Pontevedra, 09 Octubre de 2015
El PP ha perdido una oportunidad histórica para acometer
en el país las reformas profundas que son necesarias. Medidas como adelgazar la
administración, hacerla más eficiente, eliminar duplicidades competenciales,
etc... Ha perdido una oportunidad,
posiblemente única, para mejorar la productividad administrativa del Estado.
Sin embargo, en esto como en tantas otras cosas, a pesar de que lo habían
prometido, a la hora de la verdad, nada de nada. Rajoy prometió un paquete de más de 200 medidas en esta
materia que según sus propias palabras harían que la administración fuera "más
austera, más útil y más eficaz".
Pero no es esa la única oportunidad perdida por el PP en
esta legislatura a punto de finalizar. También desaprovechó una buena ocasión
para arreglar de una vez por todas el tema de la corrupción política, independizar el órgano de gobierno de los
jueces, hacer una justicia más independiente y, por tanto más justa. Tenía
una buena ocasión para arreglar todo aquello que sabemos que no funciona bien,
como la ley electoral, la financiación de los partidos políticos, la corrupción
política o el fraude fiscal. De tocar todo aquello que históricamente se va
dejando para la siguiente legislatura porque nadie quiere afrontar. En
definitiva, el PP, personalizado en el
Gobierno de Rajoy, ha perdido una
ocasión de oro de mejorar el país. Podemos hablar del Gobierno de la
oportunidad perdida.
Y todo ello a pesar de que lo tenía todo a su favor para
afrontar el gran cambio estructural que necesita el país. Tenía una mayoría absoluta, y tenía una crisis, que es el mejor momento
para acometer todos estos cambios. Además, a pesar de que son tan
responsables como el PSOE de los efectos de la crisis, porque aunque se
cansaron de repetir que Zapatero era el único culpable, lo cierto es que
también gobernaban en muchas administraciones autonómicas que tenían un déficit
de caballo, podían haber aprovechado para poner en marcha cambios paralelamente
a las medidas económicas que también eran necesarias. El caso es que había una crisis, habían
culpado de ello al adversario, y tenían
una ocasión inmejorable para ser los salvadores de la patria a la vez que
aprovechaban para preparar el país para el próximo ciclo negativo que ha de
llegar.
Porque aunque estemos intentando salir de uno, ya hay que
pensar en el siguiente; incluso han
tenido una ocasión muy buena de enfriar el problema catalán en lugar de echar
más gasolina en el incendio. Cambios todos ellos que hubieran ido en
beneficio del bien común del país, pero ¿hubieran sido beneficiosos para los
partidos políticos y, más concretamente, para el PP?
El PP no ha sabido (o no ha querido) aprovechar su
oportunidad. Posiblemente las mayorías
absolutas tarden muchos años en volver a España, y eso no es malo, pero por
su propio bien y por el del país, el PP tenía que haber actuado con un
mayor sentido de estado.
Pero no lo ha hecho y continuamos con un país poco
adaptado a la nueva realidad que nos ha venido encima. ¿Por qué no lo hizo? ¿Por qué el PP se negó a afrontar las grandes
reformas estructurales que necesita España? Básicamente por dos razones
fundamentalmente.
Una, no cree en ellas. Y dos, porque a pesar de gozar con
la mayoría absoluta que le hubiese dado margen de maniobra, debería haber
tenido la responsabilidad y la lealtad institucional suficiente como para pactar con el PSOE los grandes cambios, y
de eso también adolece el PP.
Publicado en PontevedraViva.com el día 09 de Octubre de 2015
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