viernes, 1 de noviembre de 2019

La "re fuga" de Puigdemont

András, 31 Octubre de 2019

A pesar de lo que piensa la gente, no debe ser nada fácil ser un prófugo. Estar alejado de tu entorno, de tu familia, en un país extranjero, pasando muchas penurias y, sobre todo, sin poder disfrutar de una buena butifarra catalana comprada al carnicero de toda la vida, tiene que ser difícil de llevar. Además, tiene que ser agotador estar todo el día pensando cómo esquivar a la justicia, porque ¡menuda manía tiene la justicia con los prófugos!. Casi es mejor entregarse y descansar en una tranquila cárcel española donde se tienen todas las comodidades de un país con una democracia consolidada y una justicia con plenas garantías.

Esto es lo que debe pensar Puigdemont, a quien la justicia le vuelve a pisar los talones. Y es que al juez Llarena se le ha dado por reactivar la orden de detención europea para que lo envíen a España y pueda ser juzgado como sus compañeros de tropelías. ¿Pero es que este hombre no tiene otra cosa que hacer que perseguir a los pobres independentistas?

El caso es que, a la vista de cómo les ha ido a los otros, el futuro de Carles no parece ser muy prometedor. Su esperanza es Bélgica, ese país socio y que acoge a todas las instituciones europeas pero que además es, precisamente, quien más pegas está poniendo para que España pueda juzgar a quienes son presuntos delincuentes.

Ironías aparte, Puigdemont vive en un palacete pero también con la justicia pisándole los talones y ahora, en la nueva vuelta de tuerca del juez, parece que la cosa podría fructificar. Pero el asunto sigue en manos de un juez belga, y como parece que su señoría estima que Puigdemont no ha tenido tiempo suficiente en los dos años que lleva viviendo como un rey en Waterloo, le ha concedido algo más de tiempo para que argumente mejor los motivos por los que no debe enviarlo a España.

Pero a pesar de la mala fama de Puigdemont, y de que la Audiencia Nacional haya descubierto que podría estar dirigiendo desde Waterloo las acciones festivas que los los CDR vienen celebrando en Cataluña durante las últimas semanas, el prófugo es un hombre serio, de ley, y que confía plenamente en la justicia (belga) y por eso promete colaborar y no se va a fugar, presentándose ante el juez en la fecha indicada a mediados del mes de diciembre. Hombre, fugarse no puede porque ya está fugado, en todo caso realizaría una “re fuga”.

Publicado en PontevedraViva.com el día 31 de Octubre de 2019



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