Tapedello, 04 Octubre de 2015
A todo cerdo le llega su San Martín
Y ahora le va a tocar a Abel
Caballero. Cuando estaba pasando su mejor momento político, con una mayoría
absoluta en Vigo, presidente de la FEMP, y con su rival (Besteiro) tocado por
una imputación, le ha tocado a él. La mayor tacha que se le puede poner a un
político en estos tiempos, la imputación, pesa ahora sobre los hombros de
Caballero. Y todo por un maldito reloj supuestamente regalado por los
cabecillas de la trama Patos. La corrupción es endémica y forma parte de la
esencia humana, pero afecta sobre todo a los políticos que nacen con la
enfermedad y no conocen el antídoto. Hemos visto casos de todo tipo. En este
caso, como el voto de izquierdas, la corrupción es transversal y ha marcado al
PSOE y al PP; a la administración local, a la provincial y a la autonómica. No
queda títere con cabeza. Ahora solo esperemos que la justicia haga su trabajo...
y sea justa.
Bárcenas ataca de nuevo
Parece
ser ahora que Bárcenas y el propio Rajoy pactaron la incorporación del primero
al partido después de todo el lío que ya se había montado alrededor del asunto.
El PP estuvo pagando el salario y la seguridad social del extesorero cuando ya
estaba fuera del partido y estaba siendo investigado por la justicia. Pero el
PP adopta una posición de víctima en el tema diciendo que se han sentido
engañados, y que “ese señor” (porque vuelven a obviar su nombre) se aprovechó
de la posición que tenía en el partido para ganar dinero de forma ilícita. Por
enésima vez, señores populares, ¿alguien se cree el cuento de que Bárcenas era
un empleado que se aprovechó de la empresa para la que trabajaba? ¿Tan tontos
nos creen?
¿Dónde está?
¿Alguien
ha visto a Jordi Pujol durante la campaña en las últimas elecciones catalanas?
¿Dónde está aquel hombre de Estado? ¿Qué fue de aquel señor que siempre que
pactaba con PP y PSOE nos decían que hacía un ejercicio de responsabilidad
institucional? ¿Qué fue del Honorable Jordi Pujol? ¿Ya está en la cárcel?
El maldito doble rasero
El doble rasero maldito que
nos va a llevar a la ruina. Me refiero a la doble vara de medir que tienes los
partidos políticos. Depende el lugar en el que me encuentre para decir una cosa
o la contraria. El último en utilizar este vergonzoso recurso ha sido Feijoo,
quien para referirse a la inminente moción de censura que se producirá en la
Diputación de Lugo para desbancar a la presidenta del PP, ha dicho que lo único
que hay son “intereses partidistas y
oscuros, que se trata de un reparto de cargos y sueldos”. Y no le falta
razón en el análisis de la situación, pero le preguntaría yo al señor Feijoo,
si se refiere a los mismos intereses partidistas y oscuros que tuvo el PP
cuando promovió la moción de censura en el ayuntamiento de Boimorto para
desbancar al alcalde del BNG.
Me da miedo
No sé qué es, pero hay algo en
ella que no me gusta. Me genera desconfianza, sospecha e incluso me da algo de
miedo. En un hipotético gobierno de Podemos sería la persona a temer. Yo no
tengo nada contra ella, pero Carolina Bescansa me da miedo.
Estamos hartos
¿Cómo puede un juez que ha
sido promocionado al CGPJ y después al Tribunal Constitucional por el PP juzgar
el caso de Bárcenas? ¿Alguien se cree que va a ser imparcial? Si no es
imparcial es que será parcial, y si es parcial es que favorecerá a alguien. ¿A
quién? Al PP. Hará lo que sea posible hacer para dejar limpio de todo al PP.
Por cosas como estas los partidos suelen decir eso de “que actúe la justicia”.
Porque saben que es lenta, que cuando llegue ya habrán sido elegidos de nuevo y
porque además, en caso de llegar, llegará de forma parcial a su favor. ¡Estamos
hartos!
Vergonzoso
La sonrisa de Mas en el balcón del Ayuntamiento de Barcelona ante la polémica de la colocación de las banderas es la misma que mostró en el Nou Camp en la final de la última copa del Rey. Él mismo se retrata con una sonrisa picarona consintiendo la humillación de los mismos símbolos constitucionales que le permiten ser presidente de la Generalitat. Se comporta como un niño malo, pero es el presidente de siete millones de catalanes españoles. No menos significativa es la actuación de Ada Colau, que mantiene en este tema una postura tibia, sin mojarse, porque cree que obtendrá mayor rédito político. La alcaldesa de Barcelona, en su casa, el consistorio, no puede permitir la injuria a los símbolos constitucionales. Mientras no se diga lo contrario, los símbolos oficiales hay que respetarlos como se respetan los que no lo son por el simple hecho de la famosa libertad de opinión. Vergonzoso.
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