András, 22 Julio de 2022
Es evidente que muchas cosas no hubieran ocurrido en
este país de no ser por el PSOE.
Por ejemplo, la mayoría de las mejoras en derechos sociales llevan su firma y
nos han situado a la vanguardia de la tan admirada Europa. Lo mismo ocurre con
la ley de memoria, la segunda después de la que se aprobó en 2007 y que trae
consigo algunos avances importantes respecto de la anterior.
Aspectos como la declaración de ilegalidad del periodo franquista, la anulación de las condenas y, sobre todo, la asunción por parte del Estado de la búsqueda de los más de cien mil desaparecidos que todavía siguen tirados en cunetas o en fosas comunes por todo el territorio español.
Lo malo es que contra esta mentalidad aperturista de la izquierda choca la de la derecha, anclada al pasado, retrógrada y que se empeña una y otra vez en demostrar que no quiere mirar hacia delante. Su ridícula operación para que se siga hablando de ETA una década después de su desaparición y de su derrota, más que de la reparación de las víctimas franquistas es un ejercicio de distorsión y manipulación de lo que en el fondo significa la propia ley.
Sin duda, se trata de un nuevo acto de oscurantismo que, por desgracia, vivimos con cierta frecuencia, consistente en difuminar la realidad, colocando delante de los asuntos que no le gustan una nebulosa que tiene poco que ver con la verdad. Por eso es deplorable que esta ley haya sido denominada por ellos como “ley Bildu”, cuando la enmienda que tanto se discute, si se lee con calma y sosiego, posiblemente nadie se atrevería a ponerle una sola objeción. El problema no es la enmienda, sino quien la propone y los prejuicios que se tienen. No hay más que leer la exposición de motivos de la ley, para darse cuenta que se trata de una reivindicación clarísima de la transición.
Pero lo realmente triste, es que el PP ha perdido una nueva oportunidad para diferenciarse de Vox y alinearse con lo que cualquier partido conservador demócrata europeo ha hecho sobre estos asuntos de memoria en sus respectivos países.
Lo que subyace es un tremendo problema de fondo, porque es una cuestión de higiene democrática que sigamos abriendo discusiones ficticias sobre si las víctimas del franquismo tienen o no derecho a la reparación, a la memoria, y a poder ser enterradas con la dignidad que les quitaron en vida.
Publicado en PontevedraViva.com el día 22 de Julio de 2022
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