A Rúa Nova, 27 Marzo de 2020
Es imposible hablar de otro tema o pensar en otra cosa. Además de suponer una amenaza física de difícil solución, el coronavirus también va a provocar malestar emocional y quién sabe si enfermedades psicológicas.
Habrá que ser fuerte física y emocionalmente para superar esta etapa, y aún así, lo que resistan deberán, además, tener recursos económicos suficientes para reiniciar una nueva vida.
Estamos pues, ante una pandemia con tres cabezas; la física, la emocional y la económica. Si no es con una, igual te pilla con otra, pero pocos se librarán del terrorífico COVID-19.
De momento, estamos todos con el miedo metido en el cuerpo. Y aunque tener miedo no es malo, el miedo intenso, el miedo extremo, el miedo sin control alguno, te puede bloquear y llegar a causar una paralización muy grave.
Además, el coronavirus no se propaga solo a través de la gente, lo hace también, y muy rápido, a través de las redes sociales y ahí, es casi tan dañino como a través de los contagios físicos. Tenemos mucha información, incluso más de la necesaria, y muchas de las noticias que recibimos no están contrastadas, no son de una fuente fiable, son meros bulos que no nos ayudan a mantener la calma. Al contrario, nos alarman más de lo necesario.
Pero la gente necesita estar constantemente recibiendo esa información, no importa que sea poco creíble, y cada uno la asume y la entiende como quiere.
Estamos en constante estado de alerta, procesando la información y convirtiendo nuestras propias sensaciones en síntomas constantes, incluso muchos de ellos desconocidos para los propios médicos.
Por eso muchos se dedican a comprar artículos de alimentación, higiene personal, combustibles, etc... de forma desmesurada, porque están bloqueados. Desconfían de todo, de los dirigentes, de los que aconsejan, de las noticias... y solo se fían de su instinto y de su miedo y éste, nunca es un buen consejero.
La cuarentena que estamos viviendo traerá consecuencias a corto y medio plazo.
Nos confinan en casa obligándonos a hacer vida familiar, pero no la de todos los días, la llevadera, la que solo nos junta para darnos los buenos días y las buenas noches; sino a pasar las veinticuatro horas del día mezclados y realizando actividades juntos. Y lo que en principio podía ser una oportunidad para conocernos mejor, podría convertirse en todo lo contrario.
Disputas, nerviosismo, agitación, tensión, malos entendidos, presiones... Pero ahora lo que toca es aguantar el chaparrón y tratar de desbloquear la cabeza aunque tengamos que estar bloqueados en casa.
Publicado en PontevedraViva.com el día 27 de Marzo de 2020
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