viernes, 13 de marzo de 2020

Llegó el coronavirus

A Rúa Nova, 13 Marzo de 2020

España va por detrás de Italia en el asunto del coronavirus, pero seguimos el mismo patrón y estamos empezando a ver aquí lo que antes vimos allí. Debemos prepararnos para una pandemia, el caos se empieza a hacer con el control de la situación, la gente se vuelve loca y acumula medicinas, alimentos, mascarillas, alcohol (de todo tipo). Este es el mensaje que cada día nos trasladan a través de los medios, como si el objetivo fuera meternos el miedo en el cuerpo para incrementar las ventas. De hecho, detrás de todo siempre hay un interés económico, incluso de la enfermedad y de la muerte.

Mientras, se empiezan a adoptar las primeras medidas importantes por parte de las administraciones implicadas y, lo único cierto, es que no sabemos el calado que esto puede llegar a tener. Los contagios y los fallecidos aumentan en un asunto que hace pocas semanas veíamos con lejanía.

El virus inunda Europa y provoca en la gente los mismos síntomas y los mismos efectos. La única diferencia, es el tratamiento que de la crisis hacen los políticos. El presidente Sánchez apareció para leer el discurso que le habían redactado, con la única intención de que no le acusen de no hablar del asunto. Pero, más allá de las frases más o menos grandilocuentes que le pusieron, sobre lo unidos que tenemos que estar, la responsabilidad individual de cada uno y lo sólido y eficiente que es el sistema de salud pública que tenemos, tampoco es que evidenciara un gran conocimiento en la materia. Al menos no lo suficiente como para someterse a las preguntas de la prensa, como si hizo, por ejemplo, el primer ministro italiano.

Anunciar que el Gobierno lleva dos semanas preparando un plan de choque es bastante poco. Ademas, si lleva preparándolo dos semanas, ¿por qué no ha ido aprobando lo que iban acordando ante la emergencia de la situación a la que nos enfrentamos? Suena a cubrir el expediente de decir algo sin, en realidad, decir nada. El típico, hago que hago algo sin hacer nada. 

Cierto es que hay medidas que tienen consecuencias más graves que otras, incluso mayor repercusión sobre la economía. Y por eso algunas se adoptan con más facilidad aunque todas tengan el mismo objetivo, que no es otro que evitar, en la misma medida de lo posible, el riesgo de contagio. En estos temas debería primar siempre la protección de la salud pública a la política, pero no es así. Unos hacen postureo y otros oposición con asuntos de emergencia nacional. Pero los que ahora a hacen oposición antes hicieron postureo, y los que ahora hacen postureo, antes hicieron oposición. Y así será siempre.

Italia lo exagera todo, Francia aporta coherencia, los alemanes ya están pensando en inyectar dinero para invertir ante las posibles consecuencias económicas, y España, con la esperanza de que el buen tiempo remita las consecuencias del virus para no tener que cancelar las fiestas populares. A ver quién es el tonto al que le toca cancelar la Feria de Abril o las Fallas. 


Publicado en PontevedraViva.com el día 13 de Marzo de 2020



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