lunes, 6 de abril de 2015

Hacienda, Cáritas y el PP

Pontevedra, 06 Abril de 2015

Decían en un anuncio para fomentar el pago de impuestos y cumplir con el fisco, que Hacienda somos todos. Gran falacia. En realidad habría que decir que somos “casi” todos. Porque a la hora de pagar los impuestos o de enfrentarnos a posibles errores frente a la Hacienda Pública, las diferencias salen a la luz. Un ejemplo de todo ello lo hemos visto recientemente con el informe que finalmente Hacienda se ha dignado a entregar al juez Ruz. El informe que éste le había solicitado por un delito fiscal consistente en el impago de impuestos por la presunta financiación ilegal del PP en 2008. El asunto hay que leerlo con detenimiento para entenderlo bien, porque lo que se investiga es si el PP no pagó impuestos por las cantidades de dinero recibidas de forma ilegal. Casi nada. Pues bien, el juez ha tenido que agarrarse al auxilio judicial que las administraciones le deban a la justicia para que le remitiesen la información solicitada aunque la propia Agencia Tributaria se encargó de señalar que lo ha hecho “por imperativo legal” y no por el interés en colaborar con la justicia que debería ser su principal motivación. Es decir, Hacienda se ha hecho de rogar para entregar un informe a un juez que investiga uno de los casos de corrupción más graves de este país. No vale la pena preguntarse que hubiera pasado si el encausado fuese, en lugar del PP, cualquier ciudadano de a pie, desconocido para la inmensa mayoría de la población, pero objetivo despiadado para las garras de la Hacienda Pública. Evidentemente, el resultado hubiese sido bien diferente. Con los ciudadanos “normales” no hay piedad.

Pero la tardanza en la entrega, siendo grave, no es lo sustancioso del caso. Lo importante se esconde en el propio informe, por cierto, redactado por el hermano del director de la Agencia Tributaria y asesor del ministro Montoro; ya que compara el impago de impuestos del PP por sus donaciones ilegales con el que pudieran hacer Cáritas o Cruz Roja en caso de recibir “dinero negro” dedicado a “dar de comer a niños”. Vamos, que es lo mismo dar de comer a los pobres que hacer unas obras en la lujosa sede del PP o repartir sobresueldos en b. Estamos llegando a un punto muy peligroso en la utilización de las instituciones para servicios partidistas, y en este caso, parece que no hay duda de ello. Todo vale para salvar al partido. Se abre la veda a la financiación ilegal de los partidos políticos a través de las donaciones.




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