viernes, 26 de febrero de 2021

La calidad democrática según San Pablo (Iglesias Turrión)

 András, 26 Febrero de 2021

Hubo un tiempo en el que Sánchez aspiraba a gobernar solo, y presentaba a Podemos como un partido radical del que el PSOE debía tomar distancia. “¿Os imagináis que la cuestión catalana hubiera que abordarla con Podemos en el Gobierno?”, “¿dónde estaría España?” les dijo Sánchez a los militantes de su partido, planteándoles el peor de los futuros imaginables. 


Pues ese futuro ahora es presente, y Sánchez tiene de vicepresidente a Pablo Iglesias, que sostiene que los presos catalanes del procés son presos políticos, que Cataluña tiene derecho a la autodeterminación, que España es un Estado opresor y que la calidad democrática del país es discutible. Es decir, la pesadilla presagiada por Sánchez, se ha convertido en realidad. 


¿Dónde está ahora el presidente? ¿Por qué el mismo que advertía del Apocalipsis morado, no hace nada para condenar las gravísimas acusaciones de su vicepresidente?. ¿Tenemos que suponer que suscribe las palabras de la ministra portavoz, cuando afirma que lo que hace Iglesias es colaborar a la mejora democrática?.


La realidad es que Pablo Iglesias se queja de la calidad democrática pero no ayuda a mejorarla, sino todo lo contrario. Deslegitima las instituciones del Estado y al propio Gobierno, y pretende reducir a la condición de error político que el gobierno autonómico de Cataluña decidiera incumplir las leyes. En definitiva, lo que le gustaría al vicepresidente del Gobierno de España, es que la impunidad con sus aliados fuera total.


Pablo Iglesias es un trilero, que no ha aportado nada positivo a la política española, sino que la ha radicalizado, miente, azuza a las masas y provoca cada vez más inestabilidad. Además, pretende presentar como anormal lo que es perfectamente normal, y es que quien se salta las leyes tenga que pagarlo. 


Y quiere hacernos ver cómo normal lo que es anormal, que es bendecir la impunidad del gobernante que se cree con derecho a saltarse todas las normas. ¿Qué tiene que ver todo esto con tratar de mejorar la calidad democrática del país? ¿Era esto lo que a Sánchez le parecía tan horripilante para que un gobierno con Podemos tuviera que afrontar la crisis catalana?


Mejorar la calidad democrática es otra cosa. Por ejemplo, utilizar la misma vara de medir para calificar el comportamiento de todos los dirigentes. No como hace Iglesias, que cree que una gobernante tiene que abandonar su cargo por falsear su curriculum, pero que no tendría porqué hacerlo si hubiera fomentado una revuelta tumultuaria para incumplir las leyes e imponer la segregación de su comunidad autónoma. 


O pensar que el líder de un partido debe renunciar si permitió la financiación irregular de la organización, pero puede continuar liderando ese partido si quien durante años se financió con el dinero que una organización criminal le proveía, es él. 


Es decir, la calidad democrática en la que cree Pablo Iglesias es aquella en la que se aplica la disculpa a los afines y se les impone la culpa a los contrarios. 


O, cómo diría el ínclito José María García, “al amigo el culo, y al enemigo por el culo”. Esa es la calidad democrática según Pablo Iglesias Turrión, el mismo que venía a traer aire fresco a la política española.


Publicado en PontevedraViva.com el día 26 de Febrero de 2021




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