martes, 9 de febrero de 2021

Enemigo del Estado

 András, 09 Febrero de 2021

Ha pasado ya bastante tiempo desde que Pablo Iglesias insultó a los represaliados del franquismo y el presidente del Gobierno aún no ha hecho nada. Tenemos que entender, por tanto, que quien calla, otorga. Pablo Iglesias Turrión no puede continuar un minuto más formando parte del Gobierno, porque para ejercer el cargo se le deben suponer unos valores y unos principios de los que carece. Por eso el presidente Sánchez tendría que cesarlo de inmediato. Pero tranquilos, porque no lo hará.


Iglesias cree que Puigdemont y los exiliados durante el franquismo son comparables y, en sí misma, la comparación ya duele oírla. Pero él piensa que este paralelismo se cumple porque al político catalán "de alguna manera, se le ha jodido la vida para siempre por sus ideas políticas". ¿A cuántos exiliados cree Iglesias que les hubiera gustado tener una vida tan “jodida” como la que disfruta el golpista catalán en Waterloo?.


Pablo Iglesias también defiende la necesidad de conceder el indulto a los políticos catalanes presos porque eso es "velar por el interés del Estado”. Y  también cree que los líderes del procés deberían "estar, no solamente libres, sino representando la ciudadanía que les ha votado". Es decir, el vicepresidente reivindica la vuelta a las instituciones de los dirigentes independentistas que están encarcelados por haber sido condenados por gravísimos delitos contra el propio Estado, anteponiendo los intereses políticos de cada uno de ellos, al Estado de Derecho. 


Supongo que, aplicando este criterio, Pablo Iglesias tampoco hubiera visto con malos ojos dejar en libertad a Tejero tras el golpe fallido, para que, velando por los intereses del Estado, pudiera seguir representando a quienes pensaban como él y, porqué no, volver a intentarlo.


No me siento representado por quien defiende tales ideas, sectarias, condicionadas por sus propios intereses y, además, preñadas de mentiras y falacias. Sobre todo porque ocupa un cargo desde el que se supone que representa a todos los españoles, nada más y nada menos que la vicepresidencia del Gobierno de España.


Iglesias no va a dimitir porque nunca pensó llegar donde ha llegado, y desde ahí, se está convirtiendo en uno de los principales enemigos del Estado.


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