miércoles, 28 de junio de 2023

Pactos siniestros

 András, 28 junio de 2023

El PP ya se ha quitado un peso de encima pasando el mal trago de pactar con Vox. En realidad, era el mal trago que tenía que pasar Feijoo porque su partido ya había pactado con la ultraderecha antes de que él asumiese el mando de las operaciones. Fue en Castilla y León.

Por aquel entonces, Feijoo utilizó como coartada que la componenda era fruto de la gestión de su antecesor de la cual, él se desentendía. Ahora, ya no tiene excusas, quién los autoriza e impulsa es él, y puede multiplicarlos a diestro y siniestro hasta llegar al objetivo final, que no es otro que el gobierno de la nación.

De hecho, ya ha demostrado cómo se las gasta con el toque de atención a la dirigente del PP en Extremadura para que, donde dijo digo, diga Diego, y recule lo que haga falta para que Vox entre en el gobierno autonómico, no vaya a ser que, por las tonterías de Guardiola, Feijoo vaya a tener problemas para entrar en la Moncloa. Ella se traga el sapo que haga falta, porque el gallego no está para perder ningún tipo de apoyo y, además, por lo que parece, comulga con las ideas de Vox.

Es una evidencia que la entrada de la ultraderecha en los gobiernos significa un claro retroceso en muchos aspectos porque, aunque no puedan cambiar todo lo que quieran, solo el hecho del mensaje, el discurso arcaico y en contra de las minorías que pueden enviar desde los atriles de las instituciones, es suficiente motivo de preocupación. No hay más que ver las parcelas de gobierno que exigen; familia, movilidad ciudadana, educación… todas competencias que afectan directamente a la forma en que se entiende la sociedad y a las libertades individuales.

Pretenden regresarnos a la época en la que se controlaba todo, incluso, si pueden, el pensamiento. Y el PP se lo permite porque para ellos, por encima de una sociedad avanzada y moderna, por encima de un país donde los derechos sociales sean prioritarios, por encima del respeto a las minorías, lo que les mueve es el poder. ¿O es que, en el fondo, también piensan igual que la ultraderecha? Lo dicho, tiempo de pactos a diestro… y ¡siniestros!

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