Vilanova de Arousa, 29 Marzo de 2020
Se suele decir que es bueno conocer la historia para no repetirla, pero en Vilanova de Arousa, a nivel cultural, o no la conocemos, o si la conocemos la seguimos repitiendo. Estos días, revisando prensa antigua me encontré con el artículo de nuestro querido e inolvidable amigo Manuel Sánchez García -Ipiña-en el que, entre otras cosas, se refiere a la casa en la que según él vino al mundo Don Ramón María del Valle-Inclán, y publicado en agosto de 1981. Además de estar en lo cierto sobre el lugar de nacimiento de Valle-Inclán, relata una anécdota que, yo particularmente conocía, pero que considero importante difundirla para el conocimiento de los más jóvenes.
Cuenta Ipiña, que en Vilanova Don Ramón no era nada bien visto porque, según decían, había renegado de su pueblo y del apellido de su madre. Sobre la renuncia a su pueblo sucedió que, en cierta ocasión, Don Ramón se encontraba con un amigo en la punta del muelle en O Cabo ponderando la gran belleza del paisaje del Terrón, el mar de Arousa y, como telón de fondo, el encanto de la Isla de Arosa -¡lástima de puente!- dijo Don Ramón. Por la carretera, y hacia el lugar donde charlaban, se acercaba una numerosa comitiva con banda de música y profusión de cohetería. Por su lado, en aquel instante, pasaban dos mozos; Eduardo Prado Vidal -hoy de 81 años, vecino de esta villa- y su amigo José Rivero García, ya fallecido. Don Ramón se dirigió a ellos y les preguntó:
- ¿Qué pasa muchachos.
- Viene el Diputado Seoane, respondieron éstos.
El escritor, encolerizado replicó: “Viene Valle-Inclán a Villanueva, como si viniera un monaguillo. Y viene Seoane, y lo reciben con música y fuegos de artificio. Desde hoy, no vengo más a Villanueva”. Y así fue. No volvió más. Hasta aquí el relato de Ipiña.
Este artículo se escribió en 1981, si en ese momento Eduardo Prado Vidal tenía 81 años y si situamos la edad de esos mozos en más menos 18 años, podemos situar la conversación en el año 1918. Esto quiere decir que cien años después, Vilanova sigue de espaldas a Valle-Inclán, y con ello a la cultura. Es más, a día de hoy, se sigue pensando lo mismo. No hace mucho, en la cola de ABANCA, un vecino me dijo: “Non sei como podes defender a un señor que renejou do seu pueblo...”
Desde hace unos años, nos visita con cierta frecuencia uno de sus nietos, que preside la Asociación Amigos de Valle-Inclán. Tengo el honor de poder contar con su amistad y disfrutar de su conocimiento. Esta relación hace que nos veamos con cierta frecuencia tanto en Vilanova como en A Pobra do Caramiñal, y esto me hizo ver las dos formas de entender a Valle, desde ambos lados de la Ría. Cuando visitamos A Pobra, el nieto de Valle es un vecino más. Se nota en el cariño que le profesa la gente y las autoridades políticas. Cuando visita Vilanova, algo que hace con bastante más frecuencia, es un total desconocido.
Publicado por Ángel Varela Señoráns (jubilado de Correos)
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