A Rúa Nova, 18 Noviembre de 2019
Torra se sienta en el banquillo para responder de una acusación de desobediencia por parte de la Fiscalía ante la Junta Electoral. Para él, la Junta Electoral no es competente para decirle lo que tiene o no tiene que hacer, porque los considera una especie de amiguitos que se dedican a fastidiar los caprichos de los independentistas. Si no cree que el Tribunal Superior o el Tribunal Constitucional tengan competencias, ¿qué va a pensar de la Junta Electoral?
Torra no ha tenido la decencia de dimitir antes de sentarse en el banquillo para no dañar la institución, al menos para no dañarla más de lo que ya está desde que este señor y sus antecesores se sienten en el sillón de mando. ¿Qué le importa a Torra la institución? Él vive en un mundo paralelo, en una ensoñación, recorre un camino imaginario que no tiene fin.
El caso es que podría ser inhabilitado y eso ya son palabras mayores. Tratará de hacerse acompañar de la típica tropa “indepe” que van siempre a este tipo de saraos, dicho sea de paso, un poco obligados. Pero por mucho cortejo que lleve, el mal trago no se lo va a quitar nadie, y si lo inhabilitan, muchos serán los que se alegren, incluso muchos independentistas.
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