András, 01 Abril de 2021
Iglesias se va, pero no se va. ¿Dónde va a ir si no puede estar todo el día en la primera plana informativa? Su ego no le permite dar un paso al lado. De momento, va a dejar el Congreso de los Diputados para saltar a la Asamblea de Madrid, en un movimiento que no deja de ser una consecuencia más del terremoto murciano.
Iglesias, que dirige el partido al estilo soviético, no da un paso de esta índole sin medir las consecuencias, al menos las que le puedan afectar a él. En su despedida del Consejo de Ministros, designó sucesora, haciéndolo al estilo de la vieja política, aquella que utilizan quiénes tanto critica, y que consiste en tutelar las transiciones, en señalar al siguiente, pero diciendo que debe ser el partido (en su caso las bases) las que deben tomar la decisión.
Pero él va mucho más allá, y a pesar de representar a un partido que está rondando la irrelevancia parlamentaria en la comunidad autónoma, se postula como el hombre que va a liberar a Madrid de los demonios de la extrema derecha. Se erige en el salvador de la izquierda, el nuevo Mesías morado autoproclamado líder del progresismo. Pero, ¿qué seguridad tiene de que, aun en el caso de producirse la alianza de izquierdas, va a ser él la primera opción?
¿Por qué entonces emprende un camino que supone un riesgo tan extremo para sus intereses? ¿Está calculado el efecto de confrontar un vicepresidente del Gobierno de España a una candidata regional? ¿No es demasiado movimiento para unas elecciones autonómicas? ¿No engrandece todavía más la figura de Ayuso?
En realidad, es difícil de asimilar que el secretario general del cuarto partido del Congreso de los Diputados, que es además vicepresidente segundo del Gobierno, renuncie a sus cargos para ser candidato a las elecciones de una comunidad autónoma donde, según los sondeos, solo aspira a estar en la oposición. Entre las razones de su marcha podrían estar la idea de salvar a Podemos de su desaparición en la Asamblea de Madrid, además de tratar de animar al electorado de izquierdas en una región donde la derecha viene arrasando los últimos años. Sin embargo, ¿están seguros de que su presencia anima, o provoca recelos en la parroquia progresista?.
Cuidado con las consecuencias de su candidatura, porque desde que Iglesias ha entrado en política, la extrema derecha no ha dejado de crecer en todas las comunidades autónomas. Le va a pasar como a Rajoy, que fabricaba independentistas.
La realidad, es que Pablo Iglesias se aburría en un Consejo de Ministros porque apenas tenía mando, una vicepresidencia sin apenas presupuesto y menos poder. Por eso lo deja, porque prefiere la confrontación política desde fuera, y porque él no es un gestor, sino un activista que necesita estar detrás de las barricadas.
Publicado en PontevedraViva.com el día 01 de Abril de 2021
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