András, 25 Abril de 2021
El PP ha vuelto a los tiempos de Alianza Popular, cuando la derecha estaba fragmentada y gracias a lo cual, entre otras cosas, Felipe González gobernó durante trece años. Solo recuperó de nuevo el poder cuando Aznar reunificó a toda la derecha en el Partido Popular y ese, parece ser el único camino que tiene de nuevo para volver a gobernar. Ni la ley electoral, ni las jurisdicciones, ni el cómputo de los votos ni nada, van a lograr que la derecha gobierne si no es yendo en conjunto.
Pero llegan tarde. Al PP se le ha ido todo de las manos y lo único que le puede consolar es, al mismo tiempo, lo único que le tiene que doler, ser el único responsable de la situación a la que se enfrenta.
La derecha española la conforman Ciudadanos, PP y Vox. En ese orden, de menos a más radical. Una posible fusión entre PP y Ciudadanos llega tarde, porque cada vez hay menos que fusionar. Ciudadanos es un partido en clara descomposición, que sigue los pasos de UPyD y que, no solo está abocado a la desaparición, sino que las pocas cuotas de poder que tiene dependen en buena medida de Vox. Ciudadanos no tiene un solo alcalde, un presidente de comunidad, ni un solo cargo importante y de relevancia territorial, es decir, carece de poder.
Y Vox, que no deja de ser una parte segregada del propio PP, a este paso le va a adelantar por la derecha (nunca mejor dicho). El PP ha llegado a un cruce de caminos en el que debe decidir qué dirección toma. O se distancia respecto de un partido fascista o, por el contrario, les abre las puertas para pactos. Lo primero iría en favor de la propia democracia, lo segundo solo respondería a intereses partidistas.
Hubo un intento de Pablo Casado de marcar distancia con la ultraderecha y de iniciar un cambio de las políticas que ejecutaba Mariano Rajoy en Cataluña, pero fue un intento totalmente indolente y tardío. Quiso diferenciarse de su antecesor, pero lo hizo tarde y esa estrategia requiere de una planificación y de perspectiva para adelantarse a los acontecimientos. Pero, sobre todo, requiere creérselo.
Los partidos políticos se fundamentan en ideas, en estrategias y en modelos, y para llevarlo todo a cabo se apoyen en un verdadero líder, lo que pasa, que de todo eso el PP no tiene nada.
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