la posibilidad de conservar una alcaldía a la dignidad, la ética y el famoso código ético. Posiblemente ganen las elecciones en Caldas, pero perderán las autonómicas y, lo que es peor, la credibilidad y muchos votos de gente que ve en este tipo de actuaciones intereses partidistas y personales antepuestos al general. Al menos el mío ya lo han perdido, aunque ello suponga defraudar a mi padre.

Publicado en PontevedraViva.com el día 24 de Abril de 2015

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