Pontevedra, 03 Abril de 2015
Cada vez que cierra un medio de comunicación o se
despide a un periodista por ejercer el periodismo, se le asesta una puñalada a la libertad de expresión. Cuando empecé
a escribir artículos de opinión política, alguien me dijo que tratase de
moderar mis opiniones si quería ver mis artículos publicados. Si quieres que te
publiquen no te metas con los que mandan, me dijeron. Este comentario, que
leído con calma asusta, sin duda es de mucho calado. Estoy convencido de que
esta práctica ocurre con cierta frecuencia y limita a muchos periodistas serios
y rigurosos a ejercer su trabajo, añadiendo su opinión a la información. Algo
que, a todas luces, es inaceptable, al menos moralmente.
El periodista Jesús Cintora ha sido relevado de su
cargo en el programa “Las mañanas de Cuatro” de Mediaset. Las explicaciones de
la cadena hablan de “falta de objetividad” en la decisión tomada con el
periodista. Sin embargo, lo que circula por ahí es que se ha debido a las presiones del Gobierno y concretamente de Soraya
Sáenz de Santamaría. Al parecer, a la vicepresidenta le está dando por
“tocar” las teclas en los medios de comunicación que son críticos con la labor
del Gobierno. Al menos con los que son demasiado críticos. Recientemente ha
habido más despidos en Mediaset y en otras televisiones que podrían tener el
mismo origen y buscando objetivos similares. ¿Recuerdan a Hilario Pino, que
presentaba y dirigía los informativos de Cuatro? Pues ya no está. ¿O el caso
muy comentado de Ana Pastor, que fustigaba un día si y otro también al PP hasta
que alcanzó el poder y la eliminaron de forma fulminante de RTVE? La propia Ana
Pastor dijo que la habían echado “por
ejercer el periodismo”.
Pero la prensa escrita tampoco se han librado de
este acoso, ya que tres de los grandes diarios, El País, El Mundo y La
Vanguardia cambiaron de director en poco tiempo. El más sonado fue el de Pedro J. Ramírez al frente de El Mundo que
no dudó en acusar directamente al Gobierno de su destitución.
Si realmente los rumores son ciertos y se están
recibiendo presiones del Gobierno para poner a gente más sumisa al frente de
los medios de comunicación, estamos ante un problema mucho mayor que el paro,
los recortes o la corrupción. Porque estaremos hablando de coartar de la libertad
de expresión, y esto son palabras mayores porque sería tocar la esencia de la
democracia. A los gobernantes no les llega con mangonear en los medios públicos,
sino que ahora también quieren hacerlo con los privados. Pueden recortar el
estado del bienestar, pero querer
dirigir la opinión pública es gravísimo porque supone retroceder más de
cuarenta años. Señores políticos, dejen a los periodistas hacer su trabajo y
ustedes dedíquense a hacer el suyo. Si quieren obtener buenas criticas solo
tienen que hacer bien su trabajo, y si aún así reciben críticas desagradables,
no se preocupen, eso es parte de la democracia y se llama libertad de
expresión, la misma que ejercen ustedes para decir una cosa y la contraria sin
ruborizarse.
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