viernes, 15 de noviembre de 2019

El abrazo

András, 15 Noviembre de 2019

Pocas horas después de haber escuchado a Sánchez celebrar la pérdida de más de 750.000 votos y varios escaños en el Congreso, nadie podía intuir que se preparaba para obsequiarnos con su enésimo cambio de personalidad y abrir, de paso, sus brazos a Pablo Iglesias. Pero no solo ha abierto sus brazos al vicepresidente morado, sino que se fundió en un abrazo con él, forzado, pero abrazo en cualquier caso.

En realidad Iglesias se estaba abrazando a sí mismo, al poder que por fin parece que le va a llegar después de tanto tiempo deseándolo. Evidentemente, el gobierno de coalición que quieren poner en marcha depende primero de que haya una investidura y para eso hacen falta muchos más apoyos que los de Podemos. 

Tenía Sánchez tres opciones para intentarlo de nuevo. Podía buscar un acuerdo con el PP, podía convencer a la mayoría de los grupos de que se abstuvieran, o podía tragar con Podemos y depender del independentismo. Y escogió la peor, se abrazó con el líder que está en el extremo izquierdo del arco político y que, entre otras cosas, defiende la autodeterminación de Cataluña, está a favor del relator, de la mesa de partidos nacionales, en contra de la aplicación del artículo 155 de la Constitución, considera presos políticos a los condenados por sedición, y que denomina “fórmulas de diálogo” a pasar por aro del referéndum de independencia. Ni lo uno, el extremismo, ni lo otro, el soberanismo, son obstáculo alguno para que el insomne Pedro Sánchez intente la coalición.

En realidad, lo único un le quitaba el sueño a Sánchez no era tener a Podemos en el consejo de ministros, sino la pérdida del poder. La imagen de ambos diciendo que están deseando gobernar juntos y hacer historia, es otra farsa porque, ¿que quedó de todo aquello que a Sánchez le parecía muy negativo para los intereses del país? ¿Es ahora quizás lo más conveniente e inteligente para los españoles? ¿Cuándo miente? ¿Se está desdiciendo Sánchez a sí mismo? 

¿Por qué no renuncia a gobernar si tan lesivo le parecía para el país un gobierno de coalición con Podemos y la dependencia de los independentistas? ¿Cuántas veces le hemos escuchado aquello de “no seré presidente a cualquier precio”? ¿No era este el precio al que se refería? Pues ese va a ser finalmente el precio, y ya ha incumplido tantas veces su palabra el presidente en funciones, que ya es imposible que nos vuelva a sorprender.

Posiblemente, el abrazo tan repentino con Iglesias tenía la intención de evitar tener que rechazar una propuesta del PP para una coalición entre ambos. Prefiere, sin duda, desdecirse de todo lo que había rechazado, que aparecer como el gobernante que dijo no a un acuerdo que le habría planteado Casado para hacer una gran coalición de emergencia nacional. Ahora hay una parte de la sociedad que celebran el pacto porque no entendieron que antes no se pusieran de acuerdo, y hay otra parte de la sociedad que creyó a Sánchez cuando decía que no podía dormir con un gobierno de coalición con Podemos y que ahora da estos bandazos únicamente por su interés partidista y personal. 

El PSOE va a gobernar, pero no será más que el principio del fin, porque durará poco la legislatura, y saldrá mal parado por la compañía que se ha buscado. Sánchez pasará de dormir mal a tener delirios en poco tiempo, y su partido soñará muchas veces con el momento en el que se le ocurrió meter en el Gobierno a Iglesias. Hay abrazos que es mejor evitar.

Publicado en PontevedraViva.com el día 15 de Noviembre de 2019

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